“Al que madruga Dios lo ayuda”, dijo el presidente, e hizo una pausa tan larga que sus oyentes temieron que hubiera acabado su discurso. Cuando agregó “Pero no por mucho madrugar amanece más temprano”, todos suspiraron aliviados. En su alocución radial de ese día, el presidente se había referido al consumismo desenfrenado y también había revelado la receta de una salsa de tomate que le legara su abuela.
La República de Cubaguay (o Cuba-way, como se la denomina en inglés) había nacido como muchas otras después de la II Guerra de Secesión. Tras la conflagración, los Estados de esa región del planeta habían desaparecido o mutado para dar lugar a una nueva realidad geopolítica.
Todo había comenzado aquel verano lluvioso como pocos recordaban. Las inundaciones literalmente disolvieron ciudades enteras. Cuentan los memoriosos que se venían pasar los tigres río abajo sobre los camalotales. Otros afirmaron haber visto familias de elefantes sobre esas entrelazadas plantas. Pero estas versiones no han sido confirmadas y algunos sugieren que esos animales no son propios de la región.
La naturaleza entera se desbordó. Las plantas crecían entre las grietas de los edificios y cuando entre las nubes se asomaba el sol, miríadas de mosquitos se abatían sobre hombres y animales en busca de su sangre, trasmitiendo enfermedades. De pronto el sol salía de su embozo de nubes y eran unas horas de bochorno mientras el cielo se iba preparando para nuevas lluvias.
Mientras el agua seguía cayendo implacable, se perdían las cosechas y subían desmesuradamente los precios de los alimentos. El gobierno respondía importando frutas y verduras que se pagaban a precios exorbitantes. El ingreso de turistas había caído a niveles nunca vistos, reduciéndose casi a los surfistas, que encontraban lugares impensados para practicar su acuático deporte.
No todos los historiadores están de acuerdo en afirmar que esas fueron las causas de la guerra, pero no se duda de que existió y fue cruenta. Un día la guerra terminó, como terminan todas las cosas…
Cubaguay limita al oeste con la República Popular del Argensil y al este con el Imperio de Bratina. Al sur hay agua y al norte se encuentran los Estados Unidos de América, aunque se admite que pueda haber otros países en el medio. El país tiene un régimen democrático representativo de gobierno con su clásica división de poderes. El Ejecutivo es desempeñado por el presidente de la República, que también es el titular del Poder Judicial. Esto ha generado algunas críticas por parte de la oposición, que desde su exilio en Flórida (no confundir con Florida) sostiene que es incompatible con la democracia el que una misma persona sea titular de dos poderes. Reiteradamente el gobierno nacional ha explicado —y el que ya no entendió nunca entenderá— que así lo dispone la Constitución aprobada libre, democrática y electrónicamente por los cubaguayos. En efecto, la reforma constitucional fue la primera oportunidad en que se probó la nueva tecnología que catapultó a los cubaguayos al futuro.
“De este modo —dijo el presidente festejando como si adivinara el rápido resultado— se soluciona uno de los problemas más grandes que han impedido el avance de la democracia en la República: la insistente, tenaz, insidiosa, funcional al capitalismo, antinacional, antidemocrática costumbre de la Suprema Corte de Justicia de hacer prevalecer aspectos jurídicos sobre las necesidades políticas”.
Se refería con esto a la indignante y contumaz actitud de la entonces cabeza del Poder Judicial de declarar inconstitucionales a aquellas leyes que contradijeran las disposiciones de la Constitución. “Y no me vengan con la pirámide de Kant ni con esas paparruchas”, agregó el supremo mandatario. La inmensa mayoría de la población nunca había oído hablar de la pirámide de Kant, pero, de todos modos, una parte por lo menos, apoyó entusiasta las palabras del conductor. La Federación de Estudiantes de Derecho, en apoyo a las declaraciones del mandatario, emitió un comunicado en rechazo a la pirámide de Kant y agregando por si acaso las de Kefrén, Keops, Kafka, Kubrick y cualquier otro apellido que empiece con K.
La nueva tecnología facilitó todas las elecciones y las reformas constitucionales ya no fueron necesarias con el consiguiente ahorro de los dineros públicos.
Un economista que fungía como vicepresidente propuso eliminar las elecciones, pero su idea no prosperó, ante el inmediato rechazo de distintas agrupaciones como la Afane (Asociación de Fabricantes de Necesidades Electorales) entidad que nuclea a muchas otras, como la de los productores de pintura para paredes. También se opuso fuertemente la Chupos (Coordinadora Honoraria Unida de Políticos Suplentes). Causó el malestar de esta última agrupación una frase del presidente en un reportaje del canal oficial, cuando manifestó que “el que nace para pito no llega a corneta”, que fue vista como una fuerte alusión.
Consultado sobre el alcance de sus palabras en otro acto público, el hábil mandatario arrebató el micrófono al periodista, le golpeó con él en la cabeza, le dijo “nabo”, lo levantó del piso, le dio un beso en la frente y mirando a los ojos del azorado cronista le espetó: “Nunca falta un buey corneta y, además, entre bueyes no hay cornadas, m’hijo”.
Uno de los más importantes intentos del gobierno fue convertir al país en el primer exportador de cannabis de la región. La propuesta era transformar la variedad de cannabis cubaguayensis en el deleite de los consumidores de todo el mundo. La ley estableció que cada habitante debía cultivar ocho plantas de marihuana en su casa. Los que disponían de fondo o jardín podían hacerlo en esos terrenos y los que no, en macetas. El propio presidente daba el ejemplo en la Chacra Presidencial cultivando con esmero sus ocho plantitas, creación de un biólogo cubaguayo que había logrado crear un híbrido entre una variedad de cannabis y la yerba mate (ilex paraguariensis). La idea era dividir los costos de producción entre todos los cubaguayos, que debían aportar sus respectivas cosechas a un fondo común estatal, con el cual se encararía la ayuda social con base en una experiencia solidaria.
El experimento no tuvo el éxito esperado. Hubo dificultades de diversa índole: la gente se resistía a entregar sus cosechas, muchos se habían acostumbrado a tomar esa infusión en el mate; la red de narcocannabiscubaguayensis que recababa las plantas de sus zonas de influencia para traficar con ellas; algunos elementos de las fuerzas de seguridad que, si bien tenían prohibido el consumo, aprovechaban los allanamientos para quedarse con las plantas; los problemas de logística; los que ni plantaban ni estudiaban…
El gobierno modificó la norma, prohibió el cultivo y el Estado asumió la producción. Esto produjo cierta conmoción social. Grupos de autodenominados estudiantes, que en realidad eran drogadictos y muchos de ellos indocumentados, salieron a las calles con su clásico lenguaje de quema de llantas y obstrucción del tránsito. La Policía debió reprimir algunos desmanes. Los enfrentamientos fueron cobrando virulencia y también sus primeras víctimas: dos jóvenes y una señora jubilada de 79 años que recibió un disparo mientras salía del baño de su casa. Se estableció que los dos jóvenes eran agentes extranjeros y que la señora había sido baleada por los manifestantes para desestabilizar la imagen del gobierno. Ante el aumento de la violencia el gob…
Nota: fragmento encontrado entre las ruinas de la capital cubaguayense el 14 de julio de 2042.
TE PUEDE INTERESAR: