Este 15 de mayo, el padre Rubén Isidro Alonso, más conocido como Padre Cacho, estaría cumpliendo 95 años de vida. Si bien se nos fue muy joven, un 4 de setiembre de 1992, a la edad de 63 años, su recuerdo y ejemplo viven y laten en los barrios cercanos a la Parroquia Sagrados Corazones, a donde llegó en un lejano 1977.
Rubén Isidro Alonso nació el 15 de mayo de 1929 en la ciudad de Montevideo, en el barrio Villa Dolores, hijo de don Dámaso Alonso (maestro panadero) y doña María Candelaria Alonso (ama de casa y costurera). En sus primeros años de vida tuvo algunos problemas de salud que requirieron cuidados mayores de sus padres y atención médica. Desde pequeño tomaba aceite de bacalao para fortificarse, pues sus problemas eran broncopulmonares y de oídos, esto determinó que comenzara sus estudios en una escuela en 8 de Octubre y Centenario. Allí cursaría 1º y 2º año. Una vez obtenida el alta médica, pasó a la escuela normal, concurriendo al Colegio Maristas con becas conseguidas por su padre. Desde muy niño y en su época de estudiante fue buen alumno y un niño común en los juegos, siendo un poco travieso.
Fue hincha de Peñarol por su familia, pero pronto se cambió a Nacional, inducido por el novio de su hermana mayor (Lorenza). En el entorno familiar era el Chiquito, apodo que se mantuvo, pues su hermano menor nació cuando él tenía 4 años. En su infancia buscaba siempre estar cerca de la figura de su padre, don Dámaso, hombre de gran tolerancia y de gran fe. La secundaria la comenzó en el Colegio Pío (barriada de Villa Colón). Allí se enamoró de la imagen de don Bosco y prometió seguirlo. A los 12 años ingresó al Seminario Salesiano de Manga. Cursó sus estudios de Teología en Argentina (ciudad de Córdoba) y para el año 1959 se ordenó sacerdote. Estando allí recibió la triste noticia de la muerte de su padre, por una semana regresó a Montevideo para pasar ese tiempo acompañando a su madre.
Ya de joven se perfilaba como un ser de servicio pleno, pues quería vivir su ministerio en una entrega total a los jóvenes más pobres, lo que le significó una búsqueda de largos años. Realizó su ministerio sacerdotal en Paysandú, Rivera y luego su etapa de entrega total en Montevideo. Fue el primer asesor de la naciente Pastoral Juvenil de la Diócesis de Salto. En Rivera, con otros dos compañeros sacerdotes, logró concretar su vocación de presencia y servicio en uno de los barrios de la periferia. Es allí donde toma contacto con el Prof. Arturo Pereyra, quién utilizaba los métodos de Paulo Freire, el educador más conocido de nuestra época, con trascendencia internacional. Una de sus obras más conocidas es Pedagogía del oprimido.
Luego de sufrir persecuciones y estar detenido varias veces, abruptamente tuvo que abandonar Rivera por indicación del jefe de Policía. En 1977, Mons. Carlos Parteli le abrió las puertas de la Arquidiócesis de Montevideo y le propuso vivir en la Parroquia de los Sagrados Corazones, en el barrio Las Acacias, próximo a Aparicio Saravia. Allí comenzó a vincularse con la gente para hacer realidad su compromiso con los vecinos. Estos recuerdan las caminatas del padre Cacho por el barrio viendo el nuevo paisaje, situaciones de pobreza muy fuerte.
En 1978 fue invitado por una vecina, Dora Paredes, para hablar con los jóvenes que se encontraban en situación de caer en la delincuencia. Cacho aceptó esta invitación y marchó con su morral y su mate, conversó con los jóvenes y, en una de las pocas charlas, un joven lo desafió diciéndole: “Padre, Ud. nos habla lindo, pero Ud. no vive esta realidad… Cuando se va lo hace para la Parroquia”. Cacho se sintió interpelado, contento al mismo tiempo porque lo estaban invitando al lugar donde él quería estar, junto a los pobres. Cacho redobló la apuesta y le contestó: “Si me consiguen un lugar para quedarme aquí, yo vengo”.
Los jóvenes junto con Dora Paredes le consiguieron una vivienda en Plácido Ellauri, el 24 de mayo de 1978. Luego llegaría una revolución de mejoras en el barrio y sus alrededores: la organización de los clasificadores, la construcción del comunal barrial, las primeras casitas de la comunidad San Vicente y Santa María, la policlínica, la veterinaria para atender los caballos de los clasificadores, talleres de herrería, carpintería y más.
Cacho encontraría su lugar en el mundo entre los pobres, para caminar juntos. Ayudó a organizar las comunidades barriales de Plácido Ellauri, San Vicente, Santa María, San Isidro, La Palmera, Mausa, 2 de Febrero y Juan Acosta. Obligado por la enfermedad, se retiró al Hogar Sacerdotal, donde vivió sus últimos meses como un tiempo de acción de gracias, en el que expresó y sintetizó sus vivencias en pinturas, escritos, y encuentros con amigos…
Misa recordando los 95 años del nacimiento del padre Cacho, Parroquia Sagrados Corazones
Este 15 de mayo a partir de las 17:30 horas, en la Parroquia Sagrados Corazones en la calle José Possolo (Barrio Las Acacias), el cardenal Daniel Sturla, junto al Padre Luis Lucho Ferrés, estarán celebrando la misa, recordando a este inolvidable ser humano, que llegara a consagrar su vida de servicio junto a los más pobres.
Desde el 5 de noviembre del año 2022, desde esta parroquia se atiende la Olla Solidaria Misericordia con el grupo de voluntarios liderados por el Padre Luis Lucho Ferrés, la que brinda alimentos a 800 familias del barrio y zonas vecinas, siguiendo los pasos de Cacho, quien vive interpelando.
* Autor del libro Un Cacho de Dios.
TE PUEDE INTERESAR: