Un jueves cualquiera a las 10 de la mañana caminar por Ciudad Vieja es un paseo muy vistoso para turistas y no turistas que están en Montevideo. Los puestos de los artesanos, los restaurantes, las plazas, los adoquines tiñéndose con el color del sol. La peatonal Sarandí, la de Pérez Castellano colmadas de comercios. Todo parece desarrollarse con normalidad. La policía recorre el lugar, vigila que nadie con malas intenciones pueda concretar un acto que complique la seguridad del resto. Los trabajadores de las oficinas del barrio van por sus almuerzos. Los comercios se colman de clientes, los deliverys, los ómnibus, los automóviles, llenan las calles de la zona.
Ahora son las siete de la tarde. La realidad de hace algunas horas atrás se esfumó. Los residentes se resguardan en sus casas, las personas en situación de indigencia buscan sus rincones habituales, el tránsito desaparece, los comercios cierran, los trabajadores se van, la policía también, y en las calles la sensación de inseguridad se instala. ¿Un transeúnte desearía pasar por un lugar que tiene estas últimas características? Probablemente no.
Es por esto que desde hace muchos años es moneda corriente oír que la Ciudad Vieja se ve como un sitio que debería ser mejorado, y no únicamente a la vista, sino además para poder captar un renovado tipo de público que desee vivir en la zona y revitalizar el turismo del lugar. La Mañana dialogó con Mónica Kaphammel, directora del Museo del Tango (ubicado en el mítico Palacio Salvo), quien planteó la situación actual del turismo en la zona y de qué manera podría desarrollarse mejor.
Además consultamos a Matías Coll, asesor de la Dirección de Campiglia Construcciones, quien planteó, en términos de desarrollo urbano, qué soluciones se le podría dar al lugar sin dejar de lado la conformación de comunidad típica de un barrio tan pequeño y con gran historia.
Una ley que no fue suficiente
Coll sostuvo que Ciudad Vieja ha mantenido su conformación original tanto de la trama urbana que es cerrada de calles angostas, como de la relación directa que tienen las construcciones con lo público. “Es un barrio que tiene serias dificultades de tránsito y la relación de la rambla portuaria y Sur sigue sin resolverse”. A su vez, sigue siendo un sitio que mantiene el perfil laboral y eso ocupa gran porcentaje de construcciones.
Es un barrio cuyo valor patrimonial es superior al resto de los barrios de la capital y muchas de las edificaciones no han recibido el mantenimiento adecuado, “algunas están casi abandonadas y eso favorece el asentamiento de ocupantes precarios. Esto es un círculo vicioso: ocupantes precarios, cero mantenimiento y pérdida del patrimonio”, explicó.
Si bien el desarrollo inmobiliario de vivienda ha podido revertir el vaciamiento de las áreas centrales de Montevideo, por la ley 18.795 de Vivienda Promovida y fue eficiente en Barrio Sur, Centro y Palermo, no lo fue en Ciudad Vieja. Este instrumento dinamizó la construcción residencial y colaboró en frenar la caída del sector desde 2013. Pero el stock de padrones del casco histórico de Montevideo es más estrecho que en otros barrios.
“Si a esto se suma que se debe mantener el valor patrimonial de las construcciones, que tenemos una normativa municipal más restrictiva en Ciudad Vieja, todo hace que a los ojos del desarrollador no sea una opción atractiva”, aseguró Coll. Dijo que Ciudad Vieja necesita un plan más integrado entre el gobierno local y los actores privados. “Hay una disociación importante y seguimos manteniendo una estructura de planificación territorial más tradicional cuando en otras partes de Latinoamérica se ha incursionado en asociaciones con las organizaciones civiles e inversión privada que dan frutos mucho más palpables y exitosos”.
Revitalizar las noches
Por su parte para Kaphammel, la unión de fuerzas entre lo público y privado es tan fundamental como para Coll. Planteó, a modo de ejemplo, que un turista brasileño que viene a Uruguay desde Argentina y tiene dos horas de viaje en un buque, no tiene publicidad alguna de lo que podría hacer al llegar al destino -salvo publicidades pagas-. No hay una lista general de actividades informando al turista sobre lo que puede realizar durante su estadía. “Se trata de trabajar todos los días en pequeños pasos que suman a un gran resultado. Eso es coordinación”, dijo.
Sumó que el mal desarrollo urbano puede ahuyentar al turista, porque si una zona histórica de la ciudad, como la Ciudad Vieja, “que es pequeña y tiene un potencial enorme, aún tiene construcciones están a punto de colapsar, con fincas ocupadas, en estado de hacinamiento y áreas donde es inseguro transitar a cualquier hora del día, tenemos un problema urbano que afecta al turismo de una zona que debería ser la más cuidada por su historia y atractivo estético”.
El punto central de aglomeración de turistas ocurre en la Plaza Independencia y alrededor de la plaza está la mayor concentración hotelera de la ciudad, lo que hace que los turistas alojados allí comiencen sus caminatas desde la plaza hacia la Ciudad Vieja. Por esto es que para la entrevistada, un valor agregado sería tener una mega-oficina de turismo en la plaza, donde los turistas puedan recibir información y armar sus planes diarios. “Si a esto le agregamos que se mejore la iluminación, que se hagan movidas culturales diarias y se le brinde seguridad a quien transita, seguramente se derrame hacia el casco y se encadene con toda la zona”.
Dijo además que ayudaría la instalación de cafés y bares que tengan como parte de la exigencia abrir de noche, con ambientación y estética acorde al viejo Montevideo, de manera de lograr afluencia de público. “Si a esto le sumamos iluminación y seguridad, le estamos dando un buen lugar al turista”, expresó. Añadió que todo ello debería ir acompañado de beneficios fiscales para los emprendedores que se instalen, “ya que serán las puntas de lanza que van a correr el riesgo inicial de abrir el camino para crear un nuevo espacio turístico activo en la ciudad”.
Inseguridad: ahuyentador por excelencia
Coll aseguró que hay una degradación de áreas en Ciudad Vieja y la no intervención de los gobiernos conllevan a la amenaza de la seguridad ciudadana. “Es un tema de muy difícil abordaje por la cantidad de aspectos que tiene. La degradación urbana es la primera barrera para prevenir la alteración de las reglas de convivencia. La primero que se debe hacer es evitar que el barrio se transforme en tierra de nadie, y tal vez esto en algunas zonas de la Ciudad Vieja es lo que ha pasado”.
En esa misma línea, Kaphammel dijo que el barrio “es una joya arquitectónica en muchos sentidos. Se han hecho esfuerzos valiosos en los últimos años para mejorarla y hacerla más amigable para residentes y turistas, como la peatonal y actividades culturales. Se pueden seguir haciendo cosas, pero si no se le soluciona el problema de fondo, que es la seguridad y la iluminación, de nada valen las mejoras en instalaciones, museos, plazas o espacios públicos, porque la gente simplemente no va”.
Indicó que el principal factor que ahuyenta al turista de la Ciudad Vieja es la inseguridad. Aseguró que en las noches se genera un círculo vicioso, donde los comerciantes no abren porque no hay público, y el público no va porque no hay nada abierto. “Hoy el principal factor de que los turistas vayan a una zona u a otra es la sensación de seguridad y la comodidad de poder disfrutar del lugar”.