Un VAR errático y algunas reflexiones sobre arbitrajes desafortunados, un caso de violencia más irracional que de costumbre (sí, es posible) y un deslucido cierre de temporada: la semana en el país del fútbol.
Mala praxis con el Var
Para medir el tamaño de los errores de los árbitros en el último clásico, la prueba mayor, más allá de los ojos de los que lo vieron y el sentido común, es la enorme molestia que generó en tiendas tricolores. Irse enojado ganando es raro y da cuenta del tamaño de lo sucedido.
Comparto totalmente las críticas realizadas. El partido no daba para mucho porque Nacional en pocos minutos ya habían hecho dos goles en los pies de sus centrodelanteros, que fueron imparables.
Cuando ya Bentancur y Carneiro le habían dado al equipo del Chino Recoba un 2 a 0 que no parecía correr riesgo alguno, comenzaron las jugadas polémicas. Hubo tres posibles penales, de los cuáles dos nadie discute. Incluso dirigentes de Peñarol, exfutbolistas como Carlos Bueno y otros han reconocido que fueron favorecidos. Casi una semana después se publicaron los audios del VAR, lo que no hizo más que confirmar el desastre que había sido el arbitraje. De hecho el juez Feres y el asistente de VAR Cunha fueron sancionados de inmediato.
Algunas reflexiones me merecen estos acontecimientos. En el mundo del fútbol es muy común sospechar siempre de intenciones ocultas antes que en errores y horrores como en este caso. Pero al igual que sucede en la películas policiales, a mí me gusta, ante un hecho que sin prueba alguna podría calificarse como doloso, investigar primero el móvil, el porqué, qué gana o cuál sería el sentido para que a la vista de todos alguien cometa tanto desatino. Es entonces que tengo que llegar a la conclusión de que en este caso, sin duda alguna, hubo una notoria mala praxis.
Siempre creí que prefiero encontrarme con errores humanos que con deshonestidad manifiesta, aunque no creo que le caiga simpático a un árbitro que se lo califique con muy mala nota. Pero fue lo que pasó.
Volviendo al tema del móvil, el hincha de tribuna siempre cree en el complot o tal vez en que el juez o los jueces se vendieron. Ahora bien, en caso de que fuese cierto, que haya habido un caso de corrupción, me gustaría hacer unas preguntas.
¿Cuál sería el motivo para comprar un partido amistoso, por más clásico que sea? ¿Cuál sería el otro motivo para que los árbitros, más allá de un supuesto acto de corrupción, pudieran querer favorecer a Peñarol en un amistoso que va perdiendo 2 a 0 y con un trámite de partido que hacía imposible cualquier atisbo de remontada?
Creo que, como la mayoría de las veces, hay que descartar corrupción y sobre todas las cosas alguna animosidad hacia una de las partes. Lo sucedido en el último clásico no tiene ningún sentido racional, salvo el criterio equivocado en al menos dos de esas faltas, exponiéndose tanto Feres como Cunha al escarnio público innecesariamente.
A la mañana siguiente del partido el árbitro Feres dio una nota en Sport 890 y dijo que viendo las repeticiones consideró que había estado bien y hasta que el Colegio de Árbitros lo había felicitado. Lo segundo quedó descartado de inmediato, porque cuando otros medios lo llamaron para entrevistarlo adujo que el colegio le había prohibido seguir hablando y luego fue suspendido.
En cuanto a sus declaraciones sobre que los videos le confirmaron sus decisiones no tienen mucho valor en mi forma de pensar, ya que como el VAR no lo llamó ninguna de las tres veces, tuvo que confiar a ciegas y haber dicho que viendo las imágenes reconoce un error sería como mandar presos a sus compañeros. Por lo tanto, el corporativismo anula la efectividad de sus declaraciones.
Violencia en Las Piedras
Que una hinchada enfurecida por una derrota invada el campo y ataque futbolistas rivales lo hemos visto mil veces, lamentablemente. Pero que la hinchada del ganador en un momento de euforia se enfoque en rodear a un grupo de futbolistas derrotados e indefensos supera lo habitual por lejos.
No me quiero ensañar con Rampla, que al igual que todos los clubes puede tener más o menos violentos en su hinchada. También debo decir que lo que se vivió tras la final que marcó el regreso a Primera del picapiedra sobre Juventud no es lo que nos ha tenido acostumbrado su fiel y numerosa parcialidad en los últimos años.
De todas maneras, quiero dar un ejemplo para que entendamos la magnitud de lo vivido. Si no hubo heridos y hasta muertos, fue por la falta de puntería no por la falta de intencionalidad.
Imaginemos el Mundial en Catar. Uruguay en la última fecha le gana a Ghana 2 a 0, así como Rampla consigue su ascenso. La diferencia fue que a la misma hora en el último minuto Corea le hizo un gol a Portugal y nos dejó afuera. Imaginemos que Uruguay hubiese pasado a la segunda ronda con esa victoria, que estábamos todos felices, como los ramplenses luego del pitazo final en el Parque Artigas de Las Piedras. Busquemos las imágenes de los hinchas de Rampla rompiendo el alambrado, entrando a festejar y persiguiendo a los futbolistas rivales en medio de su propio festejo.
¿Qué creen que hubiese pasado si los uruguayos presentes en Doha hubiesen invadido a agredir a los ghaneses? Y no me gusta la FIFA, pero si a Suárez lo echaron de Brasil luego de una mordida que el juez no percibió… ¿Qué hubiese pasado?
Imagino dos escenarios complementarios. Por un lado Uruguay perdería su derecho a pasar a la segunda ronda y por el otro los revoltosos terminarían en una cárcel de un país lejano con garantías dignas de la película Expreso de medianoche.
No estoy pidiendo que se sancione a nadie por algo que no está en el reglamento. También me consta que la fiscalía está actuando de oficio. Pero tengo la impresión de que en Uruguay el que rompe no paga y entonces hechos de esta gravedad se seguirán repitiendo.
Y esto que pienso de este caso lo multiplicó por cinco o diez en más de un clásico o partido de los grandes y de otros también. Es solamente a modo de reflexión.
Supercopa devaluada
En el Parque Viera Liverpool y Defensor jugarán la final de la Supercopa como final de la temporada anterior y comienzo de la nueva.
La noticia es que ambos perdieron a casi todos sus titulares. Contratos débiles en algún caso, ofertas irrechazables en otras solamente dejan una chance: ambos pierden potencial. Es una realidad que no por sabida habría que obviar, ya que explica mucho de las dificultades que tienen los clubes uruguayos para obtener victorias internacionales.
En otros medios los equipos se refuerzan, en nuestro país se debilitan, guste o no, hay que aclararlo para calmar los dolores cuando los resultados no se den.
TE PUEDE INTERESAR: