Sería necesario que los partidos políticos pudieran cumplir con los acuerdos mínimos para una campaña ética y democrática, como un como un primer y fundamental compromiso electoral con la ciudadanía.
Esta afirmación contenida en la diaria del 30 de agosto tiende a evitar el uso de la mentira como estrategia de las campañas políticas. Con sincero convencimiento, compartimos esa afirmación, que es la única forma de erradicar la simulación como instrumento en la lucha electoral, siempre que quienes la invocan se ajusten a su cumplimiento. Cabildo Abierto tiene, en este particular, una óptima calificación en los observatorios que miden el cumplimiento de sus promesas electorales. Siempre ha planteado los proyectos que sostenía en su prédica, lo que no significa que haya logrado el apoyo de sus socios para concretarlos.
Es de lamentar que no ha ocurrido lo mismo en la conducta de la coalición frenteamplista, que en la diversidad ideológica de una izquierda donde se mezcla el comunismo, el alicaído socialismo y un populismo confuso e imprevisible, se solidariza y une en la oposición cerrada como única herramienta de cohesión.
La alternativa de una oposición constructiva no se consideró nunca y es muy claro el ejemplo de que ha sido imposible designar un nuevo fiscal de Corte. Es del caso que resulta sorprendente que el Dr. Jorge Díaz, el último titular de ese cargo, electo con el apoyo unánime del Senado, diga en la televisión el 30 de agosto reciente que por culpa del gobierno no se ha llenado el cargo y que su nombramiento se llevó al órgano legislativo sin acuerdo previo. Parece frágil de memoria, pues hubo un acuerdo entre la senadora Topolansky y el senador Penadés, que negoció entregando ese cargo. Lo dijo muy claramente en Búsqueda el periodista en temas judiciales Raúl Ronzoni, recientemente fallecido, “que Penadés había perdido 2 a 0”, pues también habría entregado el cargo vacante en la Suprema Corte de Justicia. Porque ¿a quién se le hubiera ocurrido traer a la Fiscalía de Corte a quien no era fiscal, sino juez, con el consiguiente desánimo e injusticia para quienes desde el Ministerio Público demostraban idoneidad y capacidad suficientes, con total olvido del mérito adquirido por quienes en el ejercicio de esa carrera y tenían más que nadie derecho a ese cargo?
Y todavía más, con el pretexto de implantar el sistema acusatorio, impulsó la aprobación de un Código del Proceso Penal, desoyendo los consejos de procesalistas y penalistas, que trajo el descalabro del sistema y el consecuente desprestigio para el Poder Judicial entero, que hoy se trata de enmendar y corregir con apoyo de varios catedráticos.
Pero también faltaron a la verdad el Cr. Astori, cuando trajo a Matías Campiani como gran solución para arreglar Pluna y era un estafador que nos costó millones de dólares que terminó de pagar este gobierno.
O cuando Tabaré Vázquez que, con el pretexto de un avión multipropósito, le compró en un millón de dólares uno usado a un amigo millonario que nada necesitaba y que luego se vendió por una suma irrisoria, cuatro o cinco veces menor al precio de adquisición.
O los ocultos negociados con la Venezuela de Chávez, que Mujica les facilitaba a sus amigos y acólitos, que siempre resultaron con grandes pérdidas para el Uruguay, por sumas millonarias de oscuras operaciones nunca bien aclaradas (libros, casas).
Como la oposición sistemática la hacen los frentistas sin revisar su propia historia, hoy votan en contra en el Tribunal de Cuentas la renegociación de un acuerdo por las reformas en el Argentino Hotel de Piriápolis, justificada en razones muy claras, y salen a criticarla con dureza.
Pero se olvidan de otra renegociación más generosa que hicieron con la deuda de Codere, poderosa empresa que incumplió sus pagos por la explotación del Hotel Carrasco, a la que condonaron cifras millonarias.
Ese doble discurso ha caracterizado invariablemente la actitud opositora del Frente Amplio, en su falta de propuestas alternativas que no les interesa plantear. Hoy, resulta notorio que el Pit-Cnt, brazo sindical del frenteamplismo, viene imponiendo su voluntad sobre la política y de grupo de presión ha pasado a convertirse en un verdadero factor de poder, como bien lo demuestra la convocatoria al plebiscito para derogar la ley de reforma de la seguridad social que está creando un cisma interno muy difícil de solucionar.
Porque la dirigencia sindical no claudica y sin mirar mucho sobre las consecuencias que puede tener el plebiscito si se aprueba, sigue para adelante con todo entusiasmo, amenazando con una fractura que ya se advierte con la posición expresada y hecha pública por un alto número de calificados disidentes.
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