A pocos días de las elecciones nacionales, en diálogo con La Mañana, el Ec. Carlos Steneri realizó un análisis de algunos de los tópicos presentes en esta campaña electoral, como el gasto público, el plebiscito del Pit-Cnt, la generación del empleo y las pymes, y el magro crecimiento que tiene Uruguay desde hace décadas.
En los últimos días las propuestas de la campaña se han enfocado, por ejemplo, en la tercera edad. Álvaro Delgado habla de aumentar una cantidad de dinero importante en bonos a personas de determinada edad con ciertos ingresos. ¿Eso forma parte de la política económica a futuro? ¿Tenemos cómo encarar todo esto?
Todas las propuestas de ambos partidos que tienen posibilidades de llegar a la Presidencia tienen propuestas que obviamente inducen o hacen pensar que va a haber un aumento de gasto. Ahora bien, el tema es que hay una realidad. El déficit fiscal que deja este gobierno es similar al déficit fiscal que dejó el gobierno anterior, y a su vez con una economía que crece poco, por lo tanto, que no genera recursos genuinos para aumentar el gasto salvo que uno quiera endeudarse más o poner impuestos. Por tanto, estos son planteos electorales, pero como economista, si uno hace un gasto como está planteado en esto que usted me comenta, los recursos van a tener que salir de un lado. Esa es la realidad, y es un problema que la mayoría de los analistas, la mayoría de los economistas, tanto del Frente Amplio como de la coalición, opina lo mismo.
Cuando a esto le sumamos, por ejemplo, la propuesta que surge desde el Pit-Cnt para elevar las jubilaciones mínimas al salario mínimo nacional con un aumento de 3500 a 4000 pesos, ¿es viable? ¿Cómo se financia?
Si ocurriera ese evento, que saliera la reforma de la seguridad social, eso va a salir del fisco. No hay otra. Y el fisco implica financiarse con más impuestos o con más deuda. Se está hablando de que ese número que usted plantea cuesta alrededor de 1000 millones de dólares. Yo no soy experto en seguridad social, pero las estimaciones rondan en una cifra muy importante, que de alguna manera podría poner en problemas a las cuentas públicas.
Cuando se habla de que esto se puede hacer, como lo dicen algunos, sin necesidad de aumentar los impuestos, ¿estamos hablando de que eso no se condice con la realidad?
Obvio, sin ninguna duda. De algún lado sale el dinero, esto no es gratis. Es una transferencia que baja de un sector de la población a otro sector, son impuestos. O, si usted no quiere pagar ese peaje se endeuda, con lo cual la carga de ese gasto se lo está pasando a las generaciones futuras.
El atraso cambiario del que tanto se habló, ¿quedó en el pasado? El dólar ahora ya está casi en un 10% por encima del valor que habían generado los reclamos. ¿Esto es la realidad? ¿Cuál puede ser el efecto a futuro en la economía del país?
El atraso cambiario existe más allá de esta última corrección, que no es suficiente. Estamos caros respecto al resto del mundo, fuera de Brasil. Estamos caros o estamos empatados con Argentina. Según qué tipo de cambio se tome, estamos ahí, casi en paridad. Pero eso es una realidad que el país mide y que se llama costo país, que se explica por el alto costo de funcionamiento del sistema. Es un sistema caro, un sistema económico de mucha regulación, mucha renta encubierta, mucho subsidio cruzado. En segundo lugar, el costo de la protección social también es un costo. Supongamos que usted fuera un país que no tuviera las características de Uruguay, que es un país que tiene una fuerte predilección por la seguridad social, lo cual está bien, pero eso no es gratis, se paga de alguna manera. Eso es un costo que usted tiene que agregar al costo de producción de los productos que exporta. Obviamente que la política económica puede encontrar caminos para aliviar esa carga, siendo más eficiente en el gasto, haciendo reformas estructurales profundas. No hay un programa de regulación, todo el mundo habla de que habría que hacer esto o lo otro, pero no hay un compromiso de que en estos cinco años, con cualquiera de las dos alternativas que están en puja, aparezca esta dimensión que acabo de mencionar como prioritaria. Hoy son otros los temas, la seguridad por supuesto es el tema más prioritario, todos coinciden en que hay que resolver el problema porque en la percepción de la gente la seguridad personal supera cualquier otro tipo de inconveniente que haya por el camino. Ahora, sin reformas estructurales, sin mayor crecimiento, saliendo del 1,1% que tenemos hace una década atrás, usted puede hacer muy poco.
¿El sistema educativo actual en nuestro país está direccionado a una educación basada en el oficio para integrarlos al sistema laboral lo más rápido posible?
Yo creo que ese es un objetivo. Creo que a ese objetivo nos hemos ido acercando. Todavía no hemos llegado. No es una cuestión fácil, acá en Uruguay ni en los países desarrollados. No es tan solo el tema de educar, que es lo básico, obviamente. Pero es generar el gancho, el puente, que el estudiante, el alumno, el liceal, el adolescente encuentre maneras para engancharse en el mercado de trabajo. Y tanto es así que en los países desarrollados la tasa más alta de desocupación está en la gente de menos de 25 años, 30 años, justamente por este problema. Acá tenemos también que tener en cuenta que estamos viviendo un cambio cultural o tecnológico que hace que aparezcan nuevas formas de trabajo. Hoy es difícil predecir cómo serán los trabajos dentro de 5 o 10 años, lo que implica que el sistema educativo y los jóvenes tengan que adaptarse a nuevas modalidades. Entonces estamos en un tema difícil para todos y en una coyuntura histórica muy cambiante, que a su vez agrega un grado de dificultad adicional. Pero no hay otra. Hay que seguir en el camino y hacer esto. No es magia.
La alta carga impositiva del país, ¿cuánto perjudica al trabajo? ¿El trabajador no sufre una carga demasiado exigente desde el punto de vista impositivo? Cuando uno habla con representantes de las pymes, hacen referencia a costos que son absolutamente inalcanzables.
Eso es una gran dificultad. Tengo la presunción, no tengo los datos completos, de que la carga impositiva relativa de las pymes es excesiva para su capacidad contributiva respecto a las grandes empresas. Por un tema de escala, porque usted es una empresa chica, tiene que hacer una cantidad de trámites incluso para pagar impuestos, sobre una facturación muy chica que en una empresa grande quedan diluidos por el propio rubro. Entonces, en materia de carga impositiva, las empresas grandes están más aliviadas. Ahí hay un problema, obviamente, eso es uno de los puntos a los cuales tenemos que referir respecto a las reformas que hablábamos, las pymes que son una gran fuente generadora de trabajo, hay que evitar que pasen a negrear, es decir, trabajar en el sector informal. Que queden dentro del sector formal, pero con cargas impositivas que sean acordes con su capacidad contributiva. Esa es una reforma estructural.
Los incentivos a las grandes empresas y la no exoneración a las pymes, ¿no colocan al Estado como generador de daños al pequeño y mediano empresario?
Justamente, las pymes son las que ponen el hombro para que funcione buena parte del Estado. Es así. Aparte, cuando hay una exoneración grande a una empresa grande, obviamente hay una renuncia fiscal en aras de una ganancia fiscal por trabajo directo e indirecto. Pero en el caso de las pymes es permanente. Están poniendo el hombro todos los días para pagar impuestos, pagar energía alta, pagar combustible alto, pagar cargas sociales o, mejor dicho, laudos salariales que no están de acuerdo con la capacidad de una pyme. Un taller mecánico de cinco operarios no puede estar pagando un laudo salarial similar al de una planta de armado de automotores o una planta que emplea 150 personas. Ahí hay todo un tema muy fino de política económica, de ir abriendo con cierta capitalidad las distintas ramas para que las pymes puedan, de alguna manera, quedarse dentro del sistema y no salirse de él por razones de imposibilidad de pagar los tributos.
¿El gobierno uruguayo perdió la capacidad de ahorro?
Es obvio, la tasa de ahorro de Uruguay es muy baja. Si usted piensa que parte de la inversión que hace Uruguay se tiene que financiar con deuda externa, con crédito, quiere decir que el ahorro que genera la economía uruguaya no alcanza para cubrir la inversión, tanto la que hace el sector público como la que hace el sector privado. Eso es a nivel global. Y, obviamente, después usted lo abre dentro de la distribución de ingresos o los distintos estamentos de ingresos de la sociedad, y hay sectores que tienen capacidad de ahorro, hay otros sectores que no ahorran, y hay otros que para poder sobrevivir se están endeudando. Es el problema del endeudamiento que tenemos todos por delante.
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