El 24 de setiembre la Facultad de Economía de la Udelar organizó el evento “Intercambio sobre la situación de endeudamiento de los hogares. ¿Propuestas y desafíos?”, junto a la Facultad de Ciencias Sociales, el Instituto de Promoción Económica y Social del Uruguay, y la Asociación de Bancarios del Uruguay.
El tema tuvo como eje las propuestas y desafíos que genera la situación de endeudamiento de los hogares uruguayos. Casi dos millones de personas tienen vínculos con el mercado de crédito y aproximadamente un 40% ha tenido dificultades con sus deudas. Como bien expresaba la moderadora Lucía Barrios, “este es un tema de mucha gravedad. Según investigaciones recientes, el tema del endeudamiento también afecta a niños y adolescentes, quienes han expresado que el problema de las deudas genera tensiones dentro de sus hogares y discusiones con sus padres. Según otras investigaciones también se ha probado que las familias no se endeudan para consumir productos suntuarios, sino para sobrevivir, para enfrentar la alimentación, los costos de vestimentas, los costos de calzado y alguna urgencia que tengan en la familia, sobre todo con respecto a sus hijos. Esa situación se da mayormente en los sectores más vulnerables de la sociedad uruguaya. Es un problema de la sociedad uruguaya que exacerba las desigualdades sociales y que además afecta no solo el bolsillo de los uruguayos, su calidad de vida, sino también su salud mental”.
Los panelistas invitados fueron los economistas Kenneth Coates por Cabildo Abierto, Julio de Brun por el Partido Colorado, Carmen Sánchez por el Partido Nacional, y Jorge Polgar por el Frente Amplio.
La primera cuestión planteada fue sobre las causas del endeudamiento y qué alcance puede tener la restructura voluntaria que ofrecen bancos y administradoras de crédito. Sobre este punto, Carmen Sánchez opinó que el sobreendeudamiento de la sociedad uruguaya está relacionado con los problemas económicos estructurales del país, que llevan a un porcentaje de nuestra población a endeudarse para vivir. Además, argumentó que una gran parte del problema está relacionado con la falta de información de la ciudadanía respecto de los mercados de créditos. Consideró que la mejor solución para este problema es la reestructura voluntaria que ofrecen los bancos, defendiendo el programa recientemente lanzado.
Por su parte, Jorge Polgar habló de los equilibrios que deberían existir entre los aspectos macroeconómicos y los derechos individuales, haciendo hincapié en los derechos que se pierden al estar endeudado, como el acceso a una garantía de alquiler, u otros problemas como el acoso en la gestión de cobro. Polgar compartió la opinión de Julio de Brun en cuanto a que el aumento del acceso al crédito provocó un aumento proporcional del endeudamiento: “Uruguay ha tenido una evolución del crédito al consumo, acompañando al crecimiento de la economía, con tasas de morosidad razonable para lo que son los promedios históricos”.
No obstante, Julio de Brun planteó: “Regular el mercado de crédito por precio como por cantidad suele ser problemático. Cuando se establecen tasas límite a las tasas de interés, salvo que sean realistas o estén algo por encima de las tasas normales del mercado, hay mecanismos por los cuales se eluden y los que lo terminan pagando son quienes más necesitan el crédito. Y cuando se limitan los mecanismos de recobro del crédito, normalmente los discriminados son los sectores de peores ingresos o peores condiciones de garantía. Por lo tanto, yo creo que, en la coyuntura general, lo que demostró la salida de la crisis del 2002 y de alguna manera lo que ha mostrado el experimento reciente de acuerdos voluntarios es que en este mercado para que exista y de alguna manera haya condiciones de acceso para todo el mundo lo mejor son las soluciones voluntarias”.
Kenneth Coates, por su parte, expresó acaso el más original de los planteos realizados en la noche de ayer, al decir que el tema de la inseguridad económica es un tema crucial, casi tan importante como el tema de la inseguridad física. “Hay una inseguridad física y una inseguridad económica”. Y en esa línea habló de cuál fue la estrategia de Cabildo Abierto para avanzar en este tema. Mencionó que, ante la falta de apoyos políticos, se optó por la vía del plebiscito de la deuda justa, para el que ya hay más firmas de las necesarias.
El momento en el que quedaron evidentes las diferentes posiciones de los panelistas fue cuando se planteó la segunda pregunta, haciendo referencia a que durante el último período legislativo se presentaron varios proyectos vinculados a la problemática del endeudamiento, principalmente vinculados a la modificación de los topes de usura y a la reestructuración de deudas de las personas físicas, pero ninguno prosperó. Se consultó a los panelistas sobre las dificultades para llegar acuerdos en este tema y los puntos relativamente fáciles en los que se podría alcanzar consenso.
A esta cuestión, Julio de Brun respondió: “No creo que haya sido tan difícil históricamente en Uruguay alcanzar acuerdos y consenso en esta materia. Si hacemos un poco de historia Uruguay en los 90 vivió situaciones reiteradas de sobrendeudamiento en distintos sectores de la economía, apelaciones durante los 80 y los 90 a sucesivas leyes de refinanciación, y eventualmente a partir de la crisis del 2002 con la circular 3.8 que introdujo el Banco Central en aquel momento, que habilitó y que básicamente corrigió los problemas de incentivo que tenía el sistema financiero a restructurar deudas del sector privado. Se abrió un camino para acuerdos voluntarios entre el sistema financiero y el sector privado que básicamente por los 10 15 años siguientes hicieron salir de la mesa el tema de las refinanciaciones. A diferencia de lo que fue tras la crisis del 82, una clara directriz de que no iba a haber leyes de refinanciación”.
Agregó que “quedaba pendiente una ley de usura, lo cual dio lugar a la legislación que señalaba Kenneth. Uno puede decir que está bien, que con los spreads vigentes, que en definitiva son del mercado, uno está en una suerte de círculo, salvo que el mercado sea competitivo. Y yo creo que no hay dudas en cuanto a que el mercado de crédito, tanto por la presencia de instituciones financieras más las administradoras de créditos en general, es bastante competitivo en Uruguay”.
Polgar, por su parte, defendió la Ley 18.212 del astoribergarismo del año 2007, argumentando que la legislación anterior sobre este tema era mucho peor. Y aunque una de sus mayores preocupaciones es el acceso al crédito, también consideró que la campaña de Cabildo Abierto ejerció una influencia positiva sobre el sistema. Carmen Sánchez continuó haciendo un elogio del plan voluntario de reestructuración de deudas y habló de que los contratos entre privados deben ser sagrados.
Finalmente, Kenneth Coates respondió: “Un par de acotaciones, en primer lugar, la santidad de los contratos es algo muchas veces citado por quienes se oponen a todo tipo de reestructuración, pero me parece también que mucho va en el interés. En el año 1989 se restructuraron con quita absolutamente todas las deudas con el sistema financiero, incluyendo al Banco República, de todos los productores agropecuarios del país. O sea que cuando el lobby es fuerte, las cosas se consiguen, pero si el lobby es un grupo de hogares de bajos ingresos que trabajan con las financieras, ahí quizás es un problema de acción colectiva, no existe la fuerza suficiente para producir el resultado buscado. Por otro lado, un mercado financiero que cobre tasas de interés superiores al 200% cuando la inflación del país es un 5%, o sea que están cobrando 40 veces la tasa de inflación, a mí no me van a convencer que es competitivo y que está funcionando bien, disculpen. La evidencia es demasiado fuerte para aceptar eso. Los acuerdos interpartidarios serían ideales, pero generalmente solo han ocurrido en situaciones muy graves, cuando hay una amenaza común a todos y se sienten obligados a proteger. En Cabildo hemos estado promoviendo desde el comienzo la idea de formar finalmente otra cosa que está en la Constitución, que es el Consejo Nacional de Economía para justamente tener un intercambio permanente de ideas con los demás partidos en cuanto a formas de idear políticas de Estado en el terreno económico que puedan recibir el apoyo de todos”.
En definitiva, cada panelista defendió su punto de vista, aunque quedó de manifiesto que el único que mantuvo una visión más social sobre el problema fue Kenneth Coates. Porque es obvio que un problema de estas características no se puede regular solo por la voluntad del mercado, y al mismo tiempo es necesario generar un cambio cultural y económico que permita resolver la situación financiera de los hogares uruguayos. Cabe destacar la mención que hizo Coates de la posibilidad de crear un Consejo Nacional de Economía como espacio necesario para alcanzar consensos entre los distintos partidos en los temas relevantes para el país.
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