El 37º Congreso Internacional de la Sociedad Latinoamericana de Estrategia (Slade), celebrado el 30 y 31 de mayo en el Hotel Radisson de Montevideo, llevó el título de “Retos y oportunidades en la economía plateada y el trabajo intergeneracional”. Allí participó el Centro de Estudios Jurídicos y Estratégicos (CEJE), con la presencia de Enrique Pées Boz, ex integrante del directorio de UTE y asesor económico de Cabildo Abierto.
El CEJE realizó una presentación en la que se esclareció el concepto de “economía plateada”, sus implicaciones en nuestro país y algunas proyecciones a futuro. Tal como lo define el Grupo BID, dicho término refiere al sector de la economía global que aborda las necesidades y demandas de los adultos mayores impulsadas por el envejecimiento poblacional. La clave para maximizar su potencial radica en la innovación, la adaptación tecnológica y la creación de políticas públicas inclusivas que respondan a las necesidades de una población envejecida.
Los objetivos de la economía plateada se centran en la independencia, la vida activa y saludable, la participación en eventos sociales y culturales, y el acceso a la protección social adecuada, incluyendo jubilación, pensión y cuidados de salud. El fenómeno podría estimular la producción nacional en sectores específicos, especialmente en servicios, creando oportunidades para productos y servicios innovadores. Algunos mercados emergentes son el turismo y la educación terciaria para mayores, la salud móvil, robótica y juegos, autos sin conductor y emprendedurismo senior.
El Uruguay envejecido
Pées Boz amplió su perspectiva con La Mañana sobre el tema. A su entender, Uruguay “tiene que responder” a las demandas de la tercera edad. A partir de datos del Grupo BID de 2019, se desprende que en América Latina y el Caribe, el 11,2% de la población tiene más de 60 años, en comparación con el 26% en Europa y el 23% en América del Norte. La economía plateada genera US$ 1,7 billones anuales en el continente latinoamericano, con un aumento del consumo del 30% proyectado entre 2015 y 2030 debido a la población mayor de 60 años. Uruguay es uno de los países más envejecidos de América del Sur, con el 20% de su población mayor de 60 años en 2020, y Naciones Unidas proyecta un descenso poblacional del 28% para 2100.
De la tendencia en aumento hacia la disminución y envejecimiento de la población, el economista deduce que hay un fenómeno que “vino para quedarse” y que ofrece una oportunidad de negocio. “Todo empresario privado debe estar mirando con atención este fenómeno. Lo que prima en todo negocio es la demanda y la segmentación de esas demandas, y evidentemente el segmento que más está demandando es el de la economía plateada”, explicó.
Proyecciones
El CEJE concluyó que, en el corto y mediano plazo, este sector impulsará la creación de empleo y el desarrollo de nuevos negocios, lo que afectará positivamente el consumo y la producción, incrementando así el PIB. A partir de 2040, la incorporación de la generación de los millenials –nacidos a principios de los 80 y mediados de los años 90– reestructurará la demanda agregada, influida por sus comportamientos y preferencias generacionales.
En el documento titulado “Desarrollo e impacto en los mercados de la prospectiva demográfica”, elaborado por Pées Boz y colegas, se explica que los baby-boomers –generación comprendida por los nacidos entre 1946 y 1964– suelen ser “los que tuvieron durante su vida una mayor propensión al ahorro en detrimento del consumo”. En cambio, los millenials “tienen una mayor propensión a consumir, en detrimento del ahorro”. Con los boomers, el financiamiento del consumo “podrá ser auxiliado a que estos han acumulado ahorros a lo largo de su vida que pueden destinar a consumir”. En cambio, en la medida que se vayan incorporando los millenials a la economía plateada, la capacidad del gasto “podría descender a falta de riqueza acumulada”.
Sin embargo, en el largo plazo, el impacto positivo inicial se diluirá debido a la caída de la población a partir de 2050, lo que reducirá el consumo y ejercerá presión sobre los sistemas de pensiones y la disponibilidad de mano de obra. La competencia con productos extranjeros puede impactar las preferencias del consumidor y aumentar la demanda de importaciones en áreas donde la producción nacional es menos competitiva. Para Pées Boz, la caída en población activa debe ir acompañada del avance tecnológico. “Si no hay mano de obra y no se sustituye por tecnología, va a caer la producción y el PIB, generando una reacción en cadena. En ese caso, es muy probable que el impacto genere sustitución de la producción nacional por importaciones, lo cual es doblemente negativo”, advirtió.
Asunto público
El “edadismo” –término que refiere a la discriminación de las personas de la tercera edad– debe atacarse particularmente en el mercado laboral, “sin acortar la vida productiva remunerada por haber llegado a determinada edad”, comentó el asesor cabildante Enrique Pées Boz. “Hoy la propia tecnología lo permite. La pandemia demostró que puede ayudar al trabajo y a las dificultades de movilidad”, concluyó.
En el documento presentado en el evento del Slade, se destacan una serie de iniciativas públicas que contribuyen a la dinamización económico-financiera de los mayores. Entre ellos, el Programa Nacional del Adulto Mayor, el Instituto Nacional de las Personas Mayores, el Programa Ibirapitá y el Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC). No obstante, se señala que, para una respuesta sostenible a la demanda de la economía plateada, se deberá continuar generando “iniciativas innovadoras que incluyan el financiamiento con recursos obtenibles por este estrato social, sea por ocupación o riquezas previamente acumuladas”. La formación técnica y el reciclaje profesional de los mayores permitirían que sigan formando parte del mercado laboral.
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