El Centro Espeleológico Uruguayo Mario Isola se dedica al estudio de los espacios subterráneos de nuestro país, y se sostiene gracias a exploradores de diversas disciplinas como la geología, biología, arqueología y antropología, que estudian estos sitios e imparten clases de capacitación para trabajadores del turismo sin otro motor que la curiosidad por la naturaleza, la preservación de los ambientes y la divulgación de la práctica espeleológica.
En 1993, el espeleólogo cordobés aficionado de la arqueología y la arquitectura Livio Incatasciato fundó el Centro Espeleológico Uruguayo Mario Isola (Ceumi). Antes, había fundado otro centro en Guinea Ecuatorial y explorado como misionero en cuevas africanas en busca de agua potable. En el año 2000, decidió quedarse en Uruguay para siempre.
El argentino nombró al centro Mario Isola luego de escudriñar entre los archivos de distintas publicaciones, donde encontró un recorte del diario El Día con el primer artículo de carácter espeleológico, donde se valorizaba a las cuevas como objeto patrimonial. Firmaba el intelectual uruguayo Mario Isola, al que Livio honró en memoria de su esfuerzo por divulgar la disciplina entre finales del siglo XIX y principios del XX. No mucho más se sabe, según Gaspar González, presidente del Ceumi, Livio era un hombre chapado a la antigua que registraba la información en papel y mente.
Según recuerda el biólogo Pablo Píriz, el Ceumi comenzó con una personería jurídica prestada de una asociación civil de aficionados a la montaña, que funcionaba desde hacía muchos años, pero “estaba un poco desinflada”. En 2003, Livio realizó un taller de técnicas verticales de espeleología en el club donde Píriz entrenaba buceo, con el objetivo de formar buceadores de cavernas inundadas. Allí aprendió sobre el manejo técnico de la cuerda, así como la producción de registros topográficos y publicaciones científicas sobre las exploraciones. El Ceumi se concretó finalmente como institución con personería jurídica propia en 2005.
Descubrimientos
Al entrar a una caverna, el equipo de exploradores no suele ser de más de cuatro personas, pues el espacio no lo permitiría. Se comienza tomando apuntes de las direcciones y las medidas de los largos e inclinaciones, para luego bosquejar un mapa o topografía. Según González, hasta el momento no ha sucedido en Uruguay, pero en otros países en los que ha participado el Ceumi, las cuevas de características verticales han obligado a técnicas más avanzadas, con un explorador que coloca cuerdas en el interior para permitir el ingreso del equipo en segunda instancia.
Entre los hitos del Ceumi, González nombró el descubrimiento de la cueva de arcilla más larga del mundo y la más profunda de Argentina, la Caverna de la Liebre en San Juan. Allí, estos exploradores uruguayos fueron de las primeras personas en entrar a esta cavidad de 2005,13 metros de largo y 112 metros de profundidad, deslizándose cuidadosamente en un pasaje de tan solo 28 cm en su tramo más estrecho.
En el departamento de Cerro Largo, la Quebrada de los Cuervos escondía una serie de cavernas y cursos de agua. Lázaro Ortiz, propietario del establecimiento rural Ñu Porá, llamó al Ceumi para que relevara la zona. Píriz recuerda que el Centro supo de estas cavernas cerca del 2004. “Es una de las cavernas más largas del Uruguay, si no es la más larga”, aseguró. En años posteriores, los exploradores comenzaron el mapeo de lo que hoy es un destino turístico poco conocido pero fascinante, con el acceso permitido a solo una de las cuevas donde se puede disfrutar de manantiales de agua mineral y una peculiar fauna y flora.
En Punta Ballena, Maldonado, hay una serie de cuevas sobre una fractura de la corteza terrestre que se ganó la comparación con la famosa falla californiana de San Andreas, y que evidencia el bloque continental de Gondwana que unía lo que hoy conocemos como Sudamérica y África en los tiempos de la Pangea. En Sierra Ballena, la cavidad más grande entre las seis conocidas, Cueva del Tigre, supo ser discoteca en los años 60. El Ceumi también exploró la Cueva de los Murciélagos y otra que aún no tiene nombre. En esta última descubrieron depósitos de minerales que aún no se han estudiado, y un techo de roca clástica que lo hace vulnerable a derrumbes.
Preservación
El Ceumi tiene como gran objetivo la divulgación de la importancia de conservar el espacio y los peligros que puede significar visitar cuevas poco controladas sin conocimiento técnico. Estos sitios contienen biomas prístinos para ciertas especies de fauna y flora, que son vulnerables a la exposición de luz y ruido. La protección, la tranquilidad, el aislamiento sonoro y la oscuridad son condiciones necesarias para la vida de algunos organismos. “La urbanización de esas cuevas ha provocado un estrés muy alto. Hay huellas en Sierra Ballena que evidencian que ha habido murciélagos, pero no los hemos visto”, lamentó Píriz.
La cueva sin nombre de Punta Ballena podría verse seriamente afectada por un proyecto que pretende construir 29 edificios y 300 apartamentos en la zona. El Ministerio de Ambiente está estudiando la propuesta, que ya pasó por una audiencia pública donde expertos y ciudadanos realizaron contundentes exposiciones con argumentaciones en contra. El Ceumi se sumó a las denuncias, ya que no solo peligra el ecosistema, si no la propiedad integridad física de quienes circulen por allí. Según sabe Píriz, la iniciativa quedó “bastante encajonada”, y aún no hay noticias de su futuro. “Los dueños de los campos son los que toman las decisiones, en estos casos nosotros nos limitamos a redactar informes con recomendaciones y presentarlos a la Intendencia o a los dueños, pero no incidimos en la gestión”, agregó González.
Más allá de los murciélagos, importantes por su control poblacional de insectos y plagas que afectan los cultivos y la ganadería, estas cavernas contienen otros organismos. “Están los troglófilos y los troglobios. Los troglófilos son los organismos que son afines a la caverna, pero no la necesitan esencialmente para vivir. Y los troglobios son esos organismos que no pueden salir de la cueva, porque serían presa fácil o asesinados por los rayos solares. Han evolucionado tanto en la ausencia de luz que son completamente vulnerables a ella. Son transparentes, muy frágiles, y tienen extremidades muy largas para medir el espacio, porque perdieron los ojos. No hemos logrado el entusiasmo de los investigadores en relación con esos bichitos, normalmente artrópodos e insectos”, explicó el biólogo.
En el predio de la Quebrada de los Cuervos, los exploradores encontraron lobitos de río que bucean por debajo de los conductos de la cueva. La fauna y flora puede cambiar completamente dependiendo de qué caverna se esté hablando. Por ejemplo, las cavernas que están en las sierras tienen el mecanismo de espeleogénesis, lo que significa que la propia cueva se genera por fenómenos del entorno. En Cerro Largo, las cavernas están formadas por rocas calcáreas, que tienen la capacidad de ser disueltas por pequeños cursos de agua entre las grietas. La cueva de Punta Ballena es de roca metamórfica, es decir, lava que no salió a superficie, algo que no permite el mismo proceso de espeleogénesis.
Por amor al arte
La espeleología es una cuestión amateur. Tanto que al buscar la definición de amateurismo en Wikipedia, el ejemplo es la espeleología como actividad altamente especializada desarrollada por amateurs. “Es un hobby. Puede ser una pseudociencia o un encuentro de ciencias, pero en realidad la exploración de cavernas en todo el mundo se hace por amor al arte, no es solo en Uruguay. Nos pagamos nuestros equipos y los viajes, muy rara vez hemos recibido plata de un proyecto que financia un mínimo de gasto”, comentó González. Se trata de una disciplina que les ha permitido recorrer “la naturaleza más exuberante y los rincones más hermosos y del país”, añadió Píriz.
Sobre los proyectos de investigación en los que integrantes del Centro han trabajado como profesionales, se lograron a través de instrumentos del Estado o financiamiento de privados que permiten la capacitación de los exploradores y la subvención de los costos logísticos. Los equipos de topografía, de seguridad y rescate, son muy costosos. Parte de la financiación la obtuvieron a través de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), el Programa de Pequeñas Donaciones de Naciones Unidas para el desarrollo de atractivos turísticos y La Comisión Sectorial de Investigación Científica. Cuando logran el financiamiento de un proyecto, se lo toman muy en serio, ya que “el trabajo que se viene es normalmente mucho más intenso de lo esperado”, expresó Píriz. Actualmente están redactando los informes finales de una investigación en colaboración con la Facultad de Humanidades.
En noviembre de este año impartirán un curso de iniciación en espeleología en las Grutas de Salamanca, y tienen proyectada la exploración de nuevas cavernas encontradas en la Quebrada de los Cuervos, que aún no han podido investigar a causa de las lluvias, pero que los mantiene “muy entusiasmados”. El año que viene, estarán presentes en el Congreso Internacional de Espeleología en Brasil, “la máxima expresión del colectivo espeleológico en el mundo”, según contó González.
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