Según el Boletín de Exportaciones del Rubro Ovino de SUL (Secretariado Uruguayo de la Lana), entre mayo de 2018 y abril de 2019 las exportaciones de lana y productos de lana de nuestro país ascendieron a 248 millones de dólares, registrando un incremento en valor y volumen respecto al año anterior, lo que corresponde al 77% de las exportaciones del rubro ovino.
Fueron 30 los destinos de las ventas al exterior de lana durante dicho período, siendo China el principal destino (44% del total), seguido por Alemania (18%) e Italia (8%).
Desde principios de los 90, la familia Frignani Formoso comenzó a incursionar en el rubro ovino, trayendo genética desde Australia, donde conocieron a personas que los asesoraron en términos de comenzar un proyecto de merino fino en Tacuarembó, en la zona de Cinco Sauces, cerca de Ansina, donde la familia Formoso se desempeñó en la ganadería por más de 80 años. Luego decidieron comprar un campo en Artigas para continuar el proyecto, pensando en que la lana fuera aceptada en los mercados europeos.
“En Uruguay se trabajó mucho en afinar la lana, aunque todavía no había un valor adicional que la diferenciara del resto, no solo por el micrón sino por el tipo de lana”
Empezaron a desarrollar fuertemente genética merino australiano superfino, dentro de esa categoría, con una lana tipo italiana (Italian Style), categoría premium dentro de la lana. En ese momento en Uruguay había mucha iniciativa en el rubro y se inició un proyecto llamado Merino fino (Fase 1 y Fase 2) el que luego continuó como el proyecto Consorcio Regional de Lana Ultrafina CRILU, con la idea de desarrollar un polo de genética de merino australiano, buscando diferenciar al que llegara a un micronaje fino, de 18 micras.
Mauricio Frignani Formoso, hijo de Marco Frignani y Carmen Formoso -uruguayo, italiano y chileno (como él se define)-, en principio no estaba vinculado al campo, sino a la computación. Hace aproximadamente cuatro años se fue a Italia a realizar un MBA en la Universidad Bocconi. Su padre tenía la idea de que la lana que producía era buena para los italianos por tener un valor diferencial y lo instó a hacer contacto con empresas del rubro y ver si existía realmente demanda. Fue entonces que encontró una empresa que compra ese tipo de lana, por debajo de las 18,5 micras. Los visitó junto a su padre, y luego los trajeron a Uruguay por primera vez en noviembre del 2017, visita que luego se repitió en abril de 2018 durante el Congreso Mundial de merino en el Uruguay.
En contacto con La Mañana, Mauricio subraya que “la idea principal es que no se pague solo el micronaje sino que se vean otros atributos, el tipo de lana que ellos creían que estaban solo en Australia y Nueva Zelanda también se encuentra en Uruguay con otras ventajas que agregan valor. El año pasado logramos exportar lana a Italia, hicimos un proyecto con alrededor de 15 productores, les pareció muy atractivo, y hubo un premio sobre lo que es el valor del micrón”.
Cuentan con la estancia en Cinco Sauces, Tacuarembó y otra en Artigas, un capataz general, un secretario que lo apoya en temas contables y demás, y otros 10 empleados que forman parte del equipo el cual en promedio lleva con la empresa más de 6 años, algunos hasta 25 años junto a la familia. Mauricio, que reside actualmente en Chile, viene cada 30 días y se queda durante una quincena, aunque está siempre conectado.
Hablando sobre el rubro de los ovinos, más que sobre costos, Mauricio se refiere al valor. Cree que “en Uruguay existe una capacidad de generar valor mucho más elevada que los costos. La lana era un commodity en nuestro país. En el rubro ganadero eso cambió mucho por la marca Uruguay Natural. Ha habido un efecto positivo con la diferencia de valor que ha generado. El mercado chino, por ejemplo, valora que la carne esté certificada ante el no uso de hormonas de crecimiento, que tenga una sanidad prolija y conocida en términos del solo uso de los medicamentos permitidos, que esté respaldado el seguimiento completo del animal mediante un sistema de trazabilidad electrónica avanzado que garantice el cumplimiento de estas y otras normas. Toda esa generación de valor lleva un trabajo adicional al que se hacía antes, pero si se logra un precio mayor del producto…, es gastar más porque estamos invirtiendo en algo mejor”.
Cree que todavía hay un trecho por recorrer en el rubro ovino. Con la experiencia de traer a los italianos y encontrar que hay una mejor llegada de precio, se buscaría transformar el commodity en una suerte de “specialty” y generar valor, aumentando los precios y logrando que el trabajo sea mejor remunerado.
“Uruguay produce 25 mil toneladas de lana, mientras que Australia produce 272 mil toneladas, alrededor de 11 veces el mercado uruguayo. En Australia los costos no son los de Uruguay, entonces surge la pregunta: ¿cómo lo hacen? Ellos encontraron una fórmula que debemos encontrar nosotros”, afirma Frignani.
“Los que trabajamos en La Santigna Merinos, la cabaña de merino superfino del tipo italiano de la familia, somos un equipo muy unido formado desde el inicio por mis padres. Esto nos permite discutir, hacer proyectos más avanzados, a construir. Hoy en día a la lana nuestra estamos pudiendo clasificarla de una forma avanzada porque tenemos gente que nos apoya, ayuda esa visión a que se pueda construir.”
“En Australia los costos no son los de Uruguay, entonces surge la pregunta: ¿cómo lo hacen?”
Frignani cree que se tienen que empezar a dar garantías para seguir invirtiendo en un negocio. Hay 6,4 millones de cabezas de ovino, pudiendo crecer mucho más. Señala temas como la bichera, el abigeato o los depredadores, que genera muchos problemas al productor. Él considera que es importante “ayudar a eliminar la bichera, trabajar en contra del abigeato, hacer un plan más fuerte para ayudar a incentivar, volver a la cantidad de ovinos que habían y trabajar en producción de valor”.
“Uruguay tiene una gran ventaja comparativa con el resto del mundo, ese tiene que ser el foco de todos nosotros. Se debe pensar en la generación de valor, esa es la disyuntiva que debería existir, no solo preocuparse por los costos”
Dentro del rubro, “Uruguay tiene ventajas en comparación con otros países, por ejemplo: no es necesario el mulesing, operación que corta la piel de la zona posterior de la oveja cuando son corderos, que es bastante agresiva, contra una mosca que genera infección, y que en el mercado europeo está siendo prohibido. Uruguay podría trabajar en promover esa ventaja de no tener que operar. Hay diferencias de precio. En Australia cerca de un 12% de la lana no tiene esta operación y es premiada por sobre las otras de iguales características con 50 centavos de dólar más por kilo. Se podría utilizar esto como ventaja para generar atractivo en el mercado europeo.
Por un lado, eliminar incentivos de costo negativos y por otro lado potenciar el valor, generar mayores precios, destacar valores que tiene el país sobre el resto del mundo. Otro ejemplo que se podría explorar en Uruguay es potenciar la producción del tipo de lana merino australiano súper fino para el mercado europeo (Italian Style), la que a nosotros nos gusta mucho y seguimos desde un comienzo del proyecto. Creemos que Uruguay podría en parte buscar especializarse en ese tipo de lana y así diferenciarse aún más del resto del mundo. Si bien en Australia hoy se produce 11 veces más lana que en Uruguay, en base a nuestras estimaciones de este tipo de lana, solo existe un 5% del total, es decir, 13,5 mil toneladas, lo que hace que sea más alcanzable para Uruguay el convertirse en un líder de esta categoría”.
Pone como ejemplo Chile, donde hace 10 años la cereza no existía, no la vendían al mundo. Estaban todas las condiciones, en términos de costos se podía trabajar pero el mercado no pagaba por ella altos valores. Hace pocos años empezó a exportarla a China. Hablando sobre la generación de valor, Chile tiene un clima que permite producir cereza cuando en China no se produce, pero donde es común regalar cerezas en año nuevo. Hoy venden 1.200 millones de dólares en cereza. En Uruguay, solo por concepto de lana ovina, entran más de 248 millones de dólares. Si Uruguay encontrara un mercado donde pudiera diferenciarse, estima que la expansión sería parecida a la de Chile con la cereza.
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