En entrevista con La Mañana, el artista compartió detalles de su vida y carrera, brindando una perspectiva íntima sobre su evolución artística y las motivaciones que lo han llevado a ser un referente en la cultura visual de Uruguay.
Adentrarse en su trayectoria es unirse a un viaje a través de paisajes, personajes y escenas típicas del medio ciudadano y campesino uruguayo, donde se entrelazan playas, cerros, montes, calles, plazas y edificios emblemáticos del país. Nacido en Montevideo el 11 de agosto de 1948, Álvaro Saralegui Rosé es un artista que ha dedicado su vida a plasmar la esencia de Uruguay en cada una de sus obras.
Desde temprana edad mostró una inclinación natural hacia el dibujo y la pintura. Su abuelo, el maestro Manuel Rosé, fue una figura influyente en sus primeros pasos artísticos. En entrevista con La Mañana, Saralegui Rosé recordó: “Mi abuelo pintaba de todo y, la verdad, la influencia estaba por ese lado”. A sus 12 años ya estaba inmerso en la creación de escenas camperas y retratos de caballos. Esta conexión con su abuelo no solo le proporcionó una base técnica sólida, sino que también le inculcó un profundo amor por el arte.
En los años 1967 a 1970, Saralegui Rosé estudió en la Escuela de Artes Aplicadas, donde se graduó como dibujante gráfico y publicitario. Sin embargo, su verdadero interés siempre estuvo en la pintura artística. “Lo mío era más la parte artística. En esa época era todo a mano, no había computadora, entonces había que dibujar y dibujar”, comentó sobre esos años formativos. Esta dedicación al dibujo manual le permitió desarrollar un estilo distintivo y una habilidad técnica que han sido cruciales en su carrera.
La obra de Saralegui Rosé se caracteriza por una representación detallada y emotiva de los paisajes y personajes uruguayos. Su participación en el Mercado del Puerto de Montevideo desde 1999 ha sido una plataforma clave para compartir su arte con el público local y los turistas. “El hecho de haber ido al Mercado del Puerto también fue una de las iniciativas que me han permitido estar más cerca del público extranjero”, explicó, destacando cómo esta experiencia ha enriquecido su práctica artística y su conexión con la gente.
Además de su trabajo en este mítico lugar, Saralegui Rosé ha sido parte de numerosos proyectos y exposiciones. Desde ilustraciones para libros y revistas hasta exposiciones en lugares emblemáticos como el Museo del Gaucho y la Moneda del Brou, su arte ha alcanzado una amplia audiencia. Además, colaboró con Aldeas Infantiles, lo que le permitió retratar la Iglesia Matriz, el teatro Solís y el club Uruguay, entre otros. Dentro de sus colaboraciones se encuentra también su participación en los libros del escritor Juan Antonio Varese y Julio Romero.
Uno de los momentos más significativos en la carrera del artista fue su viaje a París, donde tuvo la oportunidad de conocer los principales museos de arte, visitar la casa de los impresionistas Monet y Sisley, exponer acuarelas con la temática del tango en la embajada uruguaya y pintar en el Centro Pompidou. “Lo de París fue algo que realmente me sirvió para hacer postales”, mencionó, resaltando cómo esta experiencia internacional ha influido en su obra y en su perspectiva artística.
La conexión con el patrimonio
Podría decirse que la trayectoria de Saralegui Rosé es un testimonio del poder del arte para capturar y preservar la identidad cultural de un país. A través de su obra, los paisajes y personajes de Uruguay cobran vida, ofreciendo una ventana a la rica tradición y el espíritu del pueblo uruguayo. Como él mismo señaló, “pictóricamente, salgo y dibujo”, subrayando la conexión personal y profunda que tiene con cada una de sus creaciones.
En esta línea, la conexión del artista con el campo uruguayo es una parte fundamental de su identidad artística. Desde muy joven, se sintió atraído por los paisajes rurales y la vida en el campo, una pasión que heredó de su abuelo. Juntos, exploraban la campiña uruguaya, donde comenzó a plasmar en sus primeros bocetos escenas camperas y retratos de caballos.
El campo no solo se convirtió en una fuente de inspiración, sino también en un refugio donde encontró la calma y la simplicidad necesarias para desarrollar su arte. La belleza de los paisajes rurales, con sus vastas praderas, cerros y montes, y la vida cotidiana de los gauchos y campesinos, se convirtieron en temas recurrentes en su obra. “Mi abuelo pintaba de todo y, la verdad, la influencia estaba por ese lado”, mencionó, subrayando la influencia decisiva de su abuelo en su afinidad por las escenas rurales.
La representación detallada y emotiva de estos escenarios no es solo una mera reproducción visual, sino una celebración de la rica tradición y cultura rural de Uruguay. Saralegui Rosé logra capturar la esencia del campo, desde la luz dorada de los atardeceres hasta la robustez de los caballos criollos, creando un puente entre el espectador urbano y la vida campestre. Esta conexión íntima y genuina con el campo es lo que dota a su obra de autenticidad y resonancia, haciendo que cada pintura no solo sea una imagen, sino una experiencia vivida y compartida.
Es en este sentido que, en sus numerosas exposiciones y colaboraciones, la temática rural ha sido constante. Desde las carbonillas y acuarelas de caballos presentadas en la Expo Prado hasta las ilustraciones para revistas de fomento equino, su arte ha sido parte de la difusión y preservación de la cultura rural uruguaya.
De esta forma, el artista destacó un aspecto esencial de la cultura uruguaya: “Todo el mundo en Uruguay conoce algo del campo, porque nuestro país tiene una tradición rural muy fuerte”. Este nexo universal con la campaña permite que su obra resuene con el público, evocando memorias y emociones compartidas y, de alguna manera, capturar estas vivencias y transmitirlas a través de su arte también es un homenaje a la identidad y el alma del Uruguay.
Próximos pasos
El artista se encuentra trabajando en varios proyectos como la preparación de nuevas obras para la exposición Pintores del Prado, que se llevará a cabo en octubre y está colaborando en la ilustración de un libro de cuentos.
Otro de sus proyectos recientes incluye la creación de postales para turistas brasileños, quienes, indicó, aprecian sus representaciones de la costa y el campo uruguayo. Asimismo, Saralegui Rose sigue colaborando con la revista Raíces, donde ilustra boliches históricos del país, transportando a los lectores a través del tiempo con cada detalle minucioso de sus acuarelas.
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