El tema central será el vino. La historiadora y subsecretaria del MEF valoró especialmente el rol jugado por Francisco Vidiella y Pascual Harriague, que impulsaron la producción y la cultura del vino, con “un marcado respeto por la tradición”.
El próximo fin de semana, sábado 5 y domingo 6 de octubre, Uruguay celebra el 30º Día del Patrimonio, este año bajo el lema “El vino como tradición: Inmigración, trabajo e innovación”.
El lanzamiento se realizó en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi), acto encabezado por la subsecretaria de Educación y Cultura (MEC), Ana Ribeiro, en calidad de ministra interina; el director de la Comisión del Patrimonio Cultural Nacional (CPCN), William Rey; y el presidente del Inavi, Ricardo Cabrera.
El lema “El vino como tradición: Inmigración, trabajo e innovación” condiciones y valores como la inmigración, el trabajo y la innovación, subrayándose las figuras de Pascual Harriague (1819-1894) y a Francisco Vidiella (1820-1884), personajes fundamentales en la historia de la producción vitivinícola de nuestro país.
Rey dijo que en los 30 años del Día del Patrimonio, éste año es la primera vez que se festeja y celebra destacando “un conjunto de bienes culturales que tienen que ver con la producción, porque entendemos que ese es un valor nacional”.
Ana Ribeiro en tanto subrayó que en el camino de la modernización y de los avances referidos al tema del Día del Patrimonio de este año, hay “indefectiblemente” un “proceso de investigación” que significa “arriesgarse a pensar, a probar”.
“En Vidiella y Harriague existió ese impulso, pero también existió un marcado respeto por la tradición”., agregó.
Por último, Ricardo Cabrera definió Francisco Vidiella y Pascual Harriague como “próceres de la producción vitivinícola, verdaderos emprendedores cuyo legado debemos respetar”.
Libro sobre el Día del Patrimonio 2024
El detalle de las actividades, que son más de 1.500 en todo el país, se encuentran mencionadas en el libro “Día del Patrimonio” del MEC y la CPCN.
Es un material de 80 páginas que comienza destacando el valor del vino en la tradición y la cultura de la humanidad: “Los persas, los egipcios, los griegos, los judíos y los romanos lo producían y los consumían hace miles de años. También otros pueblos que nos resultan culturalmente más lejanos, como los chinos”.
Además, es un producto que “aparece en la literatura y en las artes plásticas que dejaron esas culturas antiguas, así como en los textos sagrados de varias religiones”.
“También está presente en la obra de pintores, escritores y músicos de siglos más recientes. Pensemos, por ejemplo, en El triunfo de Baco, pintado por Velázquez en el siglo XVII, en Falstaff, que es uno de los personajes más célebres de Shakespeare, o en el popular Libiamo´´ que se canta al principio de La Traviata de Verdi”, detalla.
Pero es importante la aclaración: “Entrar en contacto con la tradición del vino no tiene ninguna relación con alcoholizarse. Se trata más bien de explorar el vínculo de las comunidades humanas con el trabajo que transforma la naturaleza y, especialmente en nuestro caso, volver a constatar el valor de la inmigración como factor que fertiliza y enriquece a las sociedades”.
“Harriague y Vidiella fueron inmigrantes, fueron gente de trabajo y fueron emprendedores”, recuerda.
TE PUEDE INTERESAR