Maureen Albertini, representante de Paraguay, es la actual presidenta de la Asociación Diplomática de Ayuda (ADA). En diálogo con La Mañana de cara al año de celebración por los 60 años de la organización, comentó sobre algunos lineamientos de la asociación que permiten ayudar a la sociedad uruguaya más vulnerable.
La Asociación Diplomática de Ayuda (ADA) es una entidad sin fines de lucro, de carácter permanente y representativa de la comunidad diplomática, de las instituciones y empresas públicas y privadas y del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay. Su compromiso está vinculado a la transparencia, el respeto al marco jurídico y a las leyes vigentes relacionadas en esta materia, permitiendo su avance en el cumplimiento de sus objetivos.
ADA se proyecta hacia un futuro de acciones dirigidas a cumplir un trabajo solidario y de asistencia social sostenible y perdurable en el tiempo desde hace 60 años. En ese sentido, contribuye a conformar una sinergia y fortalecer acciones conjuntas entre las representaciones diplomáticas acreditadas en Uruguay, ciudadanos destacados de instituciones o empresas públicas y privadas y del Ministerio de Relaciones Exteriores, en relación con el apoyo solidario y bienestar social, con las causas y proyectos de instituciones que reciben personas en estado de vulnerabilidad.
“Consecuentemente, aporta para crear un futuro socialmente responsable y devolver al Uruguay algo de lo que les brinda a sus integrantes al recibirlas”, indica el sitio web de la asociación.
Las autoridades de las comisiones de ADA van rotando y actualmente, desde junio de 2024, la presidenta es Maureen Albertini, representante de Paraguay. La Mañana dialogó con ella de cara al aniversario número 60 de la Asociación, ya que fue creada en 1964. La entrevistada recordó que fue una paraguaya quien inauguró ADA, Ana Virginia Casanello de Nogués, esposa de Raúl Nogués Pérez. “Yo también soy la esposa del embajador de Paraguay en Uruguay actual, Didier Olmedo”.
Albertini está vinculada a ADA desde el 2021, cuando la presidenta era la paraguaya Analía Mongelós, luego fue Belén Trigo, que es argentina, posteriormente, Blanca Fernández, chilena, que terminó misión, y actualmente lo es la entrevistada.
La presidenta destaca el rol de ADA en la sociedad uruguaya porque entiende que siempre es importante ayudar a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. “En lo personal me encanta ayudar, me hace bien al corazón, por ejemplo, llevar donaciones a los cottolengos, a las niñas que están sin hogar, viviendo en una casa de monjas, que tuvieron o tienen una vida muy complicada, para darles el tiempo de uno mismo, y brindarles cosas materiales que precisen o hacerlas vivir experiencias buenas es fundamental”, dijo.
Comentó que recientemente se llevaron a comer a McDonald’s a un grupo de niñas de las Hermanas Vicentinas. “Ellas no conocían estos locales de comida, algo que es muy natural para algunos niños, para ellas no lo era, y estaban muy felices de poder ir. Compartir el amor con ellas les da esperanza”, acotó.
Ayudas diversas a la sociedad local
Respecto al modo de trabajo de ADA y a cómo identificar a quienes ayudar, la asociación colabora de manera fija con los cottolengos Don Orione femenino y masculino y las misioneras de la Orden Madre Teresa de Calcuta, a las cuales, mensualmente, se le compran pollos para que elaboren la comida. “Las solicitudes llegan y nosotros tenemos una comisión directiva en la que decidimos, pero en general siempre ayudamos, simplemente evaluamos quiénes tienen prioridad para que reciban el apoyo en primer lugar”, comentó la entrevistada.
Actualmente, más allá de los cottolengos y de las misioneras de Calcuta, se brindan apoyos a la iglesia de Punta Carretas, con servicios odontológicos y con alimentos a personas en situación de calle, a la Escuela 327 del barrio Casabó, también se ayuda a damnificados en inundaciones, por ejemplo, donde se colabora con colchones, a Manos de Héroes con dinero para confeccionar manos y en el hogar de las Hermanas Vicentinas. En agosto, con motivo del Día del Niño, se entregaron juguetes al Club del niño San Gabriel, de la localidad de Rincón en Treinta y Tres.
“Otro tema en el que nos enfocamos mucho porque nos permite, luego, desarrollar nuestras ayudas durante el año es la fiesta anual que, este año, se realizó el 4 de octubre con el fin de recaudar fondos. Se llevó a cabo en la Embajada de Paraguay y acudieron más de 250 personas que pagaron una entrada de 2500 pesos y varias empresas realizaron donaciones”, explicó Albertini.
En ese sentido, explicó que es necesario ser estratégico con el uso de las donaciones para tratar de que nadie se quede sin recibir un poco de lo que ADA puede brindar. Es por esto por lo que, cuando se convocó la repartición de los juguetes en el Día del Niño, se decidió que algunos quedaran guardados para que se donen a otros niños. Actualmente se está por definir el destino de esa donación.
País de brazos abiertos
La entrevistada fue consultada acerca de cómo ha sido su llegada al país y expresó que Uruguay la recibió con los brazos abiertos. “Mi esposo, mi hija y yo estamos felices. Es un país muy lindo, con personas muy educadas. Mi niña tiene 12 años y está contenta en el colegio, con sus amistades, nos encanta este país. Solo puedo decir cosas lindas de Uruguay: hay buena calidad de vida y la gente hace muchos deportes, me encanta ver cómo se ejercitan es espacios públicos”, dijo.
En cuanto a ADA específicamente, dijo que, más allá de la misión, valora el intercambio cultural entre las integrantes. “Si bien somos vecinos con Uruguay, se da un gran intercambio entre cómo somos unos y otros. Cada país tiene su idiosincrasia, y junto al resto de los países también podemos ir cada uno con su punto de vista y combinarlos para el bien de la sociedad a la que se ayuda. Otra cosa importante es que nos sentimos identificadas entre nosotras, el grupo ADA es muy lindo”, señaló.
Del pasado al presente
En estos 60 años de historia, con el transcurso del tiempo, ADA fue ampliando cada vez más su radio de acción solidaria con ayuda a otras instituciones y hoy se ha convertido en una asociación muy activa con amplia participación de socias y socios de la comunidad diplomática, de organismos internacionales y de la sociedad civil uruguaya.
El trabajo arduo de las socias ha cumplido con las múltiples actividades que conllevan a recaudar fondos y realizar las aportaciones de ayuda solidaria que se incrementaron a más instituciones y en los últimos años se puede detallar algunas como Manos de Héroes, Lavadero Santa Martha, Scalabrianos (Iglesia inmigrantes), Escuela Roosevelt, Escuela 327 de Casabó, Fundación Humaniza Josefina, Fundación Liceo Francisco Paysandú, ollas populares, Hospital Pereira Rosell, Centro Odontológico Punta Carretas, Kryo Grupo Taekuondo, Escuela 240 Paul Harris, Hogar de Niñas San Vicente de Paul de la Compañía de Las Hijas de La Caridad.
El patrimonio social, de conformidad con los estatutos, incluye el pago de una cuota social ordinaria anual de 150 dólares que se renueva todos los años, y un valor mensual en pesos uruguayos. También contempla el dinero que se obtiene a través de las distintas actividades realizadas por la asociación, tendientes a la recaudación de fondos que se al destinan al cumplimiento de sus fines. Además, se consideran todas las contribuciones de origen público o privado, así como las donaciones y legados en favor de la institución.
Como asociación filantrópica, para cumplir con uno de los ejes establecidos en los estatutos, se organiza cada mes la Asamblea General Ordinaria de Socios/as con la finalidad de recaudar fondos y lograr cumplir con más proyectos solidarios “y devolver a los uruguayos un granito de arena por toda la calidez con la que nos reciben”.
TE PUEDE INTERESAR: