El pasado 14 de febrero la empresa Arrozal 33 celebró sus noventa años de trayectoria. Con una particularidad especial, de esas que se vivencian en el campo, donde la dinámica entre empresa y pobladores corre por vías distintas de las de la ciudad: podría decirse que la compañía marcó un antes y después en la zona arrocera del país. La Mañana charló con Álvaro Platero, gerente general de Arrozal 33, quien realizó un balance entre pasado y presente, y resaltó el valor de los trabajadores como bastiones de la actividad.
Cuando Álvaro Platero llegó a la tercera sección de Costas del Ayala, en julio del año 1984, se encontró con un mundo totalmente diferente al conocido. Es que, aun siendo él ingeniero agrónomo y una persona relacionada al campo, la topografía de los pueblos del arroz tiene su propia particularidad. Aquel invierno llegó solo, más tarde arribaría su esposa y su pequeño hijo, con quienes, mientras tanto, la comunicación debía darse a través de cartas que transportaba una camioneta Chevrolet una vez por semana. Claro, si las lluvias no cerraban el camino de balastro.
No había entonces luz eléctrica, solo un generador que funcionaba de seis de la mañana a once de la noche. Era una época con carencias de medios, pero también era una época feliz, de comunidad, vida familiar y mucha comunicación personal, destacó en diálogo con La Mañana quien hoy es el gerente general de la compañía.
En la época de su llegada al lugar, la empresa a la que se incorporó plantaba cerca de cinco mil hectáreas de arroz y mantenía la figura jurídica de Sociedad Anónima, correspondiente a una empresa familiar. Luego sucedieron varios cambios, entre ellos, los de dueños. Hoy la extensión de los campos de Arrozal 33 es de 18.500 hectáreas que se explotan bajo la forma de arrendamiento. El movimiento no es el mismo que otrora, producto de dinámicas que experimenta el campo uruguayo desde hace ya un buen tiempo y que, a partir de la década de los años noventa se hizo más evidente.
En la Central hay hoy unas 110 viviendas provistas de agua, luz y saneamiento, donde viven los trabajadores relacionados con la empresa. Las primeras casas, construidas de fajina y barro, se han ido eliminando con el tiempo, junto con grandes barracones, recordados por ser pabellones para solteros con piezas individuales y algunos baños donde vivía el personal zafral. En la época de la construcción del canal principal, llegaron al lugar cerca de dos mil personas a trabajar y a ellos, por supuesto, hubo que otorgarles un lugar.
Hoy las viviendas que se habitan son de material y al menos unas diez están vacías. El sistema Mevir promovió que los trabajadores construyeran su hogar en el pueblo cercano de Vergara. “De los 150 trabajadores que tiene la empresa –que llegan a ser 220 en períodos de zafra– al menos la mitad vive allí”, señaló Platero.
La figura de la familia es un elemento fundamental en la construcción de la comunidad. En Arrozal 33 el puesto de trabajador no queda solo relegado al hombre. “Nos preocupamos por que las esposas también pudieran trabajar. Se realizaron cursos de tractoristas y especialización para las esposas e hijas. Hay también trabajadoras en el parque o en tareas de oficina”, explicó Platero. De esta forma, hay grupos familiares enteros que pertenecen a la empresa. “El capital humano no se puede perder y tenemos que trabajar para eso. La productividad importa tanto como la comunidad. Arrozal 33 siempre fue una gran universidad de trabajo, donde se aprendían diversos oficios que fuera eran muy reconocidos”.
El pueblo cuenta también con un centro educativo al que van los hijos de los trabajadores, una policlínica que es visitada por un médico una vez por semana, y un par de comercios que ofician de proveeduría. La conexión con el afuera es más fluida que en las épocas pasadas y permite que el ingreso a la comunidad se dé por varias vías. “Hoy la gran mayoría de los trabajadores tiene su vehículo propio y se desplaza para ciudades aledañas”, acotó el gerente general. Con la instalación de una línea de ómnibus, las maestras también dejaron de vivir en el pueblo.
La sustentabilidad con el ambiente
Arrozal 33 se ocupa hoy de ser exclusivamente productora de arroz; en un momento también hizo la industrialización y comercialización de este cereal. “Los costos del país hicieron que la industrialización de arroz le quitara valor a la bolsa. Hoy lo comercializamos a Samán, pero lo producimos, lo secamos y lo almacenamos nosotros”, informó Platero. Normalmente, la tendencia era al revés. La industria le agregaba un valor al arroz producido, solventaba los costos de industrialización y con la exportación se ganaba. “Llegó un momento en que esa ecuación se dio vuelta”, explicó el gerente.
La producción de la empresa está hoy entre setenta y ochenta mil toneladas por año, lo que equivale a un millón y medio de bolsas de arroz. El área de cultivo asciende a 8300 hectáreas, que es el espacio que se puede regar con el sistema que se posee. Además, utilizan un sistema de rotaciones. “Actualmente toda el área agrícola está sembrada. Esto también ha cambiado con el correr de los años. Antes se rotaba con ganadería. Después se fue intensificando la agricultura, de modo que hoy, del área plantada, la mitad lo está con arroz y el resto con soja o sorgo”, mencionó. En cuanto a la sostenibilidad, explicó: “Tenemos un sistema de explotación que es sumamente intensivo que requiere cuidados para no deteriorar y seguir siendo sustentables y amigables con el medioambiente”.
Gracias a los visionarios que crearon la toma de agua de la laguna Merín de Arrozal 33, la empresa es privilegiada frente a los períodos de grandes sequías, apuntó Platero: “En la seca del año pasado prácticamente nunca faltó agua”. Se trata de una toma ubicada en un punto estratégico que posteriormente a su construcción fue mejorada y profundizada en su canal abductor. “No sufrimos los perjuicios que sufrieron otras fuentes de agua, como la de los ríos. Yo diría que el sistema nuestro es bendito”, sostuvo.
En tanto, el año pasado la compañía obtuvo una producción récord gracias a la oferta climática. “La seca es buena para el arroz en la medida que no falte el agua”, detalló el experto.
Los productores más longevos
De los noventa años de la empresa, Platero acompañó los últimos cuarenta. “Realmente tomamos el guante de la misión de los primeros emprendedores, que era producir arroz y cuidar el medioambiente. Ya en el principio había una preocupación por rotar las tierras. Hoy esto es una realidad. Estamos en una empresa que la veo como un ícono del sector arrocero en general”, enunció. Sobre esto, aclaró: “Desde su creación, somos los que continuamos permanente, de forma ininterrumpida, es decir, que somos los productores más longevos en actividad y esto conlleva la responsabilidad de seguir perpetuando la empresa de forma sustentable”.
Respecto al valor de sus trabajadores, mencionó que Arrozal 33 es una comunidad donde los pobladores sienten orgullo de tener sus raíces allí. “Los pilares de la empresa están en los trabajadores y en los mandos medios que entienden lo que están haciendo y para qué”, sostuvo Platero. En este sentido, añadió que la empresa busca funcionar elevando los niveles de producción para generar “riqueza genuina y repartirla”, debido a que tiene también un sistema remunerativo de participación de ganancia. “La riqueza no solo queda en los dueños, sino que se vuelca primero en inversiones y después en retribuciones adicionales al personal mensual y a los mandos medios. La misión es preservar esto, seguir aun en los tiempos modernos que nos toca vivir y tener una empresa que siga afianzando la gente a la tierra”, concluyó.
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