Mariana Carriquiry es docente grado cinco del Departamento de Producción Animal y Pasturas de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República. Forjó su trayectoria a fuerza de estudio, concursos e investigación. Gracias a la política que mantiene la universidad de impulsar a docentes a continuar estudiando en el exterior, obtuvo una beca que le permitió realizar su doctorado en Fisiología Nutricional de la Vaca Lechera, en Estados Unidos.
Desde su regreso del país norteamericano en 2006, Mariana Carriquiry dedica su tiempo a la actividad docente y a la investigación. Este último rubro es impulsado desde del laboratorio de biotecnología animal del Departamento de Producción Animal y Pasturas que ella misma y sus colegas supieron desarrollar. El laboratorio hoy brinda respuestas que enriquecen a la ciencia básica de Uruguay, así como da soluciones aplicables al sistema productivo. Entre otros proyectos de investigación, Carriquiry ha hecho centenares de publicaciones científicas, entre las que destaca de su colaboración en Avances en el conocimiento de la vaca lechera durante el período de transición en Uruguay, un enfoque multidisciplinario. Para conocer más sobre la ciencia aplicada a un rubro tan importante para el país, La Mañana se entrevistó con la investigadora.
¿Cuáles son las preguntas que se plantea un investigador en su campo?
Hay necesidades que derivan en preguntas a ser respondidas a través de la investigación. Las preguntas en agronomía en general suelen estar enmarcadas en su contexto actual y aportan soluciones al sector productivo. Pero no siempre son respuestas que brindan soluciones aplicadas. A veces, por ejemplo, permiten visualizar los mecanismos biológicos involucrados en un proceso. Un caso podría ser si nos preguntamos qué otros mecanismos pueden influir en la performance de la producción de leche a través del sistema de pastoreo. Un estudio de una estudiante responde, por ejemplo, que el acoplamiento de la respiración mitocondrial disminuye y eso provoca que se pierda potencia en la generación de energía requerida al inicio de la lactancia. De aquí obtenemos que para una aplicación específica es importante estudiar y analizar el proceso de la mitocondria, conocer qué pasa con la respiración, con los órganos centrales y en sí con el metabolismo. Como este ejemplo de respuesta, las soluciones a preguntas específicas requieren investigación básica, además de aplicada.
A partir de este enfoque, podemos abrir nuevas preguntas productivas, por ejemplo: ¿cómo podemos hacer para que los sistemas pastoriles produzcan de manera eficiente en el marco de la calidad de su producto, su economía y el bienestar del animal?
Hay diferentes fondos disponibles para la investigación. ¿Qué se está financiando?
La tecnología que se pueda aplicar inmediatamente al sector productivo. Por su parte, en el área agropecuaria, los fondos universitarios permiten una selección de investigación más libre, en tanto que en la ANII son fondos estratégicos alineados muchos a fondos sectoriales con líneas que se priorizan.
Hoy, algunos de los focos centrales están apuntando al medioambiente. Siendo un tema de tendencia mundial, se puede proyectar investigar la medida del metano, la huella de carbono o la huella del agua, para dar algunos ejemplos Estos temas son de un fuerte interés tanto a nivel nacional como internacional.
¿Qué sucede con el presupuesto destinado por el país a investigación y desarrollo?
Los presupuestos se dirigen a lo comentado: tecnología con demanda económica. De esos fondos se ha priorizado la innovación sobre la investigación. Por ejemplo, un proyecto puede ser excelente y tener los mejores puntajes en un concurso, pero no ser financiado. Y podemos encontrar proyectos que son financiados y que no tienen el peso suficiente en sus puntajes. Hay más recursos para esas alianzas que para la investigación más básica. En este punto la demanda se hace desde hace años y de manera sostenida, entendiendo y visibilizando también las demandas de otros sectores como los sociales y de la educación pública en general. El país tiene que desarrollar ciencia y tecnología, y encontrar un punto de equilibrio entre ambas.
Durante su trayectoria en el sector agropecuario, ¿ha habido impactos de relevancia?
El sector agropecuario ha cambiado rotundamente en estos últimos veinte años. Desde mi campo y experiencia, el impacto se da en la alimentación, en el manejo del pastoreo eficiente y de precisión a través de investigaciones que se realizan en conjunto con productores. Los resultados son intensificaciones sostenibles (aunque muchos dicen que estas dos condiciones no se pueden dar juntas), es decir que permiten intensificar la producción disminuyendo el impacto al medioambiente.
En la Universidad de la República (Udelar) se han hecho las primeras investigaciones científicas en la materia, con la apertura del Instituto de Higiene Experimental en 1893, el primero de su naturaleza en América Latina. ¿Cuál es el aporte de la Udelar a la investigación?
La Udelar sigue siendo la gran generadora de conocimiento científico que toma los desafíos actuales en investigación. Le debemos un reconocimiento a su estructura, que permite a los docentes dedicarse a la investigación. Los resultados de tales trabajos impactan directamente en el enriquecimiento del conocimiento científico en nuestro país.
En la meticulosa metodología científica y la reproducibilidad experimental si bien parece haber un proceso ordenado de pasos. En la práctica, ¿puede alterarse el orden? Y si es así, ¿se aplica la ley matemática: el orden de los factores no altera el producto?
La meticulosidad en la instrumentación aplicada en el diseño experimental, el conocimiento de los niveles, sus limitantes y la consciencia en la réplica biológica es muy importante. En esto soy bastante exigente, ya que el diseño experimental determinará también cómo se analizarán los datos obtenidos y requiere de resultados confiables dados gracias a un proceso riguroso. A veces uno puede tener una intuición de por donde tiene que ir la experimentación y comenzar experimentando o generando una nueva pregunta, pero es en el relevamiento del estado de arte y no en lo que es clave: su diseño y el modelo a utilizar.
Thomas Kuhn notó que existen dos tipos de ciencia: la que denominó ciencia normal y la ciencia revolucionaria, que ocurre cuando se produce un cambio de paradigma. Dentro de su campo de investigación, ¿en algún aspecto siente que ha habido un cambio revolucionario?
En el método científico somos popperianos al cien por ciento, clásicos en la metodología científica que señala sus limitaciones y fortalezas claras. Durante este tiempo, sí vemos una ciencia revolucionaria que se aplica no tanto a un paradigma diferente sino al proceso, que comenzamos a aplicar, como mecanismos e instrumentos, algunos de los cuales aceleran los procesos en la ciencia. Por ejemplo, las técnicas aplicadas con tecnologías de inteligencia artificial.
En cuanto al trabajo multidisciplinario, ha habido una mayor participación en trabajo interdisciplinario, no solo con las disciplinas vinculantes, como puede ser la Facultad de Medicina, sino también con las áreas de ingeniería tecnológica, que hoy, para dar un ejemplo, brinda los mecanismos de medidas de precisión a través de sensores que maximizan la obtención de datos que luego permitirán ser analizados. También hay que contar la vinculación con otras disciplinas de las ciencias sociales que aportan valor, cosas que antes era impensable imaginarlas, como conocer cómo trabajar con el productor.
En un país en el que se dice que hay más vacas que personas, ¿qué se ha aprendido y que se debe tener en cuenta?
Uruguay tiene un sistema pastoril admirado por el mundo, debemos mantenerlo y cuidarlo. Es de suma importancia, ya que el valor es real. Es relevante continuar generando este conocimiento para seguir valorándolo, por ejemplo, preocuparnos por los pastizales nativos y los recursos necesarios que permiten mantenerlos.
A diferencia del interior, los montevideanos no estamos acostumbrados a pensar en Uruguay como país productivo, por lo que es de gran importancia que los capitalinos se sumen. Es un área fantástica cuya materia de estudio no solo se aplica a la producción, sino que la agronomía se encuentra en un ámbito de desarrollo alineado a la ecología. Se trata de pensar en desarrollo y sostenibilidad ya no como enfoques aislados.
Suena como una invitación a hacer ciencia revolucionaria.
Necesitamos medir y analizar la fortaleza de Uruguay en esta área y pensar cómo hacer una producción más sostenible. La producción ética se visualiza en los principios de sostenibilidad, no solo de ambiente sino de producción sostenible y también en pensar cómo preservar el agro uruguayo para que se pueda vivir dignamente y pueda delegarse luego a las generaciones venideras.
TE PUEDE INTERESAR: