Hoy nuevamente los uruguayos tenemos la obligación cívica y el poder de defender nuestros principios. Tal vez, por el tema a exponer, sea más que necesario tornarlo seriamente como llamado a nuestra conciencia y reflexión.
A nadie es ajena la problemática que ha traído el uso de drogas en nuestra sociedad y sin duda el cómo afecta a nuestros jóvenes, puntualmente no podemos ver de soslayo nada más y continuar. Digamos que el uso de drogas es parte de la historia del hombre como forma de búsqueda de soluciones a problemáticas de distinta naturaleza como salud, alimentación, ritual, entre tantos, pero también digamos que la ciencia con su avance ha aportado en la evolución.
Por otra parte, desde el punto de vista estadístico, hace ya varias décadas que nuestra pirámide poblacional viene caracterizándose por su alta tendencia al envejecimiento y baja natalidad, cuestión que desde el punto de vista práctico nos ubica en una realidad que se traduce como más abuelos y menos jóvenes, lo que significa mayor dependencia socioeconómica y menor fuerza laboral, respectivamente, con baja posibilidad de recambio por la baja natalidad.
En este encuadre, hay elementos que nos hablan del poco cuidado (o nulo) que se ha tenido a este respecto, pues mientras conocemos estos datos se ha instalado en nuestra sociedad un elemento que dinamita directamente las bases de cualquier sociedad que es la familia; es decir la célula activa básica funcional de cualquier sociedad y que debe ser el interés primario básico e imprescindible de nuestros gobernantes está haciendo grandemente vulnerada, pues se desintegra su esperanza, que es la misma nación germinando. Sin embargo, hemos asistido a instancias que en lugar de reforzarla han contribuido a debilitarla, habilitando la puerta grande para la entrada de un flagelo que lamentablemente afecta cada vez más a nuestros jóvenes y que es la marihuana.
¿Bajo el título “Regularización del mercado de marihuana” quedó abierta esta posibilidad solo desde el punto de vista de un mercado que nos lleva a cuestionarnos a dónde se miraba? Pues seguro no era a nuestra familia ni a sus integrantes más jóvenes. Claro está que no hablamos del éxito, pues no apunta al bienestar de nuestros jóvenes, aunque sí los descuida, desintegrándolos de la sociedad, devastando su salud física y mental, es decir, dinamitando nuestras bases sociales y sin hablar claramente ni con el mismo énfasis para explicar los perjuicios que el uso de la droga trae consigo.
Hay suficientes fuentes de información que pueden fundamentar por qué si y por qué no de determinadas opciones, y sin entrar en cuestiones filosóficas volvemos al comienzo de esta nota y reiteramos la invitación antes de hacer uso de nuestra mayor expresión de libertad a observar nuestro entorno a conciencia para luego decidir.
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