En la era de las ciberestafas, las tradicionales estafas piramidales continúan sumando víctimas y victimarios en nuestro país. Una en particular parece gozar de buena salud, envuelta en un discurso de economía solidaria, empoderamiento femenino y sororidad. El llamado Mandala o Telar de los sueños o Telar de la abundancia tuvo gran repercusión hace algunos años en Rocha, aunque no surgió en Uruguay. Este sistema ya fue desenmascarado anteriormente en España, Argentina, Chile y México, con casos que han llegado a la Justicia Penal. Actualmente, parece haber tomado fuerza en Nueva Helvecia, aunque también hay grupos activos en la capital.
Este tipo de estafas se presentan como oportunidades lucrativas donde los participantes invierten dinero para unirse a una red, atrayendo a nuevos inversores. Los nombres cambian, pero el sistema es siempre el mismo. Las ganancias de los participantes provienen de las inversiones de nuevos miembros. A diferencia del llamado esquema Ponzi (por Carlo Ponzi, un italiano que inventó esto en los años veinte), en el que las personas invierten en algo específico, en la estafa piramidal se obtiene dinero reclutando nuevos aportantes. Ambos esquemas colapsan cuando estos no ingresan y los creadores desaparecen, dejando a los participantes sin poder retirar sus fondos.
Estos sistemas se mueven rápido. El objetivo es cobrar en un mes, pero el castillo de naipes no tarda en derrumbarse cada vez, sin embargo, increíblemente los llamados telares se vuelven a entretejer. La estafa vuelve a aparecer incluso con el mismo nombre y sin importar cuantas advertencias en redes y artículos de prensa haya, nuevas obnubiladas creyentes de que esta es una forma revolucionaria y rápida de hacer dinero convencen a otras a unirse para “apoyar a más mujeres a cumplir sus sueños”. En realidad, les piden a sus amigas y familiares que comprometan una suma de dinero con la que muchas ni cuentan, con la esperanza de cobrar el monto invertido multiplicado, a costas de esas nuevas integrantes, quienes deberán convencer a más personas para continuar los ciclos, o perderlo todo.
El anzuelo
El anzuelo en esta estafa tiene un tinte pseudo espiritual e ideológico que apela a regalar para recibir, a lo sagrado, a cumplir sueños y quemar miedos, al apoyo y confianza mutua, de la que sin duda abusan.
“Hola, Flor, quería comentarte, hace un tiempito una amiga me invitó a un movimiento creado por mujeres hacia mujeres en donde trabajamos lo que es la economía solidaria y el crecimiento personal de cada una y yo te quería invitar, sin compromiso. Es un círculo de confianza en el que trabajamos cuatro elementos durante todo el proceso. En cada elemento más o menos trabajamos 28 días. Ingresamos como fuego, viento, tierra y agua. Cuando ingresamos en fuego, lo que hacemos es un regalo económico de 1440 dólares a la que en ese momento esté como agua, que ya hizo todo el proceso. Tú después vas a pasar a viento, después a tierra y después a agua, y vas a recibir 11.520 dólares, o sea, ocho mujeres nuevas que ingresen te regalan cada una 1440 dólares. Más allá de lo económico y del crecimiento personal, es que trabajamos juntas todas por los sueños de cada una, porque tenemos muchos sueños, a veces no nos damos cuenta, pero los tenemos, y también trabajamos mucho en los miedos, en lo que nos paraliza para poder avanzar en la diaria y poder ir por X sueños que tengamos. Es un grupo re lindo de mujeres que la verdad que yo estoy re fascinada, que nos damos todas para adelante, ninguna nos criticamos. Nos conectamos una vez por semana por Zoom para recargar energía y vamos todas, todas por todos nuestros sueños. Bueno yo te quería invitar, obviamente sin compromiso y como te dije que es un círculo de confianza, que si llegas a estar interesada podemos hacer un mini zoom, que se llama zoom chispero, donde conocen a la mayoría de las chicas que están en este grupo que son divinas y te cuentan la experiencia de cada una por si te interesa, cualquier cosa avísame y estamos en contacto. Un beso, que andes bien”.
Esta es la transcripción del audio de invitación al mandala que Florencia recibió por whatsapp, y que compartió con quien escribe, indignada al reconocer el timo. Además de esta propuesta, comentó que otra amiga también la invitó, arrastrando ya a sus propias hermanas y primas al esquema.
Consultada para este artículo sobre la estafa detrás del mandala, la persona que mandó el mensaje a Florencia respondió:
“Lo que puedo decirte al respecto es que es una herramienta sagrada que a mí y a otras mujeres que conozco nos ha cambiado 100% la vida para bien, si todas las mujeres pudiéramos ser parte de un círculo de confianza donde nos apoyamos unas a otras a crecer interior y materialmente, ninguna mujer estaría en estado de dependencia y sin libertad individual. Acá cuidamos mucho la confidencialidad, así que realmente no tengo más para decir. Lo que sí espero es que como mujer que sos cuides mucho esta nota ya que esta herramienta le ha brindado una vida mucho más digna a mucha cantidad de mujeres. También te agrego que esto es todo menos piramidal ya que todo el manejo es circular y todas recibimos lo mismo en todo sentido, quien dice que es piramidal nunca estuvo siendo parte del movimiento, eso es clarísimo”.
Lo que es claro es la necedad o incapacidad de ver la obvia realidad detrás de este adornado fraude. Como mujer, me solidarizo con las estafadas, las endeudadas por querer ayudar a sus amigas y las vulnerables que vieron en esta propuesta una oportunidad de mejorar su situación y siento la responsabilidad de advertir a otras para que no caigan en esta trampa, que termina siempre igual: alguien pierde su dinero y a veces más que eso.
En 2016 El Observador publicó una nota sobre este asunto, allí una fuente ya cuestionaba la filosofía detrás de este sistema “solidario”: “Es un mecanismo psicológico perverso. Te lo venden como un proyecto colectivo, de ayuda mutua, de feminismo, pero a la vez tiene un toque muy individualista, ¿por qué tú tienes más derecho que otra persona para cumplir tu sueño?”
El mecanismo
El funcionamiento del mandala es muy sencillo, cada ciclo está conformado por 15 mujeres que representan los elementos. Fuego son las que ponen el dinero inicialmente, viento, quienes se encargan de captar a más gente, tierra, las que organizan reuniones y cumplen un rol de motivadoras y agua es la persona que finalmente recibe el dinero. Luego el sistema rota cuando ingresan nuevos fuegos y todas suben de escalafón.
Este es un esquema piramidal casi de manual. Aquí se puede ganar dinero solo atrayendo a nuevos miembros que aporten dinero. Los niveles inferiores, que son más numerosos, nutren a los niveles superiores, las aguas. Prometen altos beneficios a corto plazo, sin una clara explicación de cómo se obtendrán, ya que son donaciones, no existe un producto real que se intercambie, sino una mera especulación económica, y tampoco hay ninguna empresa registrada detrás, ni auditorías, ni mecanismos que puedan supervisarse a nivel estatal, pero esto lo justifican diciendo que son antipatriarcales y que el sistema patriarcal no deja cumplir los sueños de las mujeres.
Como se dijo, para que se forme un solo mandala, se requiere la participación de 15 integrantes, el tema es que cuando el ciclo se repite 20 veces, se generan aproximadamente medio millón de esquemas con la implicación de casi ocho millones de personas, de las cuales solo medio millón recibiría dinero. En el nivel 23, se necesitarían alrededor de 67 millones, por esta razón, cuando el sistema se desmorona, son los participantes en los niveles inferiores los estafados.
El caso de Sofía
Desde chica Sofía fue alertada por sus padres sobre estas estafas, por eso, cuando el mes pasado su prima menor de Nueva Helvecia la trató de convencer de entrar a este Telar de la abundancia, entendió de qué se trataba en realidad. Esto fue un resumen de lo que narró, entrevistada por La Mañana.
“Fui a su casa, cenamos y me dijo: ‘Tengo una propuesta para hacerte’. Y ahí empezó a hablar del Telar de la abundancia. ‘Yo estoy en un grupo en el que nos ayudamos mutuamente con las emociones y hacemos zooms y todas estamos en un apoyo constante. Si querés, me encantaría de todo corazón que vos entres y estés en el círculo con estas mujeres que son hermosas, porque te va a hacer bien, porque te vas a sentir más merecedora”.
Sofía no sabía cómo decirle a su prima que se había metido en una estafa, entonces le siguió la corriente. Le dijo: “Sí me encanta, obvio, me uno. ¿Qué hago?”. Allí la prima le explicó que para entrar debía hacer una entrega de dinero: “Son mil cuatrocientos dólares”. Sofía le contestó que no tenía ese monto, a lo que la otra replicó: “No, pero nadie lo tiene, el tema es que vos lo consigas y entres. No sabés lo bien que te hace, a mí me ha ayudado”.
“Yo no podía creer que mi propia prima me estuviera prácticamente estafando. No podía decirle nada porque no quería herirla, no te voy a abrir los ojos de algo que vos no querés ver. Entonces le dije: ‘Mira, te quiero un montón, me parece genial, pero yo no te puedo dar esa plata porque no la tengo y no me parece que la pueda conseguir, y si la consigo la quiero gastar en otra cosa’. Quedó ofendidísima”.
La prima de Sofía había desarrollado en su grupo un sistema para financiar el ingreso al mandala a través de la venta de rifas. Las vendían entre ellas a 2000 pesos, y sorteaban un premio de 100 dólares. Así había conseguido el dinero que necesitaba para entrar. Lo insólito de estas rifas, según indicó Sofía, es que cuando su prima reciba el dinero debe devolver los 2000 pesos a cada una de las que le compró la rifa.
El caso tragicómico de Rocha
Hace 5 años en Rocha hubo un estallido similar con este tipo de estafa. Sandra, oriunda de esta ciudad, contó a La Mañana que el gancho también era el apoyo entre mujeres. “Te decían que ibas a participar de una iniciación, entonces ibas a una casa donde estaban las nueve mujeres, cada una llevaba un sobre con la plata, y cada una de esas nueve tenía que ir sumando gente al telar, que te lo hacían pensar como un mandala, la que estaba en el centro cobraba el dinero. La gente de Rocha se enloqueció con esto y lo hacían en pesos, o en dólares y después había mandalas familiares, fue tremendo”.
A ella la invitó una peluquera de La Paloma. “Decía que la idea era empoderarnos y que pudiéramos concretar nuestros sueños. Me acuerdo de que, en su momento, para ingresar eran 100 dólares. En ese no entré, pero si me sumé en uno de mil pesos para hacerle un favor a una amiga que estaba re estresada porque esto le trajo problemas con el marido. No gané nada, tenía que conseguir a nueve personas que me trajeran 1000 pesos y que a su vez esas nueve, cada una que trajera dos más”.
“Era inviable –recuerda Sandra– tenías que conocer a 30 personas para ganar algo y mucha gente se metía en préstamos para pagar los mandales con la idea de después recuperar el dinero. Me acuerdo de que fue tragicómico. En el contexto de un pueblo donde nunca pasa nada, situaciones de este tipo cambian el ritmo de un lugar, era de lo único de que se hablaba, pero hubo familias peleadas, gente endeudada, desesperada, tuvo un efecto social que hizo que todo el pueblo tuviera una dinámica distinta”.
¿Se puede acudir a la Justicia en estos casos?
Si bien por un lado existe el delito de estafa, comprendido en el artículo 347 del Código Penal –que estipula una pena mínima de seis meses y una máxima de cuatro años de penitenciaría, a la que se pueden sumar agravantes como premeditación, móvil de interés (art. 47) y si la persona ya fue condenada se le puede imputar reincidencia (art 48) o delito continuado de estafa–, sería muy difícil probar que la persona fue engañada, por el componente de “regalo” en el aporte. Según indicaron fuentes legales, depende del fiscal y juez de turno, por esa razón, es muy importante la concientización y no participar en estos mandalas o telares, así venga de quienes más confiamos.
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