La segunda semana de junio dio tema para hablar lo que resta del año. Las intensas e incesables lluvias que atormentaron a gran parte de la población uruguaya trajeron de vuelta uno de los fenómenos más catastróficos y destructores de la naturaleza: las inundaciones.
Luego de un fin de semana de sol y poco frío para la época del año en la que estamos, llegó la lluvia para hacer crecer ríos a niveles inesperados. Fueron ocho días en los que las precipitaciones no calmaban y la preocupación de la gente aumentaba.
Doce rutas nacionales estuvieron cortadas y diez departamentos se vieron gravemente afectados, algunos en mayor medida que otros. Según el Sistema Nacional de Emergencias (SINAE) y debido a la crecida de más de once metros del río Yi, Durazno es el departamento que más número de habitantes desplazados tuvo: cerca de seis mil quinientos. Sucedió que, por precaución, se evacuaron a más personas que en inundaciones pasadas, por ejemplo la de 2007, donde la altura del agua había llegado a los trece metros de altura.
Con la crecida del río Santa Lucía, los departamentos de Florida y Canelones sufrieron grandes consecuencias, contando el primero con más de setecientos pobladores sin hogar, evacuados y autoevacuados y, el segundo, con aproximadamente dos mil personas desplazadas. También el departamento de San José se vio comprometido con esta crecida, con setenta familias evacuadas, donde el agua dejó sus marcas en las paredes a la altura de los techos de los hogares.
La crecida de ocho metros del Río Negro alcanzó a casi cuatrocientas personas en el departamento de Soriano y en Treinta y Tres doscientas cincuenta tuvieron que abandonar sus hogares.
Por su parte, Flores, Rocha, Maldonado y Colonia fueron los departamentos menos comprometidos; el número de desplazados no alcanzó a veinte en cada uno.
Según la actualización del 21 de junio a las 10:00 horas del mapa interactivo brindado por el Ejército Nacional, el número de desplazados bajó a 7.272, con un total de plazas de comida de 1.080, 402 efectivos trabajando y diez departamentos comprometidos.
Un Ejército de esperanza
Muchos fueron los que trabajaron incansablemente para apaciguar la situación que se vivió. El Ejército Nacional, por su parte, en el marco del SINAE, dispone de una Sección de Apoyo a Emergencias (S.A.E.) donde treinta efectivos rotan en el correr del día para estar las 24 horas brindando la colaboración necesaria. El pasado domingo, efectivos del Batallón de Infantería Blindado Nº13 comenzaron con el apoyo en Durazno cuando el río Yi empezó a amenazar, al igual que integrantes del Batallón “Sarandí” de Ingenieros de Combate Nº 2, Batallón de Infantería Mecanizado Nº 15 y Batallón “Cap. Manuel Artigas” de Infantería Mecanizado Nº 6 en conjunto con el Centro Coordinador de Emergencias Departamentales en San José y Florida.
Mientras se armaban carpas para alojar a los damnificados, se preparaban alimentos y se utilizaban los vehículos militares para ir en busca de las pertenencias restantes. Carpas, campamentos, confección de alimentos, transporte y efectivos trabajando día y noche demuestran la solidaridad y el sentimiento de empatía por parte de los integrantes del Ejército Nacional, incluso con algunos siendo parte del número de desplazados en el país.
Recorrido por la historia
Se cumplen sesenta años de la inundación más recordada por los uruguayos: “la del 59”. Con una duración de aproximadamente un mes, este fenómeno se llevó vidas y esperanzas. Lluvias copiosas que comenzaron un 27 de marzo transformándose en intensas un 3 de abril y haciendo crecer el río Uruguay trece metros, terminaron con el período de lluvias más significativo del país. Fallecidos, heridos, departamentos aislados e incomunicados (donde la Fuerza Aérea Uruguaya colaboró con helicópteros para poder llegar a ellos), poblaciones enteras desplazadas y cosechas perdidas en su totalidad. La represa Rincón del Bonete ubicada entre Tacuarembó y Durazno se desbordó y el Ejército Nacional comenzó con la evacuación de habitantes de Paso de los Toros y zonas cercanas, donde se calcularon cerca de diez mil personas. Se desplazó entre 45.000 y 50.000 personas en total.
No se ha vuelto a registrar una inundación de esas características, pero en los años 2007, 2009, 2013, 2015, 2016, 2017 e incluso principios de este año, se anotó números alarmantes de afectados por este factor provocado por las lluvias. En todas las situaciones, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea prestaron su ayuda a los ciudadanos. En año electoral (2009) la Fuerza Aérea y la Naval trasladaron a los ciudadanos a sus respectivos circuitos para poder votar. Además, se distribuyeron ropa, colchones, pañales, se confeccionó alimentos, se armaron campamentos para alojar a los desplazados, se trasladó a la población en vehículos, se ayudó con la limpieza de lo que las aguas generaron una vez que bajaron,
Una luz en la niebla
En medio de la problemática catastrófica que vivía gran parte de la población del departamento de Durazno, y cuando en todas las noticias que llegaban desde allí predominaba el color gris, el pueblo y los lugareños retomaron la sonrisa. Ángel, colombiano de 20 años, y Nicole, uruguaya, más precisamente duraznense, se conocieron hace diez meses cuando él decidió venir a este lado del Río de La Plata para que se vieran por primera vez, y así comenzar el romance que los marcaría para siempre.
Cuando las inundaciones comenzaron, la pareja estaba en la dulce espera, en etapa de término y esperando ver el rostro de su pequeño bebé por primera vez. Pendientes de su hijo, que daba señales profundas de inminente nacimiento, olvidaron la lluvia y lo que eso provocaría en pocas horas, así que vecinos ayudaron a sacar todas las pertenencias de la casa, incluida la cuna de Santiago. Nicole empezó con contracciones el lunes 17 y en la noche nació Santiago, en el barrio La Bolsa, sin que el agua (todavía) hubiera llegado a su hogar.
Ángel, vistiendo ropa militar cedida por efectivos del Ejército y tiritando de frío, expresó conmovido en una nota periodística con Subrayado que “justo nos agarró la inundación cuando rompió bolsa Nicole”. Contó también que tuvieron que salir de apuro porque la prioridad siempre fue el bebé, olvidando lo que el agua estaba por generar en su vivienda. “Gracias a dios el bebé nació en perfectas condiciones, estamos muy agradecidos con la gente y el Ejército”, concluyó con lágrimas en sus ojos mientras seguía colaborando con los vecinos para sacar el agua que alcanzaba el metro y medio de altura.
Producto de la colaboración y de todas las emociones que le generaba la situación, el padre del bebé recién nacido fue internado por principio de hipotermia en el hospital de Durazno, mientras Nicole y Santiago, en perfectas condiciones, eran trasladados al hospital del departamento de Flores donde permanecen en observación, a la espera de poder volver a su casa.
En medio de la problemática catastrófica que vivía gran parte de la población del departamento de Durazno, y cuando en todas las noticias que llegaban desde allí predominaba el color gris, el pueblo y los lugareños retomaron la sonrisa. Ángel, colombiano de 20 años, y Nicole, uruguaya, más precisamente duraznense, se conocieron hace diez meses cuando él decidió venir a este lado del Río de La Plata para que se vieran por primera vez, y así comenzar el romance que los marcaría para siempre.
Cuando las inundaciones comenzaron, la pareja estaba en la dulce espera, en etapa de término y esperando ver el rostro de su pequeño bebé por primera vez. Pendientes de su hijo, que daba señales profundas de inminente nacimiento, olvidaron la lluvia y lo que eso provocaría en pocas horas, así que vecinos ayudaron a sacar todas las pertenencias de la casa, incluida la cuna de Santiago. Nicole empezó con contracciones el lunes 17 y en la noche nació Santiago, en el barrio La Bolsa, sin que el agua (todavía) hubiera llegado a su hogar.
Ángel, vistiendo ropa militar cedida por efectivos del Ejército y tiritando de frío, expresó conmovido en una nota periodística con Subrayado que “justo nos agarró la inundación cuando rompió bolsa Nicole”. Contó también que tuvieron que salir de apuro porque la prioridad siempre fue el bebé, olvidando lo que el agua estaba por generar en su vivienda. “Gracias a dios el bebé nació en perfectas condiciones, estamos muy agradecidos con la gente y el Ejército”, concluyó con lágrimas en sus ojos mientras seguía colaborando con los vecinos para sacar el agua que alcanzaba el metro y medio de altura.
Producto de la colaboración y de todas las emociones que le generaba la situación, el padre del bebé recién nacido fue internado por principio de hipotermia en el hospital de Durazno, mientras Nicole y Santiago, en perfectas condiciones, eran trasladados al hospital del departamento de Flores donde permanecen en observación, a la espera de poder volver a su casa.