El doctor Lanfranco es un referente indiscutido de la agroindustria nacional con reconocimiento en ámbitos internacionales y se destaca por su trayectoria, rigurosidad y seriedad para el abordaje de sectores claves en la matriz económica de Uruguay
Desde hace muchos años Lanfranco, agrónomo de profesión y con un doctorado en economía en Estados Unidos, viene liderando este equipo técnico del INIA que trabaja de forma transversal respecto de los diferentes equipos sectoriales de investigación. Si bien es un grupo relativamente acotado en su cantidad de integrantes, cumple un un rol destacado en la generación de conocimiento sobre actividades de mucha importancia para el país. La Mañana conversó con Lanfranco sobre la relevancia de la investigación de temas económicos a nivel del agro y los principales tópicos que tiene hoy en agenda.
¿Cuáles son los temas en la agenda de investigación de la Unidad de Economía Aplicada?
Nuestro equipo está integrado por pocas personas, pero hemos logrado tener un conjunto de temas que son importantes para la generación de conocimiento sobre el funcionamiento y aspectos claves de actividades que son muy importantes en nuestro país, como la ganadería, la agricultura, la lechería y la emisión de gases efecto invernadero, entre otros. Es una realidad que existen muchos profesionales de las ciencias económicas dedicados a los más diversos temas y con distintos perfiles como los macroeconomistas, los analistas de distintos temas, pero somos los menos los que nos dedicamos a la investigación y en especial a la aplicada al agro. Sí existen muchos analistas y muy buenos que realizan relevantes trabajos de descripción económica, pero casi no encontramos investigadores que se dediquen a la generación de conocimientos que implican conocer y desagregar en profundidad cómo se comportan determinados procesos y actividades, que van desde la formación de precios, a la asignación, los contratos, las externalidades y muchos otros. En este contexto, con algunos grados de libertad, tenemos una gama de temas de trabajo que van desde la formación y transmisión de precios en el sector cárnico, las transferencias de valor entre algunos sectores y la economía, hasta la generación y medición de gases efecto invernadero. Nuestros trabajos, a veces discutidos y habiendo generado más de una crítica y polémica por sus conclusiones, son resultados de investigación desde una lógica de ciencia positiva y no normativa, que buscan llegar a mejorar el conocimiento sobre actividades de relevancia sin tener un fin político o de defensa de determinados intereses.
¿Puede ilustrarnos más específicamente sobre temas que hoy cobran mucha importancia, como la industria cárnica y los gases efecto invernadero, que mencionó antes?
Efectivamente, son dos temas importantes y de alto grado de sensibilidad. Muchas veces no tenemos las conclusiones que algunas buscan escuchar y otra veces vamos contra la corriente de la literatura y los principales enfoques sobre el tema. Pero esto tiene que ver con modelos que buscan ser rigurosos tanto en su planteo como en la aplicación a nuestro caso. En cuanto a la ganadería, nos hemos centrado mucho en los temas de transmisión de precios, que con la discusión que se armó por el proceso de compraventa de frigoríficos entre empresas brasileñas se ha vuelto de mucha actualidad. Venimos de analizar recientemente, a partir de los datos de veinte años, la transmisión de precios a lo largo de la cadena cárnica. Se la analizó a través de la cadena de comercialización, desde el producto final carne, pasando por el novillo gordo y de allí por las categorías de reposición hasta el ternero. La evidencia indica que dicha transmisión de precios es satisfactoria, tal como se espera de un mercado competitivo. Otros temas han sido la lechería, los oleaginosos y los ambientales, con conclusiones algo diferentes a las habituales en estos tipos de trabajos.
¿Cuáles son esas conclusiones diferentes?
Por ejemplo, en lo que hace a la medición de gases efectos invernaderos, se han hecho modelos y estudios diversos. Hay muchos trabajos sobre cambio climático que parten de la base de que son antropogénicos. Nosotros hemos hecho trabajos que muestran que no son decisivas las conclusiones que dan lugar a las medidas de restricción. Evidenciamos que globalmente se aplican muchas medidas de este tipo que terminan siendo nocivas para Uruguay y en realidad no se generan los efectos que se dice. Esto tiene que ver con el tipo de modelo de análisis que aplicamos y que argumentamos, que son los adecuados. Nosotros armamos un modelo en el que calculamos el flujo de emisiones anuales netas de metano entérico a partir del stock ganadero bovino y ovino para un período de 114 años (1908-2022). Los resultados sugieren una condición de equilibrio, sin impactos ambientales o económicos negativos ni una contribución efectiva al calentamiento global. Lo mismo pasa con el mercado ganadero y de haciendas cuando se habla de la posible compra entre empresas frigoríficas. La estructura de ventas está muy condicionada por la estructura de exportaciones de carne que tiene el país, por ejemplo la concentración de ventas a China, pero no tanto entre empresas, y la transmisión de precios, que es uno de los procesos que puede verse afectado notablemente por la concentración, no estaría siendo afectada en el mediano plazo, lo cual no significa que no se den otros impactos y afectaciones producto de la concentración.
¿Cómo se piensan las políticas a partir de la investigación aplicada?
Los trabajos que realizamos buscan generar conocimiento del lado de la economía positiva, pero no tanto así de la normativa. Es decir, nos centramos en develar lo que es y no lo que debería ser. De esta forma nuestros aportes no son recomendaciones de política, pero sí pueden ser insumos para quienes requieren definir políticas y necesitan conocer en profundidad el comportamiento de los agentes y mercados. No siempre es fácil diferenciar, pero en los hechos tener claro que el rol de nuestra investigación no va en hacer recomendaciones es clave a la hora de entender mejor los aportes y necesidad de este tipo de trabajos.
¿Cuánto pesa la coyuntura económica en los tipos de trabajos que realizan? Por ejemplo, es una preocupación central el atraso cambiario que tanto afecta a la actividad del agro y especialmente a los exportadores.
Nuestro trabajo va más allá de la coyuntura y muchas veces hay que tener mucho cuidado. En la investigación económica no se puede tomar realidades de la coyuntura con liviandad y como determinantes de ciertos procesos y características sectoriales. Nuestro objeto de investigación va más allá del corto plazo y el efecto de variables como el tipo de cambio. Pero sin duda no podemos aislarnos de esa realidad y entender cómo responden determinadas actividades a efectos de la coyuntura económica requiere investigaciones aplicadas.
¿Existen desafíos en materia de investigación económica aplicada en el agro?
El gran desafío que tenemos es salvar lo que hoy es una limitante: la falta de un volumen relevante de investigación aplicada al agro. Es sorprendente que un país como Uruguay, con tanta dependencia de los agronegocios, tenga tan poco de investigación en economía de este sector. Hay muy poca investigación agropecuaria propiamente dicha, ese tipo de investigación que nos permita conocer cómo se comportan verdaderamente estos sectores, cómo se forman precios, cómo se incorpora tecnología, qué lleva a la innovación, qué determina la productividad, entre otros. Una vez que podamos salvar este desafío, vamos a estar en condiciones de generar un verdadero diferencial en términos de políticas y prácticas adecuadas para aumentar la producción, el potencial y ganar oportunidades a nivel de exportaciones.
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