Las habituales filas de votantes que se suelen ver, incluso en elecciones internas anteriores, esta vez brillaron por su ausencia. También los vehículos con sus banderas partidarias, salvo aquellos destinados por los sectores para trasladar gente a las mesas de votación. En la localidad de 25 de Mayo, departamento de Florida, la votación fue escasa.
Mientras unos reclamaron que sea obligatoria, otros expresaron desinterés y prefirieron permanecer en su casa al lado de la estufa. La Mañana accedió a esas distintas miradas y perspectivas de una elección con cada vez menos participación.
“Hay que votar”, dijo Alberto cuando subía a su moto para regresar a su casa luego de que este domingo participara en las elecciones internas temprano por la mañana. A toda voz les gritó a algunos conocidos que se encontraban fuera del liceo local. “Las elecciones tiene que ser obligatorias, los políticos están mal” porque es un deber de todos los uruguayos participar en las elecciones. Como lo hace habitualmente para trabajar, se trasladó en su moto por veinte kilómetros haciéndole frente al intenso frío y la helada que se podía ver fácilmente en los vehículos y en los bajos del campo. La de Alberto es una de las tantas opiniones a favor de la obligatoriedad en la instancia de las internas, porque “es nuestro deber” aseguró. Mientras se retiraba dijo que nunca ha faltado a una sola elección y reiteró que el sistema político debería hacer algo al respecto, porque “esta es una elección muy importante”.
La misma postura es la de Julio, que esperó hasta pasado el mediodía para participar de lo que para él es una obligación moral. “Estoy rodeado de juventud”, contó a La Mañana entre risas, debido a que le tocaba votar en las mesas más jóvenes después de que hizo su traslado desde su Capilla del Sauce natal hasta 25 de Mayo, donde vive desde hace bastante tiempo. En ambas localidades fue un actor social que se manejó en todos los ámbitos. Aunque reveló que hace mucho tiempo que no estaba en política, su experiencia sigue siendo un factor decisivo cuando se requiere un consejo. Como la gran mayoría de los consultados, desde las primeras horas del día, Julio ya presumía que la participación sería escasa.
El brillo de otras épocas
Con la misma efervescencia de otras épocas, Antonio de 84 años se preparó desde tempranito para acudir a las urnas. Con su “ropa de salir”, como le gusta decir a su esposa María, esperaba a media mañana a uno de sus hijos que lo llevara en su auto hasta la mesa de votación que quedaba a varias cuadras. Mientras tanto, recordaba y le contaba a La Mañana cuando junto a sus padres y hermanos se trasladaban en una volanta tirada por caballos desde el medio rural el día de las votaciones. “Era una fiesta”, dijo, porque antes y después de la votación “nos juntábamos en los cantones” con toda la gente de su partido. Señalando con los dedos, dice que “hasta cuatro vaquillonas” se asaban para todos, “algunos comíamos allí y los que querían llevar un pedazo de asado para su casa” lo hacían. Dijo que desde chico aprendió que “votar” es una obligación y desde que cumplió la mayoría de edad “no he faltado nunca” y voy a seguir así “hasta que me vaya para los pinos”, sostuvo riendo y haciendo ademanes con su mano derecha. No puede creer como ha cambiado todo. “Mirá, no anda nadie” como si fuera un domingo más. Sin embargo, dijo que no todos en su familia tienen la misma costumbre, alguno de sus hijos y varios de sus nietos no van a votar, “como no es obligatoria”, finalizó diciendo bastante molesto con esa decisión.
En tanto, Jorge era uno de los tantos encargados por su partido político para recoger personas, sobre todo mayores de edad y llevarlas a su mesa de votación correspondiente. “Si no la vas a buscar la gente no vota”, señaló, aunque su tarea, al igual que la de sus pares de otros partidos políticos, era muy menor a la que se puede ver en una instancia obligatoria. Desde muy temprano había comenzado la recorrida, lista en mano para no olvidarse de nadie. “Acá, si no llevás a la gente, no vota nadie y menos con este frío”, dijo mientras se retorcía las manos intentando calentarlas.
Un ejemplo del desinterés que genera la política
La Mañana consultó a Gabriel, un padre de familia de 40 años que dijo sentirse decepcionado de la política, y ese argumento sirvió para no votar este domingo. “Si no es obligatoria yo no voy a votar” y menos con tanto frío, señaló mientras calentaba sus pies en la boca de la estufa a leña. Mencionó que su desinterés por la política surge “porque los políticos se acomodan todos” y después “si te he visto ni me acuerdo”. “Los políticos no me solucionan los problemas, mañana tengo que ir a trabajar como todos los días” porque las cuentas hay que seguir pagándolas. Para él la mayoría de la gente vota cuando son obligatorias para que no les tranquen algún trámite, “muy pocos son por convicción” sugirió. Dijo que nunca fue de pedirle nada a los políticos “porque son puras promesas”. Sin embargo, a pesar de su postura respeta a quienes están involucrados en los partidos políticos, aunque dijo renegar del fanatismo que se ve en las redes sociales, “en el pueblo somos todos conocidos, que te vas a andar peleando por política”. A pesar de su descreimiento en el sistema político, espera que los que ganen “miren por el sueldo de los trabajadores” que están bajos, señaló.
De un total de 58.678 habilitados para votar en Florida, participaron este domingo 23.211 en 173 circuitos distribuidos en todo el departamento. La localidad de 25 de Mayo está situada al sur del departamento de Florida. Con una población superior a los 2500 habitantes este domingo había 2072 habilitados para votar y quienes participaron apenas superaron el 40%.
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