Ayer se presentó en Torre Ejecutiva la línea de trabajo para la promoción de la educación financiera. Se trata de un acuerdo entre el Banco Central del Uruguay (BCU), el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), a través del Instituto Nacional de la Juventud (INJU), y CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, y pretende ser la solución al problema del endeudamiento privado del país.
El evento contó con la participación de Diego Labat, presidente del BCU; el titular del Mides, Martín Lema; Aparicio Saravia Padern, director del INJU; y el representante de CAF en Uruguay, Miguel Ostos. El eje temático de las alocuciones de los integrantes del panel fue la importancia de la educación financiera, sobre todo para jóvenes y quienes provienen de hogares carenciados. Obviaron decir que el enorme porcentaje de uruguayos endeudados calificados de irrecuperables se da por perdido y la única apuesta posible es educar a las generaciones venideras. Es decir, a aquellos que quedaron por el camino no se les dará una solución.
Es evidente que la educación financiera debe ayudar a que los clientes del sistema financiero tomen decisiones inteligentes. De hecho, ya en 2005 la OCDE había publicado un documento titulado Recomendación sobre principios y buenas prácticas para la educación y conciencia financiera, para que fuera considerado guía en este tema. Se especificaba allí que la educación financiera que habría de recibir el consumidor no debía limitarse a información general sobre productos financieros que figuraran en el catálogo bancario, sino que debía contener información comparativa y objetiva de riesgos y rentabilidades de los diferentes tipos de productos.
Pero ni Astori, ni Lorenzo, ni Bergara, ni Arbeleche pusieron el foco en la educación financiera. Y hay que decir que en Uruguay solo se comenzó a hablar del endeudamiento privado porque Cabildo Abierto puso el tema en discusión. Solo entonces salieron representantes de la banca privada, como Bárbara Mainzer, a recordar lo importante que hubiera sido contar con un instrumento de educación financiera: “La educación financiera es la herramienta para evitar que la gente se endeude a tasas de 150 y doscientos por ciento” (La Mañana 26-9-21).
El problema, como bien señala el economista Pau A. Monserrat Valentí, experto español en el tema, es que la educación financiera apenas pasa de ser una buena intención. En la realidad comercial del mercado financiero y bancario, en el que prima la intención de obtener ganancias, transmitir de forma imparcial habilidades financieras a posibles clientes parece poco probable.
“Cuando definen la educación financiera dejan fuera las habilidades de negociación imprescindibles para contratar con un banco, que parten de un conocimiento previo de la oferta del mercado comparando los catálogos de los diferentes bancos. Se supone que el Código busca que la educación que se imparta esté totalmente desvinculada de la actividad comercial, cuando la imparten entidades con ánimo de lucro. Esta desconexión es esencialmente imposible si la imparte el personal de una entidad financiera vinculado al negocio bancario y limitaciones como ‘evitarán el uso de su logo o marca en las respectivas iniciativas de educación financiera que estén desarrollando’ son, simplemente, absurdas: prefiero que el receptor de la formación vea claramente la empresa que paga al ponente” (Pau A. Monserrat Valentí, Educación financiera: el conflicto de interés).
Hay una clara oposición de intereses entre el sistema financiero y el consumidor. Las técnicas y herramientas para aprender a detectar engaños, revelar conflictos de intereses y reducir la asimetría informativa de los consumidores no deberían ser dadas por las entidades financieras. Aunque en este caso sean el INJU y el Mides los responsables de llevar adelante los programas de educación financiera, parece claro que serán técnicos de alguna entidad bancaria quienes impartan tales conocimientos o cursos.
En innumerables editoriales hemos hablado del perjuicio que ocasionó la ley de Astori de 2007 que dio vía libre a las pequeñas financieras para operar lucrando con préstamos concedidos a tasas de interés altísimas que solo se pueden calificar como usura. Casi dos décadas después, el efecto que tuvo el aumento de la oferta de créditos rápidos provocó que casi un millón de uruguayos estén considerados deudores irrecuperables y que una cantidad aún mayor esté en el Clearing de informes.
Sin embargo, cuando desde el comienzo de esta legislatura Cabildo Abierto manifestó su interés en encontrar una solución, no solo parecía que el tema estaba invisibilizado, sino que para muchos políticos era algo nuevo, que parecían desconocer completamente.
Es evidente que el problema del endeudamiento privado parece incomodar no solo al sistema financiero y bancario, sino a muchos integrantes del sistema político. Y más parece incomodar que Cabildo Abierto alcance las firmas necesarias para plebiscitar la reforma de la Constitución. ¿Será por eso por lo que se lanza, justo ahora, una campaña por la educación financiera? ¿No será querer tapar el sol con el dedo? ¿O es parte del efecto Penadés?
No olvidemos que precisamente el senador nacionalista Gustavo Penadés cerró el camino a una solución legislativa a este problema en la sesión del senado del 8 de noviembre de 2022, cuando se discutía la votación del proyecto de reestructura de deudas para definir su pasaje a Diputados. En aquella ocasión Penadés tomó la palabra y expresó: “Debo reconocer que me aproximo a este proyecto con grandes dudas que surgen de los antecedentes y del resultado que se pretende buscar a través de su sanción […]. Ahora bien, dado que este proyecto me genera dudas, entiendo que el mejor camino es seguir estudiándolo en el Senado. Creo que no es bueno enviarlo a la Cámara de Representantes. Considero que el Senado debe seguir trabajando, más aún, señor presidente, cuando todos somos conscientes de que en la Cámara de Representantes también hay proyectos que buscan encontrar una solución a este tema”.
Tras su alocución, el senador por el Frente Amplio José Carlos Mahía, el senador Rodrigo Blás del Partido Nacional y el senador Mario Bergara, entre otros, acompañaron la postura del exsenador Penadés, y la sesión tuvo el fin que todos conocemos, dilatando una vez más la solución de este tema. Por sobre todas las cosas, esta instancia cerró las puertas a una solución legislativa. Porque los proyectos que pretendían presentar el Partido Colorado y el Frente Amplio no pasaron de ser una cortina de humo. En definitiva, este énfasis actual en la educación financiera no podría ser más que otra consecuencia del efecto Penadés.
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