En los últimos años los desafíos climáticos han sido permanentes, por falta o exceso de agua. El ministro Mattos llamó la atención sobre que Uruguay no está preparado, por lo que se hace urgente tomar conciencia y comenzar a tomar decisiones.
Una de las características del actual Gobierno es que por razones climáticas ha estado en permanente estado de emergencia agropecuaria, primero por falta de precipitaciones que condujeron a la peor sequía de la historia del país, abarcando a todo el territorio, y ahora en el tramo final por exceso hídrico en algunas zonas, en las que se llegó a crecientes y desbordes de agua históricas, como en el departamento de Treinta y Tres.
Lo que no hay que olvidar es que cada vez que se realiza una declaración de emergencia agropecuaria es poque se ha llegado a un extremo tan grave que quienes sufren la situación que la genera no podrían subsistir por sí solos y sin medidas extraordinarias, o tienen graves dificultades para hacerlo, y no habría declaración si no estuviera en juego la permanencia de los productores en el sector. Mantenerlos es fundamental para que el motor económico del país continúe funcionando correctamente, y si esa permanencia se da en un contexto de crecimiento, mejor.
La semana pasada el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, informó que se resolvió declarar emergencia agropecuaria para 1,2 millones de hectáreas ubicadas en los departamentos de Treinta y Tres y Rocha, en las áreas bajas que son las que fueron afectadas, para los rubros de ganadería, agricultura y lechería.
Con esa es la quinta declaración de emergencia que se realiza en el actual Gobierno cuando aún no cumple con el período de cinco años, lo que es indicativo del esfuerzo realizado, y de los desafíos permanentes bajo los cuales han estado todos los sectores agropecuarios.
Por otro lado hay que considerar que las consecuencias no se terminan con el levantamiento de las declaraciones de emergencia, sino que sus efectos se extienden en el tiempo por varios meses o años, según el rubro y la intensidad de la adversidad sufrida.
Permanente estado de emergencia
Otro aspecto relevante fue el expresado por Mattos en una reciente conferencia de prensa. Dijo que en Uruguay “no estamos preparados para enfrentar situaciones que alternan episodios cada vez más frecuentes y de mayor intensidad”, y observó que zonas que ahora están inundadas o que lo estuvieron hasta hace poco, hace menos de seis meses estaban en sequía.
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca publicó un resumen de las cinco emergencias agropecuarias que ha tenido que declarar, desde marzo de 2020.
La primera fue en marzo de 2020 y se extendió hasta junio con tres ampliaciones, abarcando un área de 5,7 millones de hectáreas, y los rubros ganadería, lechería, hortifruticultura y apicultura.
De diciembre 2020 a mayo 2021 fue la segunda declaración con cuatro ampliaciones, alcanzando 14,3 millones de hectáreas y los sectores ganadero, lechero y apicultor.
La tercera declaración fue en diciembre de 2021 con seis ampliaciones y se extendió hasta setiembre de 2022. Fueron 12 millones de hectáreas y los rubros incluidos ganadería, lechería, apicultura, forestación, avicultura y horticultura.
La mayor declaración fue en octubre de 2022 con cinco ampliaciones, extendida hasta abril de 2024, para todo el país, 17,4 millones de hectáreas. Los rubros fueron ganadería, lechería, horticultura, fruticultura, agricultura, forestación, apicultura y avicultura.
La quinta última fue declarada el 22 de mayo de 2024 para 1,2 millones de hectáreas, alcanzando los rubros ganadería, lechería y agricultura.
Todos los científicos aseguran que los desafíos climáticos adversos e intensos continuarán, sin importar qué haga el ser humano para evitarlos. Lo importante es que además de ese esfuerzo por disminuir los efectos sobre la naturaleza, es sustancial que el país se tome muy en serio la toma de decisiones que hagan más llevadera la problemática.
Uruguay tiene experiencia en el manejo del agua, la construcción de represas es un tema pendiente desde hace décadas, aunque fue debidamente estudiado. Su implementación permitirá evitar o paliar las inundaciones, reservar agua para cuando no la haya y generar energía eléctrica. Los costos son muy importantes, pero se debe tomar conciencia de que llegará el día en que no habrá otra opción y cuanto antes nos preparemos y empecemos, mejor será para el país.
La otra herramienta es el riego, sobre la cual hay mayor conciencia, pero también queda mucho camino por recorrer.
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