Se escuchan escalas del piano que Hugo Fattoruso prueba en el espacio El Mero del balneario La Pedrera, Rocha. A su costado se encuentra la talentosa música Albana Barrocas. Ambos conforman la banda HA Dúo, además de los múltiples proyectos musicales que abordan, algunos juntos y otros individualmente. En esta ocasión ambos se preparan para una noche de verano con música íntima en la terraza del restorán Nikkei de La Pedrera, que apuesta a la excelencia musical junto a dos grandes músicos que continúan sellando su arte como patrimonio cultural.
Hugo Fattoruso, un músico montevideano, como él mismo se describe con simpleza, combina géneros fusionándolos con el toque de su identidad uruguaya. Si él tuviera que elegir un único género no podría, ya que lo suyo es la fusión. Sin embargo, de todos los géneros el candombe es el plato más fuerte en su alma. Como él dice: “El candombe no solo me alegra el alma y el espíritu, sino que me identifica”.
Comenzó profesionalmente a los doce años, en 1956 tocó como acordeonista y pianista en el Trío Fattoruso, junto a su padre, Antonio y su hermano Osvaldo. Fue integrante de la banda Los Shakers, Opa, Grupo del Cuareim, Los Pusilánimes, La Escuelita, Trío Fattoruso, Rey Tambor, HA Dúo, Dos Orientales, Barrio Sur, Trío Oriental, Cuarteto Montevideano, entre otros. Hizo y continúa colaborando con otros músicos como Milton Nascimiento, Hermeto Pascoal, Eduardo Mateo, Chico Buarque, Ruben Rada, Jaime Roos, Airto Moreira y Djavan, entre otros.
¿Quién es Hugo Fattoruso?
Hugo Fattoruso es un apasionado por la música. La música es mi profesión y también es mi pasión. He trabajado como mecánico, fotógrafo, pero también como mensajero y limpiador. Por suerte he conseguido sobrevivir con la música. La profesión de músico es difícil, bah… [Piensa]. Es como todas las profesiones, que tienen sus obstáculos. En mi caso soy un apasionado por la música.
¿Qué recuerdos tenés de tu infancia?
De niño recuerdo que estaba distraído. Jugaba con los autitos de lata. Era espantoso en el fútbol, nunca jugué. Soy malísimo. Siempre estuve alrededor de la música. Recuerdo que mi padre arreglaba vitrolas y radios por lo que en mi casa siempre había algo vinculado a la música. A mi padre le gustaba el jazz blanco de Tommy Dorson, Benny Goodman y también el jazz negro de Luis Armstrong y de Duke Ellington. Mi madre, quien tejía en lana buzos y batitas para niños y bebés y que al mismo tiempo atendía la casa con dos hijos, escuchaba la Radio Oficial –así se llamaba–, donde pasaban música clásica, zarzuelas, canzonettas italianas y óperas. En esa casa siempre había música. En retrospectiva a esa edad no sé lo que estaba haciendo. Comencé a tomar conciencia a los 35 años. Antes tenía la cabeza perdida en el espacio.
En la manzana donde vivía Hugo Fattoruso había escuchado un acordeonista que lo hipnotizó y a partir de allí habló con sus padres para que le trajeran un acordeón. Una noche de Reyes Magos se encontró con su primer acordeón.
Si tuvieras que elegir solo uno de todos los géneros musicales que marcan tu escena musical, ¿cuál sería?
Es imposible elegir solo un género porque es como si quisieras elegir un solo plato. En la música yo no soy purista. No soy folclorista, pero me encanta el folclore. No soy músico de tango, pero me encanta el tango, no soy jazzista, pero me encanta el jazz. Incorporo en mis propuestas un poco de cada cosa y se siente algo de cada una de ellas. Y es fusión. Sí te puedo decir que de todos los géneros el candombe es el plato más fuerte en mi alma al tocar con las cuerdas de tambores. Los tres tambores: repique, chico y piano. Con nuestro quinteto Barrio Sur, del cual participa también Albana. Ella toca en diferentes temas con tambor y piano, o tambor chico y percusión. Con este grupo me encanta porque es netamente uruguayo. Por más que yo hago en algún tema un solo que parece que viene del jazz, pero la conversación es de los tambores. El candombe es de Montevideo Eso no solo me alegra el alma y el espíritu, sino que me identifica.
¿Cómo sentís que el candombe es recibido por el público internacional?
El candombe es muy bien recibido, sin duda. El ritmo de candombe seduce. Con el quinteto hemos viajado poco en realidad. Hemos viajado más con el dúo. Hemos tocado en España, en Brasil, mucho en Argentina y obviamente en Uruguay. Con Dos Orientales, junto a nuestro compañero Tomohiro Yahiro, el año pasado realizamos la gira número quince del dúo en Japón. Son giras en las que recorremos de norte a sur y de este a oeste. Y cuando terminamos también tocamos los tres tambores porque acompaña Albana.
¿Qué proyectos hay para 2024?
Estoy tapado de proyectos este año. Estamos mezclando el nuevo disco del quinteto Barrio Sur, para el que elegimos la mayoría de los temas. Son temas que pertenecieron a diferentes presentaciones que hizo Cuareim 1080 junto a la comparsa completa en el Teatro de Verano. Cuareim 1080 junto a la comparsa completa ganó siete veces el primer premio en la categoría Negros y Lubolos. Yo colaboré componiendo melodías a los diferentes letristas de Cuarem 1080 durante once años consecutivos. De esos once años saboreé cuando la comparsa ganó el primer premio tres veces consecutivas. Por su parte, Albana ha desfilado en el desfile inaugural y en el desfile de Llamadas. Tenemos una conexión muy íntima y de muchos años con la familia Silva.
El nuevo disco del quinteto elige diferentes temas de las presentaciones con la comparsa en el Teatro de Verano. También hay una sección que le llamamos “la sección vintage”, ya que se trata de la grabación de tres temas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta. Por ejemplo, el tema “Chicalanga”, de Manolo Guarda, instrumental y una versión de “Carnaval del Uruguay”, del compositor cubano Armando Oréfiche. Además, estamos mezclando el cuarto trabajo de Dos Orientales, que grabamos en vivo en la última gira que realizamos en Japón desde el mes de septiembre a noviembre del año pasado. A esto, se suma las diferentes invitaciones para que participemos de proyectos junto Albana. Estas son cosas mucho más rápidas que grabar un disco y a ambos nos encanta participar.
Otro proyecto es viajar a Brasil a tocar con quien fue mi ángel de la guarda, Geraldo Acevedo. Sino hubiese sido por él no me hubiese podido quedar en Brasil. Si yo no me hubiera quedado en Brasil no hubiese tocado con Chico Buarte, Djavan, Milton Asimento. Djavan viajó a Japón y en 1985 realicé su primera gira por Japón como parte de la banda de Djavan. Ahí conocí a Tomohiro. Imaginate lo que significa en mi vida este amigo y este gran cantautor que es Geraldo Acevedo. Yo toqué mucho con él en Brasil y viví nueve años allí y ahora me invitó para tocar juntos en Blue Note de San Pablo y también en el de Río de Janeiro para el mes de febrero. También Barrio Opa, el quinteto, es muy probable que viaje a tocar a Inglaterra. Además de Djavan ni hablar de los ángeles de la guarda que fueron mi hermano, mi madre y mi padre, sin ellos yo no sería nada.
¿Hugo Fattoruso descansa?
Cómo me gustaría un descanso, pero me imagino que me aburriría. Mi cuerpo lo necesita ya que tengo ochenta años. Pero la voluntad puede más. Yo digo a todo que sí.
¿Qué proyectos fueron los más desafiante?
No me doy cuenta de qué proyectos fueron más desafiantes. Creo que no tengo conciencia. Ahora no siento tener nuevos desafíos que me gustaría hacer. Solo la línea de tocar. Estoy en una línea que va a parar cuando esté en el cajón. En esa línea sigo caminando.
Si no fuese músico, ¿de qué podría trabajar Hugo Fattoruso?
Podría trabajar de cocinero o de ayudante de cocina o portero de un gran hotel con un trato amable a la gente.
¿Qué te brindó tocar en colaboración con otros artistas?
El tocar en colaboración con otros artistas me generó mucha alegría y me brindó muchos amigos. Me invitan gente que toca folclore, rock, jazz, música brasilera, candombe. Me invitan de todos lados y yo me siento muy feliz. Me honran. Es sentir que te abren las puertas de su casa. Es algo que recibo con mucho cariño.
Si tuvieras que definirte con pocas palabras, ¿cómo lo harías?
Uf. Me tendés un lío. Soy simplemente un músico montevideano.
Con Albana Barrocas, versátil multinstrumentista, capoeirista, baterista y percusionista uruguaya
Albana Barrocas Correa forma parte de HA Dúo, junto a Hugo Fattoruso. Además de tocar con varias bandas, tiene un proyecto individual llamado Individrum, con el cual se presentó por primera vez en la Sala Zitarrosa en 2007. Allí dejó en claro su flexibilidad y versatilidad musical. Estudió piano en la Escuela Pública de Música Hugo Balzo 310. Más tarde comenzó a tocar la batería. Además aprendió capoeira y a tocar el birimbao, atabaque, pandeiro, agogo y algunos ritmos afrobrasileros. La talentosa Albana conversó con La Mañana mientras caía el sol y se turnaban con Fattoruso para finalizar la prueba de sonido.
¿Cómo fueron tus inicios en la música?
Empecé muy de chica, a mi madre siempre le gustó la música. Comencé a los ocho años y desde allí continué estudiando. Estudié con tres profesores en aquel entonces y uno de ellos era Osvaldo Fattoruso. Por medio de él conocí a Hugo. Con Osvaldo además de estudiar trabajaba de utilera y así empecé a meterme en otro mundo musical al cual, hasta el momento, no estaba acostumbrada. Después comenzamos con Hugo con el dúo y ya pasaron aproximadamente diez años. A los trece años empecé batería y a los veintiocho comencé a hacer música con Hugo. Y aquí estamos, todavía aprendiendo.
Sos multinstrumentista y compositora, ¿qué te apasiona más hacer con la música?
De la música me gusta todo, tanto componer como tocar los diferentes instrumentos. En algunos momentos querés tocar una cosa y en otros momentos otra. Yo soy baterista y percusionista, esto sí me abrió mucho para participar con otros proyectos. También comencé a incursionar con instrumentos más electrónicos. Había comenzado con el piano y el pedal, probando y grabando pistas. Así nació el proyecto que se llamaIndividrum, de la cual salieron seis álbumes ya y dos nominaciones al premio Grafitti. Actualmente continúo revolviéndome y haciendo proyectos. Uno de ellos se llama Comando Guerrilla y es la parte más revolucionaria, más pesada, con ganas de decir cosas. Ahí estamos creando y componiendo. Al mismo tiempo con otros proyectos, entre ellos Barrio Sur, Cuarteto Montevideano y cosas que se van armando más puntuales, como también tienen lugar aquellas que van apareciendo en el camino. En sí, hoy estoy con mucha actividad.
¿Qué músicos te llaman, qué te influye?
Es difícil porque cada vez fui abriendo más el espectro. Tunantadas [expresiones musicales representativas de la región central de Perú, un estilo de danza-drama propia de la provincia de Jauja] sus melodías y escalas. Y al mismo tiempo un amigo me envía un disco de trash metal. Te cuento estos dos géneros como sus extremos.
¿Qué es el éxito para vos?
Lo que estamos haciendo ahora. Tocar de aquí para allá. De haber tocado con bandas en bolichitos a salir a tocar en giras a Japón y a otros países. ¿Qué más podría pedir? Tocar en Marte [ríe con la sonrisa tímida de aquellos talentosos que recorren el mundo creando y compartiendo su arte].
En este 2024, ¿qué palabra te define?
Para este año una palabra sería realización. Por el hecho de que hay unos discos encaminados y sería genial concretarlos. También presenté un proyecto en el Ministerio de Educación y Cultura y estoy armando un documental de la música under en Uruguay. Por eso: realización.
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