La economía mundial tiene importantes problemas en términos de crecimiento, pero lo que se agrava es que se da con un contexto de alto endeudamiento. Se trata de una combinación terrible, ya que no se generan los recursos para pagar las deudas, las que crecen ante la necesidad de impulsar el crecimiento y la suba de tasas de interés que ha afectado también este aumento. Se vienen identificando una cantidad de desequilibrios que están provocando una dependencia del crédito para impulsar la demanda, que más que aportar soluciones genera riesgos enormes sobre la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) alerta sobre el peligro que implica desequilibrios subyacentes.
Para el FMI la situación es grave y al respecto, en una publicación reciente, se destaca que el superciclo de la deuda es producto de una acumulación cada vez mayor de endeudamiento por parte de consumidores y gobiernos. Existe una tendencia mundial en la cual la deuda crece de manera exponencial y se vuelve incontrolable, con guarismos que superan cualquier nivel razonable y que responden a problemáticas que no son nuevas y que se arrastran desde 2008. Las condiciones y dificultades que dieron lugar a la crisis de ese momento no solo no están superadas, sino que por el contrario persisten y están agravadas por las propias medidas que se plantearon como respuesta. El gran tema son la existencia de desequilibrios y las problemáticas regulatorias que ante determinadas condiciones generan nuevas distorsiones.
Según el FMI hay procesos que junto con políticas a la búsqueda de alternativas para controlar la inflación en dificultades de crecimiento han generado excesos de endeudamiento. Al respecto dos elementos que se destacan son el exceso de ahorro, tanto a nivel de grandes capitales privados como a escala global. Esto no es más que la manifestación del aumento desmedido de la desigualdad en el mundo. Lo que es un proceso que data de los años ochenta por el que los recursos de los más ricos siguen aumentando. Se trata de un proceso que agrava la desigualdad, ya que cuanto mayor riqueza más proporción del ingreso se ahorra y se genera una desigualdad creciente. Esto se da a nivel privado y a nivel de los Estados, cuanto más rico, más crece el ahorro. Para el organismo multilateral el exceso de ahorro global está impulsado por un grupo de países que esencialmente imitan el exceso de ahorro del fenómeno de los ricos. Otra novedad es el fenómeno de que países no occidentales, entre los que se destaca China, forman parte de este proceso. Existe una cantidad muy importante de fondos disponibles que financiando la necesidad de recursos han provocado el superciclo de la deuda.
Hay agentes que toman relevancia en este proceso: los grandes fondos y los sectores financieros que generan la intermediación entre los que tienen disponibilidad de financiamiento y los que tienen necesidad. Por ese motivo existe un problema importante en este actor que es de suma relevancia y que es fundamental en la asignación de recursos. Ante la necesidad de mejorar la distribución, apuntalar el crecimiento y la producción el sector financiero es el actor clave. Y en este sentido la necesidad de pegar un salto en la regulación de estos mercados puede ser la diferencia en lo que es mejorar las tasas de crecimiento, mejorar la relacion deuda producto y mantener equilibrios que contribuyan a nivel macroeconómico y social. Se necesitan deudas que sean más sostenibles, en el sentido de que hayan sido tomadas para apuntalar la inversión y favorecer un mayor crecimiento, con mejoras en los niveles de distribución y búsqueda de economías más sanas.
En este sentido, podemos destacar que un gran problema que tenemos es la ausencia de inversiones que contribuyan a mejorar la producción. Se necesita un norte y conducción en este sentido. Un indicador para destacar es que, aunque la deuda total como proporción del PIB se ha más que duplicado, la inversión real como proporción del PIB ha permanecido estancada o incluso disminuido durante las últimas cuatro décadas. Al respecto, el mismo FMI señala que “los crecientes desequilibrios atribuibles a los países muy ricos y a ciertos países han generado un superciclo de deuda global que financia en gran medida la demanda de deuda improductiva”. Se financia el consumo y no la inversión. Tenemos una economía no sana. Si esto pasa, la consecuencia es que aumenta el endeudamiento, se achican las posibilidades de crecer y la deuda se vuelve cada vez menos sostenible: no es posible generar condiciones para que se den los recursos para pagarla.
En este contexto, una nueva realidad macro en las economías y a nivel global es necesaria, existe un requerimiento de buscar opciones que reorientan los canales de financiamiento y la inversión bajando los niveles de tasas de interés y reorientando inversion en consumo a inversion hacia la produccion y buscando equilibrios que aporten en términos de mayor producción y crecimiento y mejora en la distribución. Si no se cambia este camino, además de la suma entre desequilibrios y desigualdad, va a aumentar las vulnerabilidades de la economía mundial y seguir generando situaciones extremas que se dan tanto a nivel global como local.
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