Doctorado en la Universidad Estatal de Iowa, Estados Unidos, y licenciado en Economía por la Universidad de la República, Francisco Rosas es especialista en las áreas de microeconomía aplicada, econometría aplicada, economía financiera y políticas públicas agropecuarias.
Para conocer más sobre las investigaciones económicas que involucran al sector agropecuario, La Mañana se entrevistó con Francisco Rosas, profesor investigador en la Universidad ORT e investigador del Centro de Investigaciones Económicas. Sus trabajos se centran en temas relacionados con economía de la producción, economía agrícola, economía del medioambiente y recursos naturales, y economía de decisiones bajo incertidumbre.
¿Qué temas le resultan de interés económico en el sector agropecuario?
Siempre trabajo los temas que hacen a la economía del sector agrario y los recursos naturales, desde el punto de vista estructural y no de la coyuntura. Estudio e investigo sobre agua, emisión de gases, suelos, entre otros. Son temas que se han mantenido y vemos, a partir de estudios, qué lecciones se pueden sacar para políticas públicas e incorporación de tecnología entre los productores, por ejemplo. Y, más recientemente, he investigado los temas climáticos que surgen atados a esa temática. Es de destacar que la agenda climática se viene haciendo muy relevante.
Precisamente, hoy la agenda climática es centro en la agenda política nacional e internacional, pero existen efectos macroeconómicos no menores en caso de concretar o avanzar en ese escenario aspiracional de neutralidad en carbono. ¿Cuáles son para Uruguay estos factores?
La agenda climática se viene metiendo no solo en los sectores, sino en la agenda económica y macroeconómica del país. Uruguay no es ajeno, es parte de una realidad y una tendencia. Uruguay ha hecho muchas cosas en este sentido y tiene un capital que puede destacar. Pero este escenario de baja en los gases y de apuesta a la neutralidad implica un escenario de una reducción muy fuerte en la demanda de combustibles fósiles y aumento de energías. Esto muestra un desafío importante en materia tecnológica, que implica reducción y aumento en la oferta suficiente de energía eléctrica, además con la restricción en la neutralidad de emisión de carbono. Para eso una ventaja importante es la matriz energética y la posibilidad de aumentar la generación de energías renovables. Ya se tiene camino ganado en la materia.
Todo esto no es tan directo para otros países. Es decir, Uruguay está mejor posicionado. Tenemos una ventaja importante en expandirnos y tenemos el desafío de cómo lograrlo. Ahora, por ejemplo, hay discusiones interesantes sobre la expansión de parques eólicos y solares, y la reticencia de la sociedad, cómo esa ampliación convive con el espacio. En esta neutralidad energética se puede apoyar el sector agropecuario y también a otros sectores para crecer y posicionarse en los mercados internacionales. Es un activo relevante en cualquier aspecto que Uruguay quiera agregar valor y certificar, por ejemplo. En todo caso, existe un diferencial. Es un marco general y una línea de base importante para avanzar en muchos sectores.
El sector agroindustrial en Uruguay es de una gran relevancia en términos de contribución al producto e inserción internacional, entre otros. ¿Qué aspectos hay que destacar de Uruguay en lo que refiere a la agenda de sostenibilidad?
Los temas clásicos están en la forestación y su certificación, donde el avance es muy importante. Sin mayores trabas se han logrado muchos avances. En lo que refiere a cultivos pasa un poco lo mismo. Existen barreras arancelarias y paraarancelarias, pero no son un problema para justificar la sostenibilidad en la producción. La ganadería de campo natural es la que tiene la mayor posibilidad de aprovechar este diferencial y tener ventajas frente a otros competidores. Uruguay tiene que potenciar más la producción de carne en campo natural sin origen en deforestación. El país no se ha diferenciado tanto hasta ahora porque no ha tenido dificultad, pero puede ser el gran tema para delante de acceso a mercados. Uruguay puede tener diferenciales en acceso a mercados o precios en varios sectores: forestación, cultivo y ganadería.
En 2015 participó en un proyecto de investigación que analizaba la respuesta a tres incógnitas referentes al sector agropecuario. En ese momento los temas que se plantearon fueron la adopción de sistemas de riego, el campo natural y aspectos vinculados a la formación de precios. Hoy, en 2024, ¿cuáles son los temas clave?
Es interesante la pregunta, aunque quizás la respuesta no es tan alentadora. El planteo era más de incógnita que de desafío. ¿Por qué no hay más adopción de riego? ¿Por qué no ocurren determinadas cosas? Y digo que es desalentadora la respuesta porque seguimos peleando por las mismas cosas. En 2015 uno pensaba que el área de riego suplementario iba a explotar, eso no ha pasado, aunque hay un ambiente de crecimiento lento pero relevante. Nos preguntamos si había un tema de idiosincrasia de los productores como freno para adoptar esta tecnología. Obviamente, desde la política pública se han hecho esfuerzos, como la Ley de Inversiones, los programas de apoyos concretos del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, los créditos de instituciones financieras, entre otros. Sin embargo, no hubo una explosión del riego suplementario, aunque tenemos estudios que muestran que es una tecnología rentable y que en términos agregados debe tener impacto en el PIB y en la rentabilidad. Se ha avanzado, pero no de las tasas de crecimiento que se esperaba.
La otra tiene que ver con el manejo de campo natural para ganadería de carne, donde sí podemos decir que la respuesta es algo más alentadora. La literatura ha podido demostrar que un manejo sostenible del campo natural, entore y manejo de gestación es una inversión. Reducir la carga por hectárea puede ser ventajoso económicamente y desde el punto de vista de la huella de carbono. Acá el panorama es más auspicioso, es más factible esperar mejores adopciones de la tecnología y es relevante porque mueve la aguja. Implica un cambio de productividad en la ganadería de carne sin impacto negativo desde el punto de vista ambiental, es un camino en la agenda de la productividad. Si bien hay otras tecnologías más intensivas, para la generalidad de los productores ganaderos esto se presenta como una alternativa beneficiosa y con un componente ambiental relevante.
¿Cuáles son los principales desafíos del sector agropecuario?
Los desafíos los fuimos viendo. Lo principal aparece hoy en la agenda climática. Algunos temas de riego y campo natural son también relevantes porque son importantes en productividad y producción y hacen la diferencia.
¿Cuánto afecta la coyuntura de baja competitividad en términos del desarrollo y posibilidades del sector agroexportador y, fundamentalmente, de las empresas nacionales y de menor porte?
Está vinculado a lo último en productividad donde podemos hacer algo, ya que en precios estamos más limitados. En sectores muy competitivos no tenemos demasiado para hacer que pueda mover la aguja. El riego suplementario puede ser importante en cultivos, pero a nivel de ganadería el campo natural puede ser el salto diferencial con otras tecnologías que complementen. La adopción de buenas prácticas de manejo en campo natural es importante y debe ser objetivo de la política pública.
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