Se realizó un encuentro del Consejo Nacional Consultivo Honorario del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), del cual estuvo participando el experto español Antonio Cano Martín. En este caso se trató el tema de los ofensores sexuales menores. La presidenta del Inisa, Lucía Curbelo, destacó que “el tema de los ofensores sexuales es algo que hiere mucho la sociedad y genera, además, mucho estigma. Desde la institución lo que se intenta, además del tratamiento, es evitar la reincidencia”.
Como ofensores sexuales se define a los menores que hayan resultado formalizados, tanto con una medida cautelar como sentenciados, por haber cometido algún delito de violencia sexual. Por esta causa hay unos 20 internados en un universo de 344 jóvenes con medidas privativas de libertad y 369 con medidas no privativas de libertad.
Consultada la presidenta de Inisa sobre su evaluación desde que asumió el cargo, en diciembre de 2023, dijo que pretendía seguir la gestión de la anterior presidenta Rosanna de Olivera “que marcó un antes y un después en la institución”. Curbelo fue asesora legal de Olivera desde 2021 hasta que asumió su nuevo cargo. Dentro de sus objetivos, señaló que está, en primer, seguir con la baja conflictividad, en una “institución que es compleja” por la población que aglutina. Al respecto indica que “se trabaja con adolescentes, por lo cual se debe buscar no vulnerar sus derechos humanos, pero a la vez son menores infractores. Este balance es algo delicado. Ahí se mezcla el tema de lo socioeducativo que debemos tener siempre presente, con la necesidad de brindar una seguridad interna mínima y necesaria, ya que, si no, no hay medida de reinserción que sea posible.
Curbelo reitera que el cometido fundamental que tiene el Inisa es reinsertar a los jóvenes en la sociedad, “devolverlos mejor de lo que entraron y que puedan tener cada uno un camino bueno por delante”.
Desde el 2020 a la actualidad, según indica nuestra entrevistada, en la institución se ha producido un cambio que acompasa lo que es la tendencia más moderna en cuanto al tratamiento de los adolescentes, lo cual significa más menores con medidas no privativas de libertad que con privativas. Esto se considera un cambio en cómo se trata la infracción juvenil, con una menor prisionización, salvo los delitos en los que impone la privación de libertad. Curbelo destaca que se ha generado un buen entramado entre juzgados, Fiscalía e Inisa, en el que los jueces confían en que las medidas no privativas de libertad tienen su efecto “porque, si no, no las impondrían”. En la actualidad hay más menores con medidas no privativas de libertad, que aquellos que están en establecimientos del Inisa, algo que se registra desde 2022.
Las medidas no privativas de libertad en el Inisa se ejecutan de distinta manera. Unos 100 menores están en el programa de medidas socioeducativas comunitarias (Promesec) y otros lo llevan adelante cuatro organizaciones sociales, principalmente en el interior. Los controles a los adolescentes con medidas no privativas que se realizan dentro de la institución pasan, por ejemplo, en la atención en locales de acogida durante el día, atención psicológica y de la salud y talleres.
Considerando que hay más de 15 mil mayores privados de libertad y unos 350 menores, se consultó a Curbelo sobre qué reflexión le merecían estas cifras, cuando existe la percepción de que el delito está ligado a la minoridad. “Se habló mucho con la LUC de que aumentaría la prisión en los menores, pero eso no sucedió. Cuando analizamos por qué ha bajado el índice de medidas privativas de libertad con relación a los menores, creo que hay un cuidado muy especial en Fiscalía y el Poder Judicial. Hay jueces especializados que son muy cuidadosos a la hora de procesar y condenar”, señala.
Destacó que en el Inisa a los infractores “se brinda un espacio de contención que no lo tienen afuera. Acá tienen un techo que no se les llueve, cama, las cuatro comidas diarias, atención a la salud, educación formal y no formal, deportes y principalmente contención emocional y psicológica”.
Esto lleva a que muchos adolescentes se vean protegidos en la institución y les cueste abandonarla. Lucía Curbelo señala: “Hay una famosa frase, que a mí siempre me llamó la atención, que es ‘cuando la salida es una mala noticia’. Podemos pensar que ansían la libertad, pero a veces son historias de jóvenes que nunca han tenido lo que tienen adentro del Inisa. Son muy pocos los que tienen una familia que los contiene, los ayuda y se preocupa”.
Asimismo, destaca el trabajo de los funcionarios, “que muchas veces es vocacional, y apoyan a los internados preocupándose por ellos. Esa contención emocional es muy importante para estar motivado y desarrollarse en la vida y a veces no la tienen afuera”.
También hay casos en que cuando están cercanos al egreso “generan inconvenientes como para que se comunique al juzgado y se extienda su estadía en los centros”. Esta situación es totalmente diferente a la mayoría de las cárceles para mayores.
Este éxito en la atención de los adolescentes, Curbelo lo atribuye a que al ser menos que en una cárcel común y poder lograr cierta eficiencia en la prestación del servicio, se ha podido brindar condiciones de otro tipo a los internados. Otro dato es el referente a los suicidios. En la presente gestión no se ha producido ninguno en las instalaciones de Inisa. Esto se atribuye a los equipos que trabajan en la institución, los cuales están atentos frente a cualquier conducta riesgosa o autolesiva, existiendo protocolos para evitar la autoeliminación. “Ese indicador demuestra que mientras afuera el indicador va para arriba, acá desciende abruptamente”, señaló Curbelo.
También en los centros del Inisa se presta atención a la nutrición. Curbelo relató al respecto: “En un reportaje en una radio de Maldonado, me llamó una madre para agradecer que su hijo que había sufrido toda la vida bullying por ser gordo, ahora no padece esto. En el Inisa había sido atendido por nutricionistas y salió con el peso que había querido. Ese se puede ver como un tema menor, pero para ese chico no lo es”.
Cambios en Colonia Berro
En la Colonia Berro, donde se efectuó la caminería a nuevo con el apoyo del Ministerio de Transporte, ahora se trabaja en la iluminación de este gran predio y el tener agua propia (de un pozo), en un trabajo que está realizando Ose. Además, se introdujo una huerta y se pone mucho acento en el deporte, con canchas de fútbol, basket y rugby. El debe dentro de la Berro se encuentra en la parte edilicia, ya que muchos centros se encuentran en viejos edificios.
No obstante, a la entrada de la colonia se va a construir un nuevo edificio multipropósito. La idea es usarlo también para trasladar a jóvenes que están en otros edificios mientras estos se reparan.
Cuando se le pregunta a Curbelo como considera que trabaja Inisa con respecto a la internación de menores infractores, en comparación con otros países, manifiesta que los indicadores marcan cifras positivas.
En 2022 se hizo un censo por parte de Unicef con los menores internados, donde se observaron índices de satisfacción, considerados como “muy buenos”. Finalmente, hizo referencia a lo que es la gestión. “En primer lugar, está el tratamiento de los derechos humanos. Creo que acá se respetan integralmente los derechos humanos de los adolescentes y la visión de tener al adolescente como sujeto de derechos, y eso no siempre ocurrió. Esos derechos humanos se respetan a través de condiciones de higiene, de alimentación, de vestimenta e inclusive del lugar donde están los internos”.
Para impulsar a que los jóvenes se apropien de su espacio, se está realizando un plan denominado “Mejora tu habitación”, el cual se lleva como experiencia en cuatro centros. Mediante este programa, se le da a los internos pintura para que acondicionen el lugar en que están y posteriormente se les entrega colchones nuevos, toda la ropa de cama nueva y se mejora la iluminación del espacio.
En comparación con otros países, Curbelo considera que se está muy avanzado en materia de atención con equipos técnicos, mientras que también destaca la seguridad, la cual la califica como “muy bien manejada”. “En este tipo de institutos hay que tener una línea muy fina entre seguridad y las medidas educativas. No podemos desbalancear. No estamos en un jardín de infantes. Son jóvenes complicados en el sentido de que vienen con historias complicadas. Entonces, la seguridad tiene que estar presente de una manera casi lateral e intervenir solo cuando es necesario”. Señala que, a la hora de comparar con otros países, el déficit se encuentra en materia de infraestructura y desearía una mejora salarial para los funcionarios.
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