Junto a su madre y su hermano, Ana Guedes está al frente de un establecimiento ganadero dedicado a la cría de animales bovinos y ovinos en Salto, muy cerca de Masoller y a 120 kilómetros de Rivera, donde vive con su familia. La campaña fue su ambiente natural desde la niñez y hoy es una de sus pasiones. Comenzó estudiando Veterinaria, pero en el camino se dio cuenta que algo no la llenaba y decidió inclinarse por la Licenciatura en Gestión Agropecuaria, “la mezcla perfecta” entre las carreras de Agronomía, Veterinaria, Contabilidad, Administración y Economía de las actividades agropecuarias. Ana tiene, además, dos posgrados binacionales Argentina-Uruguay de producción animal y nuevas tecnologías para el agro.
Tras el llamado que hizo el consorcio Plaza Rural para llenar vacantes de inspector certificador, Guedes se presentó y actualmente desempeña esa tarea, fundamentalmente en el norte del país, pero a disposición de todo el Uruguay. Se siente orgullosa de formar parte de una empresa tan importante y agradecida por la oportunidad laboral que se le brindó. Tiene claro que las mujeres tienen “que luchar para darnos a conocer y mostrar nuestras capacidades, que aunque estemos con uñas pintadas podemos hacer todo”.
Plaza Rural tiene 23 años y más de 4 millones de animales vendidos, está integrada por 15 escritorios rurales de todo el país y cuenta con 38 certificadores, de los cuales Ana es la única mujer. “Eso me llena de orgullo porque tenemos que plantar nuestra semillita como mujeres innovadoras en el rubro y mostrar nuestras múltiples capacidades”, señaló.
¿Cuál es la tarea de un inspector certificador?
Como parte de la cadena comercial, somos observadores objetivos que defendemos tanto al comprador como al vendedor. Nuestra tarea en el establecimiento es plasmar en un informe exactamente lo que vemos con respecto al ganado que se quiere comercializar. En ese informe damos a conocer de qué lote se trata, sus características, cuáles son las razas que lo componen, las edades y el número de los animales, las condiciones en que se encuentran. De acuerdo con lo vemos durante la inspección, le damos al lote una determinada calificación. En el momento que visitamos al productor somos el ojo del comprador. Nosotros somos los mediadores, por eso tenemos que ser lo más objetivos en lo que informamos.
¿También en el informe se aborda la sanidad de los animales?
Queda claro que no es requisito ser médico veterinario para trabajar como inspector certificador de Plaza. Pero debemos contar con varias habilidades referidas al agro, ya que, por un tema de logística y recursos humanos, no tenemos como estar el 100% del tiempo al lado del productor cuando le aplica, por ejemplo, antiparasitario a su rodeo o algún pour on contra la garrapata, o lo que sea necesario. Entonces, lo que hacemos es confiar en la palabra de ese productor, o en las personas que trabajan con ese lote. Porque hoy en día, la mayoría de los establecimientos trabaja junto a profesionales que asesoran y orientan su funcionamiento, lo que lleva a que se establezca una relación de confianza con el productor y siempre queda sujeto a aprobación del inspector certificador.
¿Cómo has visto la evolución de la ganadería con este tipo de negocios por pantalla?
Hoy en día los productores de todas las puntas del país pueden acceder a distintos lotes según la demanda que tengan, así como también pueden ofrecer. Es un sistema mediante el cual todos podemos acceder a mejorar nuestros rodeos, dándole una perspectiva de avance genético o acceder simplemente a la reposición o a la comercialización a través de la pantalla de tu celular, una computadora o un televisor, donde podés elegir qué es lo mejor para tu tipo de producción. Por ejemplo, puedo hacer un trabajo selectivo en mi establecimiento, selecciono el ganado que me gusta, vendo lo que no cumple con determinados requisitos según mi objetivo productivo y compro una punta para mejorar mi majada o rodeo. La pantalla lo ha vuelto muy dinámicos los remates.
Puedo percibir que te apasiona lo que hacés. ¿Es así?
Por supuesto, me encanta hacerlo dentro de nuestras porteras, compartiéndolo con mis seres queridos y además me provoca orgullo recorrer caminos de nuestra patria profunda, en nombre de Plaza Rural, conociendo diferentes formas de trabajo, personas con diferentes perspectivas, manejos.
¿Cómo empezó esta etapa que estás transitando en Plaza Rural?
Fue en momentos en que se había abierto un llamado para certificadores. Nunca se me había ocurrido innovar dentro de este ramo del agro, y me llamó la atención que no hubiera mujeres, por lo que me resultó más atractivo el desafío. Como licenciada, no me imagino dentro de la dinámica de precios constante. Todos los días. Sería un desafío aún mayor para mí, así como lo hacen los escritorios rurales, por ejemplo. Soy más del contacto con las personas, el cara a cara, la naturaleza, el caballo. Más distendido. No tanto el pique de la negociación, aunque el ser productora me hace estar pendiente del mercado, pero sin tantas presiones. Por eso me sentí más identificada con la certificación. Se acompaña el rubro desde otra perspectiva. Encontrarme con los productores, ayudar a la gente, no solo a esa persona que la tengo al lado, sino que siento que estoy ayudando también a aquel que está del otro lado del país.
Como productora y técnica, ¿qué evaluación hacés de la evolución de la ganadería?
Muy favorable y se nota cuando recorrés los caminos de la campaña profunda y los campos de los diferentes productores. Se visualiza el esfuerzo que hay detrás de cada alambrado, donde hay una tendencia y preocupación constante, por lograr rodeos uniformes, en razas o sus cruzas, donde cumplan con ciertas características atractivas para el mercado y para el bolsillo de cada uno de los que hace parte de esta cadena.
¿Cómo ves al Uruguay con respecto al mundo?
Muy bien posicionado a través de su buena calidad de carnes, en una evolución continua por buscar nuevos mercados a los cuales poder acceder con menores costos (aranceles).
Los nuevos mercados como China, Turquía, Estados Unidos y Unión Europea, entre otros, en sus distintos cortes, características y cantidades, les han brindado a los productores y al Uruguay la posibilidad de obtener mejores negocios, con mayores márgenes económicos, dándoles la posibilidad de mejorar y diversificar.
A nivel genético, estamos posicionados dentro de los mejores del mundo, principalmente en razas Angus y Hereford, logrando premios internacionales, en exposiciones de ambas razas, en más de una oportunidad.
El de mamá debe ser un desafío tan especial como el que llevas adelante en la ganadería
Como gran desafío no solo soy profesional y productora, sino que soy mamá de dos preciosas niñas de 10 y 2 años que me acompañan y son mi motivación diaria para poder superarme y alcanzar los objetivos dentro de la actividad que me gusta desempeñar. Y acompañarlas para que ellas vean que nosotras las mujeres tenemos que ser empoderadas sin dejar de hacer lo que nos gusta.
¿Cómo es la tarea para una mujer trabajando en un mundo como el agropecuario, fuertemente predominado por hombres?
Creo que hombres y mujeres hacemos un equipo muy bueno y tendríamos que apoyarnos mutuamente en todos los ámbitos de la vida. Hay lugar para todos en este mundo tan competitivo. Con mi esposo, nos apoyamos diariamente para salir adelante y cada uno hace lo que le gusta, dentro del agro. Tratamos de transmitirles a las nenas que tienen que lograr ese buen equipo, el balance, el tratar de buscar el equilibrio entre lo que nos gusta y nos permita superarnos. Y el apoyo de la familia es la base de toda esta motivación e impulso.
¿Sos feliz?
Muy feliz a nivel familiar. Me encanta lo que hago profesionalmente y me parece que tengo mucho más para aportar en el rubro y a la sociedad. Aunque en el norte de nuestro país son muy escasas las oportunidades laborales para poder demostrarlo y es por eso que estoy muy agradecida por la posibilidad que tengo al día de hoy, con Plaza Rural, donde puedo mostrar un poco de lo mucho que siento que soy capaz.
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