La diputada Nazmi Camargo, de Cabildo Abierto, es integrante de la Comisión Especial de Seguimiento del Sistema Carcelario, la cual recorrió recientemente el ex-Comcar. En diálogo con La Mañana, la representante indicó que preocupa la situación de los privados de libertad, pero también la “de los operadores penitenciarios y los policías que tienen que trabajar a veces en condiciones muy complejas y con muy pocos recursos, viviendo la misma realidad que viven los privados de libertad”. En el caso de la zona metropolitana, el trabajo en las unidades penitenciarias es de una semana dentro de lugar y una semana libre.
Sobre su visita al ex-Comcar, Camargo dijo que la situación se repite como en varias unidades: el hacinamiento y la falta de recursos humanos para atender a los privados de libertad y lo que eso genera. No obstante, señaló se observa “un esfuerzo de quienes llevan adelante las unidades para que haya una mejora, aunque esto es difícil si no hay una inversión real, principalmente en recursos humanos”. Calificó como muy positivo la presencia en los centros penitenciarios de la Udelar, de UTU y los programas de alfabetización básica para quienes no completaron la escuela primaria.
Camargo dijo que del ex-Comcar uno de los aspectos que más le impresionó fue el hacinamiento, con celdas para cuatro personas en las que hay diez, por lo cual “obviamente no están dadas las condiciones” para la rehabilitación. Sin embargo, indicó que se están construyendo nuevos centros de reclusión que podrán descomprimir este.
También mencionó que la propuesta de Cabildo Abierto del trabajo obligatorio sería necesaria aplicarla, ya que reconoce que “no hay interés de trabajar en las cárceles, aunque hay posibilidades de hacerlo. La mayoría de los privados de libertad no tiene interés de trabajar”.
Otro aspecto que destacó y pudo conocer es la Unidad de Pre Egreso del ex-Comcar, a la que van aquellos que tienen pronta su libertad. El lugar consta de varios dormitorios, ya que es como una casa, pero explicó la legisladora que “no se llenan esos lugares, debido a que no hay gente dispuesta a cumplir con los perfiles que se necesitan, como levantarse temprano o ir al psicólogo. Nos comentaban que muchas veces llegan, pero no se adaptan y prefieren esperar la libertad en los módulos comunes”.
Sobre el diálogo mantenido con los funcionarios, Camargo señaló que están sobrecargados de trabajo, ya que hay pocos y muchas certificaciones médicas. “Hay módulos con 700 privados de libertad y durante la noche a veces hay un solo funcionario. El desgaste de quienes trabajan ahí es enorme”. Pero también se mencionan algunos logros dentro de todo el sistema.
Camargo había visitado la cárcel femenina de Rivera, ubicada en el centro de la ciudad. Tras un planteo realizado por la legisladora, cuando el ministro del Interior era Luis Alberto Heber, se logró que esa cárcel se trasladará a una chacra a las afueras de la ciudad, lo que dio más lugar a las reclusas y también al personal.
La visión de la sociedad
Sobre la visión de la sociedad y el sistema carcelario, la legisladora dijo que siempre trata de transmitir a la población por qué la necesidad de mejorarlo. “La gente sabe o se imagina cómo viven los privados de libertad. Pero creo que no tienen mucha conciencia de que las personas que ingresan en esos centros en algún momento van a salir y a convivir con la sociedad. Si nosotros no cumplimos con la rehabilitación, esas personas salen peor de lo que entraron. Eso es lo que a veces nos cuesta como sociedad entender. Y me incluyo, porque antes de que estuviera en esta Comisión también tenía esa visión, el no querer invertir en una cárcel con mis impuestos”, sostuvo.
También dijo que el principal problema que ha observado es que en los centros de privación de libertad los reclusos son cada vez más jóvenes y más de un 90% tiene problemas de adicciones. Camargo dijo que se debe trabajar en la rehabilitación de las adicciones, “que es sin duda el principal problema dentro de las cárceles”.
La legisladora tuvo la posibilidad de hablar con un recluso que estaba en la sección de Pre Egreso del ex-Comcar. “Nos decía que tenía una pena de seis años y medio, le quedaban 8 días para irse y hacía seis meses que no consumía. Relataba que, de los seis años y medio, seis años estuvo drogado dentro de la cárcel, con problemas de conducta. Aceptó ir al Pre Egreso y tenía muchas ganas de salir”. Pero en su relato también admitía el miedo irse de la prisión, ya que no tendría la contención de psicólogos que actualmente estaba recibiendo.
Si bien existe la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado, sus recursos son limitados y muchos de los liberados no tienen familia o han roto los vínculos con ellas. “El tema de la privación de libertad es muy complejo, pero también lo es cuando se alcanza la libertad, ya que si no consiguen trabajo comienza la frustración y se vuelve al camino de la delincuencia. Por lo tanto, los privados de libertad son producto de un tema multicausal que tiene que abordarse de manera interinstitucional”, sentenció la legisladora. Lo consideró como “un gran desafío para el próximo gobierno. Si no atacamos esto tenderá a incrementarse la violencia y es la educación donde el Estado no puede fallar más para evitar que en un futuro esas personas terminen con problemas de adicciones y después en la Justicia”.
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