El 11 de diciembre el nuevo embajador de EEUU en Uruguay, Kenneth George, realizó una conferencia de prensa en su residencia en Montevideo en la que se presentó como un empresario y político encargado de comercio exterior. Durante su intervención, el embajador hizo dos importantes reflexiones acerca del comercio y de la política. “No estamos aquí para dictar lo que debe hacer Uruguay en lo que consideran que tiene que ser correcto”, dijo el embajador al ser consultado sobre la postura que podría asumir el próximo gobierno uruguayo respecto de Venezuela. “Queremos brindar apoyo sin importar las diferencias que podamos tener”, agregó, aunque desde luego en este punto en particular fue muy explícito en marcar la oposición a Maduro y el apoyo a Juan Guaidó.
Si bien criticó en forma general a estados que difunden ideologías totalitarias y de partido único, no confrontó directamente con China y señaló que la disposición del país asiático para hacer un acuerdo de libre comercio con Uruguay no tiene que ver con una avanzada motivada por la guerra de tarifas. “¿Cuál es la debilidad estratégica de los chinos? Alimentar a su pueblo. ¿Cuál es la fortaleza de ustedes? Alimentar a su pueblo”, indicó George.
Por otra parte, el embajador norteamericano destacó que “lo mejor para la economía mundial es tener acuerdos de libre comercio”. Y destacó: “tienen que ser justos (fair) y libres (free) pero sobre todo justos, porque vemos que cada vez más se perjudica lo justo por lo libre”. “EEUU cultiva y vende los mismos productos que ustedes, de modo que en el negocio de los commodities no seremos su principal socio comercial”, se sinceró George.
En contrapartida hizo especial hincapié en la ventaja comparativa que tiene Uruguay en materia tecnológica y en la posibilidad de agregar valor a su producción. “En tecnología y en software el principal socio comercial es EEUU, que representa más del 65% de las exportaciones y este el campo que tiene mayor porcentaje de valor agregado”, subrayó el embajador.
De esta forma, quedaron planteadas, a mi juicio, tres bases sobre las que se pueden fortalecer y consolidar las relaciones políticas y comerciales ya existentes con EEUU sustentadas en el respeto mutuo: la autonomía, el justo comercio y la cooperación científico-tecnológica.
Esta semana, el presidente electo Luis Lacalle Pou mantuvo una charla telefónica con el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo. Si bien el motivo principal del contacto era la crisis en Venezuela, la conversación derivó hacia el comercio. Fue el uruguayo quien consultó a Pompeo sobre la posibilidad de que se concrete un TLC con el país del norte. En este marco Lacalle Pou hizo dos precisiones que importa destacar: que prefiere un acuerdo de libre comercio del Mercosur en su conjunto con EEUU y que Uruguay está llamado a jugar un papel bisagra entre Argentina y Brasil. Así, el presidente electo habilita la posibilidad de consolidar la relación con EEUU y al mismo tiempo a continuar los esfuerzos en el Mercosur para seguir el camino iniciado con la Unión Europea.
Para un país como Uruguay, la diversificación de mercados, el respeto del Derecho Internacional, del multilateralismo y la apertura hacia nuevas inversiones es fundamental a la hora de planificar una estrategia de inserción exterior. Apuntar a inversiones que aporten valor a la producción y contribuyan con transferencia de conocimientos resulta esencial para enfrentar los desafíos que propone la economía de este tiempo. Por supuesto, esto necesita ir acompañado de un avance cualitativo en términos de educación y de seguridad, para que las nuevas generaciones tengan las capacidades suficientes y no se vean tentadas o arrastradas al delito.
Un informe de 2019 de la Embajada de EEUU en Uruguay sobre el clima de inversión en nuestro país hace un balance positivo sobre las facilidades para el comercio y las características de la democracia uruguaya. La mayor crítica apunta a la conflictividad laboral que incide en la competitividad global. Señala que “muchos inversores estadounidenses y regionales han expresado su preocupación por el hecho de que los sindicatos puedan, legalmente y sin mayores repercusiones, ocupar los lugares de trabajo y de ese modo suspender las operaciones”. Un tema que podría resolverse en el primer año de gobierno, según ha trascendido y de acuerdo a la postura que expresó el futuro ministro de Trabajo, Pablo Mieres.
En el informe también se menciona, aunque no entra en valoraciones, que China ha fortalecido sus lazos bilaterales con Uruguay. Puntualmente subraya que, en agosto de 2018, Uruguay fue el primer país del Cono Sur en unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Finalmente dedica el documento de la embajada norteamericana unas consideraciones a la situación fiscal y de deuda pública de nuestro país. “Si bien sus niveles de déficit fiscal y deuda pública son relativamente altos en comparación con su grupo de pares con la misma calificación, en abril de 2019 Standard & Poor’s y Moody’s colocaron a Uruguay dos escalones por encima del grado inversor con una perspectiva estable”, señalan. Considero que seguramente durante 2020 y los años venideros ambos asuntos serán de relevancia, sobre todo por la carrera que existe en torno a la tecnología del 5G y a las alternativas financieras que suponen los bancos emergentes en el continente asiático.
Frente a estas perspectivas, las definiciones de Uruguay en materia de política exterior en los próximos años tendrán que comprender adecuadamente el nuevo mapa geopolítico mundial. Hay muchos conflictos abiertos, en distintos escenarios, que están en línea con la guerra mundial fragmentada que anunció hace años el papa Francisco.
El año 2020 se abrió intensamente con los sucesos que tuvieron lugar en Bagdad y Caracas. Desde la perspectiva uruguaya, la defensa del Derecho Internacional y de la autodeterminación de los pueblos son fundamentales. A pesar de sus múltiples deficiencias y de su necesaria reforma, la Organización de Naciones Unidas sigue siendo el espacio más apropiado para dirimir las diferencias entre las grandes potencias. De otra forma, extenderán sus conflictos en distintos territorios, fuera de sus fronteras. Por otra parte, como integrantes de la comunidad latinoamericana, y en la línea histórica del Grupo de Contadora, Grupo de Río y CELAC, es necesario promover la vigencia y observancia de la democracia en nuestra región y para eso debe insistirse en la realización de elecciones libres en Cuba, Venezuela y Bolivia.
Desde el interés nacional e incluso regional es posible y necesario un mejor relacionamiento con EEUU, sobre la base del respeto mutuo y de objetivos actualizados a las exigencias de nuestro tiempo.