Algunos compositores del romanticismo dejaron la medicina por la música (Héctor Berlioz). Otros descollaron en ambas profesiones (Albert Schweitzer). En nuestro medio, hay ejemplos muy reconocidos de músicos y médicos. En esta oportunidad, entrevistamos al prestigioso guitarrista y neurocirujano Dr. Álvaro Córdoba.
Álvaro Córdoba nació en 1961 en Montevideo y se inició en la guitarra y educación musical a los 14 años bajo la tutela del maestro Atilio Rapat y de Antonio Pereira Arias. Empezó a dar conciertos en 1978 y no paró de presentarse en varios países y en importantes festivales y teatros de los cuatro continentes. “En la música sí tuve grandes maestros que siempre me apoyaron”, destaca y cuenta que hace poco encontró en su casa los programas de Juventudes Musicales de la década de 1980, cuando recién empezaba.
“Siempre hay actividades dentro de lo que se puede, porque desgraciadamente la guitarra clásica no tiene mucha demanda”, acota. Además, aporta su música para proyectos solidarios como Música para el Alma, el grupo liderado por Estela Nicrosi que lleva sus melodías a hospitales, hogares de ancianos e instituciones que así lo demanden. “Es un gran ejemplo y una cosa que hay que aplaudir y seguir siempre que se pueda. Se hace también en otros países, donde hay orquestas de médicos como la Camerata Médica de Viena”, señala Córdoba.
Su actividad musical convive con el ejercicio de la medicina. Se formó como cirujano en la Udelar y luego estudió en la Universidad de Viena (Austria). Dentro de los múltiples reconocimientos en su profesión, fue electo presidente de la Federación Internacional de Neuroendoscopía.
¿Cómo fueron sus primeras clases de guitarra a los 14 años?
Las clases con Atilio Rapat, inicialmente a los 14 años, fueron realmente inolvidables. No se adaptaban a un estilo concreto, pero sí a un hecho riguroso, el desarrollo de la técnica de la mano derecha inicialmente y luego de la mano izquierda. Realmente era una maravilla, un disfrute permanente aprender a través de un maestro de su valía. Con Pereira Arias fue después de haber tenido unos cuantos años de experiencia en dar conciertos, pero descubrí a un maestro magnífico un gran dominador de todas las posibilidades en cuanto al aprendizaje y la enseñanza de la música. Fue quizás el broche de oro haber conocido docentes tan importantes en mi vida. No eran docentes específicamente apegados a una forma de ejecución musical, pero sí en su gran mayoría de estudio serio y disciplinado de la música clásica.
Su padre, que era un gran barítono, ¿incidió en su elección? ¿La vocación musical se hereda o es el ambiente el que ayuda?
Mi padre incidió mucho en la formación musical inicial y en el desarrollo del gusto musical. En el caso de mi madre y de mis tíos, sobre todo de uno de ellos, Germán, siempre estuvieron presentes en la formación de música de buen gusto, de música importante. En cuanto a lo que podían dejar interiormente de grandes intérpretes de tango, folklore, música clásica y otros tipos de música también. No había un solo estilo, pero sí era un grupo familiar muy sólido del punto de vista artístico, estético y musical. Mi hermano Sergio también ha sido baluarte para la conformación de una familia de buen gusto artístico.
¿Sus primeros conciertos siguieron en Juventudes Musicales?
Sin duda. La posibilidad de tocar reiteradas veces en los conciertos de Juventudes Musicales fue muy importante para la trayectoria y fue muy determinante en lo que iba a venir en el futuro.
¿Pensaba en seguir una carrera como concertista profesional?
Inicialmente no pensaba en hacer una carrera artística, pero de a poco fuimos entrando en ese mundo y fue muy gratificante en muchos aspectos.
¿La música es un refugio, un momento de distensión, o es el momento en que se siente más uno mismo?
La música es un refugio sí, pero es mucho más que eso: es toda una serie de sentimientos y de forma de concebir la vida y el encuentro en un plano absolutamente diferente al terrenal, que es el espiritual y más allá todavía del espiritual… entonces es muy difícil de definir.
¿Siente la necesidad de tocar?
Siempre se siente la necesidad de tocar, aunque uno haga una pausa algún día siempre se retorna. Siempre se está “volviendo” a la música.
¿Qué siente al aportar su música para proyectos solidarios como Música para el Alma?
La actividad llevada a cabo por Estela Nicrosi es excepcional. No la vi ni siquiera en la orquesta de Cámara de Viena, por lo tanto, creo que es algo muy importante para seguir y para continuar desarrollando: es realmente para aplaudir.
¿Nunca se dedicó a componer o a cantar?
En cuanto al canto, cuando era niño hacía alguna cosa, pero es muy difícil. A veces canto para mí con la guitarra en alguna canción folklórica de Eduardo Falú o Jaime Dávalos, pero solamente para mí.
¿Incursionó en el laúd?
He incursionado en los últimos cuatro o cinco años un poco en la música antigua música renacentista, barroca y música medieval.
Cuéntenos quién era el médico francés organista que nombra como referente.
El médico a quien yo hago referencia era el doctor Gerard Guiot, que es un eminente neurocirujano que además eran gran humanista y organista y una personalidad dentro de la filosofía: era un francés que hizo escuela.
Háblenos de sus instrumentos. ¿Tiene una guitarra de Paco de Lucía?
Mis primeras guitarras fueron muy simples, muy humildes: una Pierini, en su momento, en la que toqué la mayor parte de mi vida. Antes me prestaban las guitarras para poder dar conciertos. Recién fue en una época posterior que he tenido la posibilidad de tener varias guitarras de verdad y algunas llegaron increíblemente a mi mano, como la de Paco de Lucía, conjuntamente con una Contreras y varias más, como una barroca de cuello de cisne modelo Hoffman.
¿Cuál es su repertorio preferido?
El repertorio en general es bastante ecléctico, porque me gustan muchas obras de muchos estilos y realmente trato de hacerlo así para los programas de concierto.
¿Qué tiene preparado o está preparando para los próximos conciertos?
Actualmente estamos preparando una gira de conciertos para aproximadamente noviembre y diciembre en varios lugares que incluyen Viena, Bratislava, Alemania y Nicaragua.
Fue 14 años docente, ¿qué le dejó ese contacto con los alumnos?
Siempre la actividad docente es algo muy bonito en la vida. Se aprende mucho más de lo que se enseña y esto fue básicamente a nivel de la universidad, verdad a nivel neuroquirúrgico y también a nivel internacional en las mismas clínicas universitarias que estuve, sobre todo en la clínica universitaria de Viena durante 14 años con un cargo de profesor asistente.
¿Qué pasó cuando a una paciente pianista se le pidió que tocara imaginariamente una sonata de Mozart?
La primera paciente a la que se realizó una cirugía despierta fue la famosa pianista Clara Haskil, a quien se le extirpó un tumor hipofisario por vía frontal recordando una de las sonatas de Mozart para piano.
¿Qué relación directa hay entre nuestras neuronas y el ejercicio de la música, tocando, cantando, componiendo o simplemente deleitándose con ella?
La relación entre la música y la actividad neuronal es bastante conocida y puede decirse básicamente que ello determina un aumento de las conexiones encefálicas bilaterales bitemporales y pone al músico en mucho menor riesgo que el promedio habitual de los pacientes que no son músicos cuando son sometidos a neurocirugía.
¿Qué dicen sus pacientes cuando se enteran de que su neurocirujano es un famoso guitarrista?
La relación con los pacientes cuando se enteran de que uno es músico o lo han escuchado es maravillosa porque también descubren un mundo que no imaginaban en un médico y que realmente también muchos son músicos por lo tanto la relación es fantástica.
¿Qué pasa con sus manos sobre el clavijero y cuando operan?
Siempre trato de proteger mis manos, tanto como mi capacidad de atención y motricidad fina.
¿Cómo se traduce hoy día esa conexión arte-ciencia?
El arte y la ciencia han estado intrínsecamente vinculados desde el origen de la humanidad. Actualmente es la fase más tecnológica de la historia, pero no descubre nada nuevo, por lo tanto, habría que aprovechar esa capacidad para ser mejores en lo interior. Las frecuencias que tenían Beethoven, Mozart y Bach lo que hacen es aumentar las conexiones en los lóbulos temporales de ambos hemisferios a través de la neuroplasticidad.
El testamento de Florencio Sánchez colgado en la cátedra de anatomía de la Facultad de Medicina, ¿ sirve como disparador del arte en los futuros médicos?
Es el ejemplo de alguien que donó su todo a los demás; espíritu y cuerpo.
¿Es bueno humanizar la profesión e incluir el arte en la carrera médica?
Sin duda, así debiera de ser.
Si no viviera en Uruguay y no tuviera compromisos profesionales, ¿dónde viviría y a qué se dedicaría?
En Viena. Haría lo mismo.
¿Dónde le gustaría tocar que no haya tocado aún?
Dentro de mí. Aún no lo he logrado. Al menos en un todo y permanente.
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