Parece algo estrafalario, pero no existiría la derecha sin que antes hubiera existido una izquierda. Y, en definitiva, ambos son totalitarios.
El nazismo y el fascismo son variantes de ultraizquierda. La idea de someter absolutamente el individuo al Estado es originaria de la izquierda, que se plantea como objetivo final, sin desviación, consideración, ni atenuante, que hay que rehacer al hombre; construir uno nuevo, controlado por quienes manejan el Estado. Allí donde se quiere sujetar al individuo al poder de otros hay siempre izquierda.
Benito Mussolini era un socialista desde su propia familia. Fue director del periódico socialista Avanti del Partido Socialista Italiano. Mussolini pide a la dirección nacional del partido abogar por que Italia intervenga en la Primera Guerra Mundial. La jefatura del PSI lo despide y le expulsa del partido. Il Popolo d’ Italia se editó en Milán en 1914, fundado por Mussolini. Durante el régimen fascista se convirtió del socialismo a órgano de expresión personal del dictador.
Mussolini, expulsado del partido socialista, va a crear un socialismo italiano evitando ser directamente un satélite soviético. En el año 1922 hace una marcha sobre Roma y se autodenomina “Duce”, conductor de la era fascista. Es un estatista; todo lo dirige el Estado, nada queda fuera de su aprobación. Organiza un sistema corporativista en el que la vida económica debe ser autorizada por el Estado. Va a promover el partido único, metiéndose en la vida privada de cada ciudadano. Absolutamente ajeno a la libertad política, económica, democrática.
Hitler, un austríaco que quiso ser pintor y fue rechazado en la Escuela de Arte, copia a Mussolini. Se enroló en el ejército alemán y al perder la guerra lo mandan a Múnich a fiscalizar al partido de los trabajadores. Desde ese socialismo, Hitler aprovecha su capacidad discursiva para su ascenso político. Surge el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.
Por tanto, comunismo, fascismo y nacionalsocialismo tienen en común su despotismo, su odio al individuo y a la libertad.
Lenin, Mussolini y Hitler van a estatizar y a hacer obligatorio desde el Estado el control absoluto de la educación, tal como lo planteaba Lenin: “Denme un niño cuatro años y haré de él un ferviente bolchevique”. El Estado te dice qué hacer, cómo hacerlo, y si no lo haces deben reeducarte a prepo con la doctrina que impone el Estado.
La libertad originaria del ser humano. individuo único, irrepetible, con conciencia y libre albedrío para crear su proyecto de vida es incompatible con estos totalitarismos que vuelven a asolar a nuestros pueblos. Cuidado, si alguien te impone cuándo celebrar la Navidad, es un déspota, un tirano; no te quiere dejar celebrar tu espacio de Adviento.
Igualmente, todos los que lo defienden, apañan o postergan condenarlo quieren obligarte a seguir ese camino disfrazando la democracia de socialismo y comunismo. Diversas formas de castración de tu condición humana con un mismo origen.
Tener sensibilidad social, ser solidario, respetar los valores de la tradición que construyó la democracia republicana, diversa a cualquier totalitarismo, no tiene otro adjetivo que amar a la patria por la que somos todos libres.
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