En la próxima elección se ofrecen como candidatos de la coalición de izquierda dos sectores antagónicos, pero indiferenciados en el objetivo. El MPP, que reúne a quienes adhieren al MLN, organización armada que intentó, sin éxito, implantar un régimen similar al de los Castro en Cuba. Y el PCU, partido comunista del Uruguay directamente castrista. Ambos integran el llamado Foro de San Pablo, que propone un gobierno de izquierda por la vía que se pueda, aunque la estrategia, ante el fracaso armado, priorice ahora la vía electoral.
Por un lado, tenemos a un grupo anarquista que entiende al Estado como un estorbo para una sociedad socialista, que utiliza a los organismos públicos para la redistribución de la riqueza; y otro, formando cuadros para una confrontación socioeconómica que genere una “sociedad igualitaria”.
Cabe entonces preguntarse ¿cómo negocia la Coalición Republicana con dirigentes que creen, sin temor a equivocarse, en líderes responsables del retroceso económico, social y cultural de nuestro continente, que dilapidaron los 15 años de mayor riqueza exportadora del Uruguay’
Riccardo Orizio publicó Hablando con el diablo. Entrevistas con dictadores, imprescindible para comprender la mentalidad de los tiranos. Entrevistó a Idi Amin, al emperador Bokassa, Wojciech Jaruzelski, la viuda de Enver Hoxha, Baby Doc Duvalier, Menhistu Halie Maryam y Slobodan Milošević, tiranos que conmocionaron al mundo. Orizio deja que se retraten a sí mismos hablando sobre la naturaleza del mal, su papel en la redención del mundo y las tentaciones del poder. Los títulos auto-otorgados y delirios de grandeza de los “mesías” son graciosos.
El doctor y mariscal de campo Idi Amin Dada, conquistador del Imperio británico y rey de Escocia, fue un sargento del ejército británico que se proclamó presidente de Uganda en 1971. De incondicional aliado de Occidente, pasó a ser socio de la Libia de Ghadaffy y de la Unión Soviética. La represión y ola de asesinatos que lo caracterizó se detuvo cuando invadió un país mucho más grande que el suyo, Tanzania, con la intención de anexar la región de Kagera. Tuvo que refugiarse en Arabia Saudita, en donde murió tiempo después.
Otro caso, es el del sargento del ejército francés Jean-Bédel Bokassa, quien se proclamó emperador de Centroáfrica, el país más pobre del mundo. Bokassa fue también el líder más importante del mundo. Celebró su coronación con una fiesta que costo dos presupuestos anuales del país. Refrigeró un enorme palacio para que los invitados pudieran vestir a la usanza de los asistentes a la coronación de Napoleón y compró en sumas millonarias caballos que un pillo le dijo que eran descendientes de los que jalaron la carroza del emperador. Bokassa fue otro tirano brutal al que le gustaba la carne de adolescentes. En cualquier protesta juvenil desaparecían participantes que terminaban en la heladera de Palacio. Las brutalidades del emperador indignaron al mundo de tal manera que Francia, antigua metrópoli del país, invadió Centroáfrica para deponerlo. Años después murió, habiéndose declarado a sí mismo como el decimotercer apóstol de Cristo.
Los dos tiranos que tenemos como presidentes en el Caribe son también líderes excepcionales. El uno habla con pajaritos embrujados, mientras asesina y mata de hambre a la población, el otro difunde la religión de las amatistas, mientras asalta con su familia los pocos recursos que le quedan a Nicaragua después de 20 años de gobierno revolucionario, que la han convertido en el segundo país más pobre del continente después de Haití.
Lo apasionante del libro de Orizio es constatar que, a pesar de que en la realidad quedan reducidos a cenizas, los tiranos siguen creyendo que tienen razón. Siempre hay una fuerza superior que les justifica porque están predestinados a ser los líderes más grandes de la humanidad.
Volvamos al Uruguay, ¿hay lugar para debatir el imprescindible crecimiento económico y social con los representantes en el Uruguay de estas enfermedades humanas?
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