El periodismo ejercido con principios y valores es una de las mejores maneras de hacer patria. Y La Mañana es un cabal ejemplo, claramente identificada con la defensa de la familia, su defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
Ha aportado, semana a semana, al mejor conocimiento del sector agropecuario y productivo, de sus problemas y las posibles soluciones a ellos.
Constante en la promoción de los valores democráticos y republicanos y su defensa sin claudicaciones, superó en esta su segunda etapa, edición tras edición, entrega tras entrega, bajo la firme y tenaz conducción de su directora, las dificultades de un mercado editorial exigente y muy difícil.
La Mañana recibe este nuevo aniversario de su ya lejana fundación, ahora acertadamente convertida en semanario, abierta como siempre a las ideas republicanas, honrando los principios y valores artiguistas, una vez más de pie, con la frente en alto, impulsada y sostenida por el espíritu firme de los fundadores, de aquellos de la primera edición y, sobre todo, de quien la rescató del olvido para lanzarla, con coraje y convicción, a esta su segunda travesía periodística. En buena hora. Por muchos años más.
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