La localidad de 1500 habitantes está ubicada al sur del departamento de Florida, en plena cuenca lechera del Uruguay. Por sus características y el importante número de productores en la zona, el 24 de octubre de 2005 se promulgó la Ley 17.916 que declara a Cardal “Capital de la Cuenca Lechera”. Desde entonces, un fin de semana de noviembre es una fiesta que reúne vecinos, productores, empresarios de la agroindustria, escritorios rurales, personalidades del gobierno, empresarios del sector y visitantes de todas partes del país para disfrutar de actividades deportivas, musicales, gastronómicas, tradicionalistas, remates ganaderos y el exquisito arroz con leche gigante.
Noviembre es sinónimo de Fiesta de la Leche y cada edición con su propio éxito. A pocas horas de finalizada y pasando raya, ¿cuáles son sus primeras conclusiones?
La verdad es que fue un éxito en todo sentido. Tanto en la parte ganadera, el arroz con leche gigante que es un poco la actividad más llamativa, las actividades deportivas y de espectáculos fuimos superados por mucha gente que llegó para acompañarnos. El flujo de gente fue fabuloso y además con jornadas muy tranquilas y sin problemas, como estamos acostumbrados. La gente disfrutó y eso es lo más importante. Y además nos acompañó un clima sensacional durante todo el fin de semana.
Desde la primera Fiesta las actividades se centraron en el predio de AFE, en una zona céntrica de la localidad de Cardal, pero en las últimas ediciones tomaron la decisión de utilizar el Parque Centenario. ¿Están conformes con este cambio de lugar?
Sí, por supuesto. Por un tema de seguridad la Fiesta que se hacia en el predio de AFE pasó a llevarse adelante en el Parque Centenario. Con un doble acierto, con el cambiar de lugar del año pasado, hubo una explosión de asistentes que nunca hubiéramos podido solventar en el predio anterior.
¿Cuánto tiempo de programación se necesita para organizar una fiesta tan grande?
Prácticamente estamos trabajando desde finales del mes de marzo. Si bien en el principio las reuniones son bastante más esporádicas, sí empezamos ese trabajo de hormiga para recabar los fondos que se necesitan para llevar adelante la fiesta con empresas privadas y públicas. Es un trabajo muy arduo para un grupo en el cual no somos muchos. Pero la satisfacción de ver nuestro pueblito, con 1500 habitantes, recibiendo al mundo de gente que recibió y que nos haga existir en el mapa no tiene precio.
Desde sus comienzos, el arroz con leche gigante fue el momento más esperado por los participantes. ¿Cuántas porciones prepararon para este año?
A esa hora pico era impresionante la gente que había en el predio. Lo interesante fue la variedad de lugares de donde provenían los visitantes. Desde diversos puntos del país. Siempre el arroz con leche es el momento más alto en cuanto a participación, más allá de que los días anteriores fueron espectaculares en cuento a concurrencia. Si bien no podemos estimar a ciencia cierta por la diferencia de los recipientes con que retira la gente su porción, sí sabemos que la receta completa es para más de ocho mil porciones gastronómicas.
¿Cómo vio la muestra ganadera?
Por suerte la genética del ganado lechero se supera año a año. Por suerte siembre va en evolución. Este año tuvimos una muestra de Holando en tríos y Normando a bozal. Siempre sobresale la calidad de los animales que presentan las cabañas. El esmero genético sigue siendo uno de los puntos altos.
¿Esa es la clave para la calidad del producto?
Totalmente. Para mí, que supe estar en la evolución del tambo, fue primordial la superación genética. Hace veinte años se empezó una evolución que hoy en día se percibe en el cambio de promedio de producción. La vaca puede comer mucho, pero de ahí a producir un litraje importante de leche… el peso está en la parte genética.
A la Fiesta también se la considera por los concursos gastronómicos en torno a la leche. ¿Qué respuesta hubo de parte de los participantes?
La actividad gastronómica tuvo muy buena concurrencia. En la categoría menores, compitieron en el rubro batidos con leche. El trabajo consistió en talleres en que los niños dirigidos por el jurado llevaban adelante las preparaciones ante la mirada de todos. Los resultados fueron excelentes. Si bien hay como una representación de un ganador, todos se llevaron su regalito. Para los mayores, anteriormente el concurso se llamaba “Sabores de arroz con leche” y ahora lo variamos a postres que contengan leche, porque el abanico se nos estaba cerrando un poco. Compitieron casi veinte personas, con un muy buen nivel en las presentaciones.
¿Qué importancia tiene la lechería para esa zona del país?
Lo que siempre trato de explicar es que el rótulo que tenemos de Capital de la Cuenca Lechera del país no es un invento caprichoso. Por algo el decreto de ley nos denominó así. Acá, si la lechería flaquea, flaquea el pueblo. Pagan las consecuencias todos los rubros comerciales y relacionados con la actividad. Si la producción anda mal, si hay problemas de precios, todos la sufrimos. El fuerte para los muchachos que andan buscando laburo en el pueblo es el tambo.
La lechería, como otros sectores de la actividad, sufren el recambio generacional y se puede ver en la caída del número de productores, entre otros factores. ¿Qué tan complicada es esta situación según su visión?
El recambio generacional se hace difícil. A veces a los jóvenes no les gusta el rubro y se dedican a otra profesión o actividad. Hay un viejo dicho que dice que tambero no se hace, se nace. Una cosa es un empresario que compra un tambo y otra cosa es un tambero de raza. Es una cosa muy especial. Es una actividad que tiene muchas satisfacciones, pero también tiene muchas verdes en su camino. Es un trabajo muy sacrificado. Yo tuve un tambo chico durante muchos años, sé muy bien lo que es y la verdad que te tiene que gustar mucho, ser buen administrador y saber mucho sobre la producción del alimento en las chacras. Para llevar adelante un tambo se requiere de esa combinación muy estricta.
¿Cuál cree usted que es el futuro de la lechería y cuales sus desafíos?
Uno de los grandes desafíos pasa por la exigencia sanitaria y del productor para no quedarse atrás. La evolución lleva justamente a tener cada vez mayores exigencias. Además, el tema precios hace a la diferencia.
Después de varios años complicados en cuanto a clima, esta primavera se presenta muy alentadora. ¿Es parte de esas variables que debe manejar el productor?
Es lo que tiene el clima, te da y te quita. Tenés momentos críticos, un día te viene el afloje y es un respiro. Esta primavera vino con una expectativa interesante. Esperamos que siga así.
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