Es un hombre que forma parte de la mejor historia de nuestro país en lo que al manejo de la economía se refiere, siendo catalogado como el “Filósofo de la Economía”, Carlos Steneri, licenciado en Economía por la Universidad de la República y máster en Economía por la Universidad de Chicago. En entrevista a La Mañana realizó un análisis pormenorizado de la situación económica actual, propuestas de campaña en la previa de las elecciones internas y el rumbo económico que deberá encarar el próximo gobierno.
¿Cuál es su visión de la actualidad económica de nuestro país?
Tomando una perspectiva de tiempo, como si fuera una película, tenemos que pensar que vemos una realidad que está afectada, por lo menos, por dos temas que son muy importantes. Primero, tanto la región como el mundo en general están en una situación que no diría inestable, pero sí que padece una suerte de estancamiento, sin un rumbo cierto de salida. Esto hace que todos los inversores a nivel mundial estén con una gran cautela en cuanto a llevar adelante nuevos emprendimientos y generar, sobre todo acá en nuestra región, una estrategia de inversión fuerte. Esto sucede en Uruguay, Brasil, Argentina, Chile. Estamos en un mundo en donde impera la cautela en los grandes centros financieros, por lo tanto, las inversiones directas –uno de los motores de economías pequeñas como Uruguay– están detenidas. Y uno observa que no hay en un horizonte cercano un flujo de capitales de inversores extranjeros importante, salvo en el sector inmobiliario en Punta del Este.
En segundo lugar, los mercados para nuestros productos están abiertos, están con cotizaciones promedio, pero no estamos en épocas fulgurantes que teníamos tiempo atrás. No sabemos si vamos a una mejora, una baja o quedamos de la misma forma. Por tanto, tenemos una especie de andarivel hacia donde puede ir nuestro crecimiento, mirado lo que puede aportar lo exterior y lo doméstico. Yo diría dos cosas, primero, este gobierno manejó muy bien la situación. Tenemos que pensar que tuvimos dos años de pandemia, que afectó a todo el mundo en su crecimiento, en el gasto para compensar los daños de la pandemia, y a su vez enfrentó la retracción de los empresarios frente a lo que señalé anteriormente. Prácticamente en el 50%, este gobierno estuvo bajo asedio, a lo que debe sumarse también la sequía.
En una columna usted afirmó que los precandidatos tienen una preocupación de reactivar el crecimiento económico. Desde su análisis, ¿qué medidas se pueden tomar?
Tenemos un denominador común que se viene arrastrando desde hace dos décadas, por el cual, desde hace una década, por lo menos, el país no crece. Estamos estancados porque 1,2% de crecimiento, con la demanda social que hay de todos los sectores, no es crecimiento. Usted esas demandas las debe financiar de algún lado. Y con 1,2% de crecimiento, todas esas aspiraciones sociales son imposibles de financiar, salvo que recurra al endeudamiento o a la emisión monetaria, que sabemos las consecuencias que tiene. Por lo tanto, ahí hay un problema. ¿Por dónde lo atacamos?
Para decirlo de una forma, vayamos a la competencia. El país, en este escenario gris internacional, podría ser más rentable como sociedad si esa sociedad fuera más productiva. Una manera de ver esa falta de productividad es lo que nosotros llamamos el atraso cambiario, que puede tener razones provocadas por el Banco Central, pero son de corto plazo. Hay una cuestión sistemática que usted viene observando desde hace dos décadas: el tipo de cambio está atrasado. En otras palabras, que la economía es cara para competir con sus pares a nivel del mundo, con sociedades que tienen un nivel de crecimiento o ingresos más o menos parecidos y la misma cantidad de población. Nosotros somos menos competitivos. Entonces uno se pregunta por qué somos menos competitivos.
Acá lo que hay pendiente es una reforma microeconómica, hemos hecho los deberes en la macroeconomía, más o menos hemos estabilizado la economía, tenemos un déficit alto aún –a mi entender–, pero está controlado, y hemos bajado la inflación. Pero tenemos un tema de funcionamiento interno de la economía que la hace pesada y cara. Y que influye obviamente en la toma de decisiones de todo inversor. Estamos fuera de foco ya que estamos muy regulados, tenemos un mercado laboral con regulaciones que ya están viejas, que perjudican tanto al trabajador como al empresario. Estamos con una sociedad que desea reivindicaciones válidas, pero que genera una mochila a la parte activa de la economía, por eso es necesario hacer más productiva nuestra sociedad. Además, la mano de obra debe ser calificada, no tiene que ver con la alfabetización, se necesitan destrezas y ahí tenemos un debe. Si comparamos a un trabajador con los de otros países, tenemos un problema.
Usted hacía mención del atraso cambiario, si lo vinculamos a la cotización del dólar en nuestro país, ¿hay forma de dejar flotar el dólar sin que se dispare la inflación?,
El dólar está flotando, el Banco Central no está ni comprando ni vendiendo, vamos a decir las cosas como son. Cuando uno compara por qué esta caro, es porque uno compara con el nivel de precios de otros países. Estamos, respecto a otros países, atrasados. Estos movimientos no son gratis, tenemos una pauta salarial que va indexada con la inflación y esa pauta salarial indexa jubilaciones, indexa los precios de los alimentos que se producen en el país y eso se trata de trasladar a las personas. Si usted tiene un tipo de cambio que se maneja por otra realidad y tiene una inflación del precio doméstico, usted está generando atraso cambiario. Acá no se negocia en cómo le va a la empresa, sino que se hace por rama. Hay empresas que lo pueden hacer, pero otras no. Usted va sumando, el combustible y sus costos de distribución tienen ganadores y perdedores, y estos últimos reclaman. La ley de patentes salió, pero con una reserva, ya que hay un sector que se opone porque nos puede afectar. Todos son costos que se suman y aumentan drásticamente los precios.
En materia de política exterior, ha hablado de la situación de India, consolidada como la nueva gran potencia, ¿cómo debería acompañar Uruguay estos cambios en la economía global?
Estamos en una economía mundial que se está modificando, vamos a un nuevo orden internacional que no sabemos hacia dónde va. Y en esa recomposición del mundo, que aparentemente es más cerrado, Uruguay, que también está encerrado en el Mercosur, sigue avanzando y en estos días el ministro de Agricultura estuvo en Malasia para abrir el mercado de carnes, lo que se logró después de 14 años. Aparecen nichos para nosotros, que, por el tamaño de Uruguay, no le movemos la aguja a nadie ni a ningún competidor, pero el acceso a cualquier otro mercado nos mueve la aguja a nosotros. Debemos aprovechar, lograr bajas, exoneraciones también, esas cosas son un goteo permanente que abre la puerta al mercado. Por ejemplo, Centroamérica es un gran comprador de arroz, pues bien, vayamos ahí.
Tenemos varios mercados que ver. Debemos diversificar, explorar posibilidades, en el caso de China, aunque no tengamos un tratado de libre comercio, podemos mejorar las condiciones de acceso. Eso es estar todos los días buscando oportunidades, creo que es lo que debemos hacer. En una columna que hice, traté de mostrar un índice sobre la capacidad de innovación de Uruguay, pensaba que éramos una economía avanzada, en América Latina estamos en mitad de la tabla. Un país que no innova, que no produce productos nuevos, de alguna forma está atrasado, es atraso cambiario, impacta en cuestiones obvias. Y son esas reformas microeconómicas pendientes las que debemos hacer. Los programas de gobierno de los partidos deben incluir estos temas, si no mejoramos ese 2% de crecimiento será más de lo mismo y nos vamos acercando a una frontera difícil de financiar.
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