Las Escuela Familiar Agraria (EFA) se conocen en el mundo como centros educativos que utilizan un sistema pedagógico llamado alternancia, que es el estudio que se hace a través de alternar periodo escolar con periodo de tiempo en el medio rural, junto a la familia, vecinos y técnicos, que también es considerado tiempo de aprendizaje. Esas personas vuelcan al alumno experiencia laboral que lo enriquece, por eso se alternan ambos períodos. El alumno de la EFA aprende trabajando en el medio, y también recibe formación en el tiempo que pasa en la escuela. Los períodos en el medio por lo general son más amplios que los que se pasa en la escuela, generalmente dos semanas contra una en la EFA. Según el contexto, los tiempos pueden variar. Las EFA nacen como iniciativa de personas, la AIMFR (Asociación Internacional de los Movimientos Familiares de Formación Rural), con sede en París, ayuda a las EFA en todo el mundo a empezar, capacitan y acompañan el “caminar”.
EFA y Centro Juvenil Rural La Siembra
EFA La Siembra nació en 2005 como Escuela Familiar Agraria, del mismo modo que las más de 1300 en el resto del mundo. Uruguay es uno de los pocos países que estas escuelas no son reconocidas oficialmente como centros de educación formal, por lo que es muy difícil llevarlas a cabo, puesto que todo el presupuesto para su funcionamiento recae sobre las familias de sus integrantes.
Clara Berrutti se recibió de maestra en 2005, año en el que algunos vecinos de Cerro Pelado y Tres Puentes (Rivera) le comentaron la idea de abrir una EFA para mujeres, ella de inmediato se sumó, junto a la asociación de familias que se encargó de conseguir los recursos para llevar adelante la iniciativa. Primero se ubicaron en un galón en Cerro Pelado, donde se dictaban los cursos y el internado. Un año después alquilaron una casa en el mismo poblado, y ese mismo año iniciaron las tratativas para que la Iglesia Católica cediera parte del predio de la capilla de Tres Puentes, y lo lograron por medio de un comodato. Teniendo un lugar físico propio y valiéndose de donaciones lograron construir el edificio para la EFA. En 2014 inauguraron un nuevo edificio, fruto de una donación de la Embajada de Japón.
El objetivo es “formar un joven que tenga la capacitación agraria que le permita manejar un establecimiento agropecuario, y a su vez se enriquece su capacitación con aprendizaje de oficios”
Clara cuenta que “las EFA tienen herramientas pedagógicas espectaculares, que se basa en la GIR (guía de investigación y reflexión), los gurises vienen, están una semana en la escuela, se les da un tema para estudiar y luego hacer un informe en base a una guía de preguntas. Cuando llegan a la EFA luego de la semana de alternancia, se realiza una puesta en común, con todos los monitores (similar a un profesor, que además es acompañante, guía y consejero de los jóvenes en la escuela), escuchando todo lo que dicen las chicas, y un responsable que anota en el pizarrón la puesta en común.
Otra herramienta es la visita de profesionales afines al tema de investigación propuesto. Antes de irse a sus casas, el jueves, el monitor responsable les hace el curso técnico, una clase respecto a la GIR.”.
“No hay programas cómo en el liceo, es una forma práctica de aprender, durante 15 días están en el internado, con un responsable de alternancia que los inculca en buenos hábitos de la rutina diaria y además complementa la GIR.”.
En Tres Puentes, debido a problemas económicos, desde julio de 2016 firmaron un convenio con INAU y son desde entonces el primer Centro Juvenil rural del país. Funciona mixto (antes eran solo chicas), con el requisito excluyente de estar en la educación formal, pero propios y ajenos no olvidan su pasado como EFA. Hay talleres de peluquería, recreación, huerta orgánica, guasquería y educación ambiental.
Este año los gurises fueron al Club de ciencias con un proyecto de productos naturales, jabones, sales de baño, de elaboración propia, y se presentaron al Fondo Somos de Acá del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, al cual accedieron, lo que les permitió comprar un alambique proveniente de España, para producir aceites esenciales extraídos de las aromáticas que también producen en el local. También tienen un proyecto para armar un kiosco en el centro para vender la verdura que se produce en el invernáculo. La idea este año es transformar el local en una granja orgánica, producir huevos, pollos y verdura, incluyendo un laboratorio donde se instalará el alambique.
“De las cosas más lindas de la EFA es ver a chiquilinas que no iban a estudiar más, fueron a la EFA y luego decidieron seguir estudiando”
Lo más importante del centro juvenil, que apoya a la educación formal, es el taller de apoyo pedagógico. Concurren al centro jóvenes con dificultad en la inserción a la educación formal, de entre 13 y 18 años.
“De las cosas más lindas de la EFA es ver a chiquilinas que no iban a estudiar más, fueron a la EFA y luego decidieron seguir estudiando. Hay una administradora de empresas, otra que está haciendo profesorado. Hay muchos que se dedican a lo que aprendieron en la escuela, una tiene una empresa de boinas que aprendió a confeccionar en talleres de oficios, y muchos más.”
“Hace poco salimos con la asistente social y la psicóloga del centro a recorrer poblados vecinos y llegamos a la casa de un jóven que ya no va al Centro, entonces la madre nos cuenta que la EFA (aún se refieren así a pesar del cambio de nombre) le cambió la vida a su hijo, que actualmente tiene un taller propio y además trabaja en otro. Los profesores notan que los chiquilines poco sociables se vuelven más humanos, acá le damos mucha importancia a los valores.”
Clara cuenta que recibe muchos llamados de jóvenes siempre queriendo volver. Una vez al año hacen la fiesta de la familia, tradición que heredaron de la EFA y continúan realizando con éxito.
“Lo otro es la formación integral que forma a la persona en valores, la puntualidad, la responsabilidad del trabajo, se les enseña las actividades del día a día, te prepara para la vida y lo que vos queres de tu vida. Aprenden la importancia del trabajo.” Una de las grandes virtudes, afirma Clara, es que los jóvenes casi siempre salen con trabajo, porque se reconoce la formación en la parte técnica profesional y en la parte humana.
Escuela de Formación de Agro oficios de Tambores
Juan Maria Cabrera trabajó toda la vida en las EFA, fue director de la EFA Los Nogales, y miembro de AUEFA (Asociación Uruguaya de Escuelas Familiares Agrarias), y tiene tanta afinidad con el modelo que a la escuela que dirige en Tambores la nombró EFA, aunque no hace alternancia, es una Escuela de Formación de Agro oficios, de enseñanza continua, durante un periodo lectivo convencional.
El surgimiento de la escuela es bastante inusual. Octacilio Echenagusia y Juan María comenzaron una EFA en Ansina en 2001, que estuvo funcionando 5 años, cuando cerró debido a algunos problemas con los monitores. Hoy Ota (como Juan María se refiere a Octacilio) es el es el presidente de la AIMFR, que cada 4 años celebra su congreso eleccionario.
Estando Ota en España hace 5 años se le acercó el contacto de un empresario alemán con campo en Tambores, interesado en desarrollar un proyecto educativo, porque se enteró que en Tambores había un alto índice de suicidio juvenil. Conociendo tal situación le surgió la inquietud de hacer algo por esos jóvenes, aunque no sabía quién podría desarrollar su idea. Finalmente encontró a Ota y a Juan María, se pusieron en contacto en el 2015, se conocieron y quedaron en armar cursos de capacitación para probar suerte. Así fue el primer año, hicieron cursos netamente agrarios, como mantenimiento de maquinaria agricola, inseminacion artificial, manejo de pasturas y sanidad animal. Al año siguiente volvieron a realizarlos, e incorporaron nuevos cursos, cocina, panadería. Así fueron avanzando, hasta que en 2018 habiendo obtenido una respuesta ampliamente positiva se propusieron armar la escuela, compraron un terreno en Tambores, construyeron y a fines del mismo año la tuvieron terminada.
“Los jóvenes terminan con una formación completa, integral, y además nos importa la formación humana, les damos mucha importancia a que sean buenas personas”
En 2019 comenzaron las actividades, participaron 23 alumnos, hombres y mujeres de entre 20 y 25 años, con el objetivo, según cuenta Juan María, de “formar un joven que tenga la capacitación agraria que le permita manejar un establecimiento agropecuario, como un experto agrario que a su vez enriquece su capacitación con aprendizaje de oficios, y pueda dar solución a los problemas que surjan a diario en una estancia, ya sea de electricidad, albañilería, entre otros”.
Este año tuvieron cursos de herrería, construcción, carpintería, mecánica, viveros y forestación. Ya hay jóvenes que están haciendo sus propios trabajos dentro de estos rubros.
Cuando comiencen el segundo año de cursos este 2020 continuarán con la “columna vertebral” que es la formación agraria, seguirán trabajando en la parte de producción y sanidad animal, y la parte de manejo de pradera, pasturas y suelos, mientras los oficios van cambiando, ahora con electricidad, sanitaria, huerta y jardinería y mantenimiento de maquinaria agrícola.El curso está dividido en cuatro semestres, en cada uno se les enseña uno o dos oficios.
“Los jóvenes terminan con una formación completa, integral, y además nos importa la formación humana, les damos mucha importancia a que el joven sea competitivo, queremos que sean buenas personas, que sepan cumplir con su trabajo, que lo hagan bien, sean honrados, que sirvan a la sociedad.”
Vías de comunicación
Centro Juvenil La Siembra está ubicado en la Ruta 27, en el kilómetro 62.5, y el contacto se realiza directamente al teléfono 46202716 o al mail [email protected]