Consideró que esas “pequeñas naciones” deberían “rebelarse frente a los poderes mundiales que nos obligan a pagar royalty por las semillas que exportamos y por los fertilizantes y herbicidas que usamos”.
El martes 11 de junio el Senado aprobó por unanimidad la adhesión de Uruguay al Tratado de cooperación en materia de patentes (PCT). Sobre la votación, el senador Guillermo Domenech de Cabildo Abierto, dijo que daba su voto “sin entusiasmo”.
Explicó ese estado de ánimo señalando que ese tipo de tratados “son una muestra de cómo los grandes poderes económicos del mundo someten a las pequeñas naciones como la nuestra”.
“En algún momento de la historia fuimos un gran Estado, desde más allá del río Grande hasta Tierra del Fuego, y quizás por ingenuidad nos comimos el verso del libre comercio y abrimos nuestro comercio cuando éramos un gran Estado que se autoabastecía y que tenía un comercio interior importante. Éramos un Estado continental, en los términos en que hablaba Methol Ferré”, expresó.
Sin embargo, y tomando las palabras del comentarista deportivo Enrique Yannuzzi, Domenech dijo que “con el libre comercio ‘nos comimos la pastilla’, y los mismos que nos dijeron que teníamos que abrir nuestras aduanas levantaron aranceles impresionantes a los productos que nosotros les exportamos”.
Son los que “ahora nos extorsionan” con tratados como el que se debatió en el Senado, que “son una confesión de que debemos depender de su industria, de su complejo industrial y de sus intereses”, expresó.
Definió de “ingenuidad” la manera con “los países subdesarrollados o de menor poder económico nos hemos insertado en el mundo, con un sometimiento y una docilidad realmente llamativos, respecto al interés de esos grandes grupos económicos que nos hablaron de libre comercio, que ahora elevan barreras arancelarias y que, para bajarlas, nos piden que nos sometamos a sus intereses, concentrando ellos todas las patentes”.
Porque “¿cuántas patentes registra Uruguay?”, se preguntó, y aseguró que “eternamente” estaremos “sometidos a la dependencia de los intereses de los grandes grupos económicos que hoy rigen el mundo”.
Esas “son las reglas del juego, no tenemos poder para otra cosa, y mientras no tomemos conciencia de la necesidad de la integración, estaremos sometidos a estos condicionamientos que lesionan nuestras posibilidades de futuro”, concluyó.
Posteriormente, en una segunda participación, Domenech reiteró el “desgano” con que votó “porque estamos ante mecanismos de dominación instalados a nivel universal que dócilmente estamos aceptando”.
“Las pequeñas naciones tendrían que tomar conciencia de la necesidad de rebelarse frente a los poderes mundiales que nos obligan a pagar royalty por las semillas que exportamos, por los fertilizantes y herbicidas que usamos”.
“Estamos entrando en una cadena de sometimiento imperceptible y eso condiciona nuestro desarrollo futuro”, reflexionó.
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