Todo comenzó con un sueño de estudiantes de magisterio. Con el tiempo fue cobrando forma hasta que la pandemia bajó a tierra la propuesta. La idea es dar alegría educando a través de los temas de interés de los propios niños. Durante los fines de semana de verano, quienes asistan a la zona de El Barquito de la playa municipal de esa ciudad litoraleña se pueden encontrar con el estand que desde el primero momento generó expectativas en grandes y chicos.
Desde que comenzaron a aplicar un innovador mecanismo educativo basado en los intereses de los niños los resultados son alentadores. Comentarios como “Están más atentos en clase”, “Participan más de las actividades en el aula” o “Dejó de conversar” son algunas de las señales que los maestros formales han detectado y que les sirven a Jimena Bentancourt y Valeria Zitto, fundadoras del emprendimiento educativo, como refuerzos para indicarles que van por buen camino.
Sacudidas por los efectos de la pandemia, que como en diversas áreas de la vida provocó una ruptura en el desarrollo educativo de muchos niños, las maestras comenzaron a diseñar lo que ya se había gestado como su proyecto personal cuando cursaban magisterio. Para comenzar a andar el camino y asentar las bases, llevaron adelante un trabajo de investigación que además de enfocarse en las consecuencias que dejó el covid-19 les sirvió como insumo para detectar las causas que motivaban que los padres contrataran clases particulares para sus hijos.
De ese trabajo surgió que la ausencia de clases presenciales abrió una brecha difícil de cubrir, sobre todo en aquellos escolares de los primeros años que perdieron el vínculo con sus pares, los docentes y el centro educativo. Para las docentes la virtualidad “funcionó bien” gracias al fuerte compromiso de las maestras, a pesar de que en muchos casos se evidenciaron dificultades para conectarse e incluso para comprender el funcionamiento del programa Crea.
Había que “salir de la zona de confort”, dijo Valeria Zitto, para acompañar a los niños en su proceso de aprendizaje. Durante ese periodo hasta ocho familias le pidieron una atención personalizada con todas las medidas de seguridad exigidas en ese momento. “Había una necesidad de que los niños aprendieran”, que hicieran las tareas. Mejorías en sus procesos de aprendizaje y en su autoestima son algunos de los resultados que a dos años de ese periodo se pueden verificar entre esos niños, dijo la docente.
En modo feria
El proyecto está pensado para los escolares de seis a doce años, y séptimo, octavo y noveno, conocido también como el ciclo básico liceal. Para dar a conocer la propuesta se han presentado en modo feria con muy buen éxito. La primera de estas actividades fue durante los festejos del día de Reyes organizada por el Sindicato Único de Policías del Uruguay con sede en ese departamento. Aprovechando que la zona conocida como El Barquito en la playa municipal capta durante el verano un numeroso público, los fines de semana instalan su estand desde las 19 horas. La última vez eran las 23 horas cuando aún había niños y padres interesados en participar de la actividad lúdico educativa. A través de una metodología de juegos, los niños pueden “explorar, observar, experimentar y aprender”.
Para las maestras es importante la participación de las familias, y a veces son los padres los primeros en prenderse a los juegos. Ambas se mostraron muy sensibles ante los hechos de violencia que son cada vez más recurrentes contra los maestros y los centros educativos en general. Zurcir ese vínculo también forma parte de la propuesta que cada vez cobra más adeptos a medida que se va conociendo. Jimena Bentancourt la consideró importante para “rescatar a los niños de las pantallas” y “hacerlos felices de otra manera”. Para Valeria Zitto los padres deberían establecer una serie de reglas no escritas que regulen el vínculo del niño con el celular. “No estamos en contra del celular”, dijo Bentancourt, pero tampoco puede ser un chupete que deje a los padres liberados por un rato. Entre sus proyectos a futuro ya están pensando en la robótica como una materia a implementar, teniendo en cuenta el interés que genera entre los más jóvenes y la importancia que tiene para el mundo de hoy.
Para esta época del año organizaron la propuesta “Lectores en verano”. Con un fuerte énfasis en literatura y matemáticas, ambas docentes promueven la integración de conocimientos a través de cuentos. La propuesta incluye el conocimiento y la incorporación de las habilidades narrativas. En momentos en que los hábitos de lectura están puestos en los titulares, ambas maestras coinciden en la necesidad de regresar al disfrute y que sea un espacio para ir “construyendo nuestro vocabulario”.
De cara a 2024, Girasoles Paysandú es una de las opciones educativas dentro del espacio Epsilon de esa ciudad. En medio de una zona rodeada de cooperativas, ambas maestras buscaron un lugar donde se encuentre el público objetivo para el desarrollo del emprendimiento. También en este sentido están dando los primeros pasos. Entre las prioridades para este año está la de fortalecer el proyecto y para eso reciben ayuda del grupo de emprendedores de ese departamento en materia de trámites y asesoramiento.
Jimena Bentancourt y Valeria Zitto combinan el tiempo que destinan a Girasoles Paysandú con sus actividades particulares. Aunque en mente restan aún muchos proyectos por llevar adelante, se necesitan más manos. Las entusiasma saber que hay varias docentes compañeras que tienen la intención de incorporarse al proyecto y lograr así completar el equipo de trabajo. Contaron que varias de ellas son fieles colaboradoras desde el primer momento.
Propuestas
Las propuestas son todas diferentes y se aplican de acuerdo con los intereses de los niños. Robótica, actividad volcánica, reciclaje, el agua y hasta la tierra son alguno de los temas que han sido trabajados hasta el momento. Entorno a ellos, las docentes arman su estrategia educativa, por la que los niños son motivados desde las áreas del lenguaje, escritura y matemáticas. Hasta la elección de materiales ya en desuso son parte del aprendizaje con los cuales se organizan los juegos didácticos que sirven para interactuar y aprender. “Le estamos dando un giro a la educación” tradicional con varios contenidos en un solo proyecto para que el niño al ir a la escuela no se encuentre con algo distinto, explican las docentes.
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