El director de la consultora Factum, Eduardo Bottinelli, señaló que la sorpresa de este balotaje fue la diferencia con la cual Yamandú Orsi se terminó convirtiendo presidente de la República. En diálogo con La Mañana, señaló que la estrategia del Frente Amplio fue recuperar los votantes perdidos en 2019, lo cual terminó logrando.
¿Cuál es su evaluación de las elecciones del domingo? ¿El resultado estaba más o menos dentro de lo previsto?
Efectivamente, el resultado estaba dentro de lo previsto. Aparecía Yamandú Orsi como el más favorable para ganar la elección, quizás no por la diferencia que terminó siendo. Fue de cuatro puntos y la idea era que podía ser más reñida la elección. Hay algunas particularidades, como lo que pasó en octubre. Ahí tuvimos una mayoría para el Frente Amplio en el Senado. Ese hecho, de alguna forma, provocó un cambio también en la idea de gobernabilidad. Por otra parte, hubo un escenario interesante para analizar y tratar de entender: cuál sería el posible comportamiento de un electorado que votó en blanco en octubre a los partidos, pero puso en el sobre únicamente la papeleta del plebiscito de la seguridad social. Y la cifra es muy relevante. Estamos hablando de más de 34 mil votos, o sea un punto y medio del electorado. Entonces, esa era una de las incógnitas que había respecto al comportamiento final en una segunda vuelta.
¿De dónde salieron los votos que permitieron el triunfo de Yamandú Orsi?
Tenemos una parte del electorado que cambió. Tras haber votado en octubre a algún partido de la Coalición, ahora fue hacia el candidato del Frente Amplio. Fundamentalmente, por volumen, son votos del Partido Colorado. Se estimaba previamente que esa fuga era del 1% del electorado, eso quiere decir un punto que pierde Delgado y que lo gana Orsi. Después, probablemente, hay una parte de exvotantes de Cabildo Abierto y del Partido Independiente, pero en términos de volumen son minoritarios. También había un electorado más lejano de Delgado y no necesariamente próximo a Orsi, pero que entre las dos opciones estaba más cercano al candidato del Frente Amplio. Son los votantes de los demás partidos, fuera de los bloques, que en general acompañaron el plebiscito de la seguridad social. Ese electorado parecía más proclive a Yamandú Orsi, y terminó siendo un lugar para captar votos en la segunda vuelta.
En el interior hubo departamentos en los que el Frente Amplio se destacó. ¿Cuál es su mirada al respecto?
Hay algunos departamentos que son interesantes de analizar. Están aquellos en la frontera con Brasil (Artigas, Rivera, Cerro Largo y Treinta y Tres), donde Frente Amplio crece cerca de cinco puntos porcentuales con respecto al balotaje de 2019. Esto mismo sucede en Tacuarembó, Durazno y Lavalleja, donde tiene un crecimiento también de cinco puntos porcentuales. En la frontera con Brasil, parece bastante razonable pensar que hay un electorado que en 2019 eligió a Cabildo Abierto y el Frente Amplio lo perdió, pero que lo recupera a partir de esta elección. En otros departamentos era esperable una buena votación del Frente Amplio, y tuvo un crecimiento más moderado. Se trata de Salto, Paysandú y Río Negro. Son departamentos donde en general en los últimos años el Frente Amplio viene votando bastante bien.
¿Qué llevó a los ciudadanos del interior a votar por Orsi y no por Delgado?
Hubo un trabajo del Frente Amplio enfocado en el interior. Recordemos la campaña “El Frente Amplio te escucha” de 2022 y 2023, buscando, justamente, recuperar un electorado que había perdido. De alguna forma, el FA sufrió en 2019 una pérdida, principalmente en el interior, y la estrategia fue recuperar a esos votantes. A partir de esa estrategia logró un proceso exitoso de recuperación, porque la mayoría era gente que votó al Frente Amplio en 2014, o estuvo próxima, pero no lo hizo en 2019.
¿La figura de Orsi pesó para la decisión del votante?
Ser un intendente del interior probablemente haya sido un factor importante en esta recuperación, por más que Canelones tienen esa cuestión híbrida entre lo metropolitano y el interior. El perfil del candidato y la estrategia desplegada de ir por todos los departamentos y llegando a los medios de comunicación del interior surtió efecto. A Yamandú Orsi, de alguna forma, se lo visualizaba no como un buen orador o no era un buen entrevistado. No se destacaba en las entrevistas con los medios. Pero sí se destacó en el mano a mano y eso es algo que quiso explotar el Frente Amplio también.
¿Cómo relaciona que el presidente Lacalle Pou tenga un 50% de aprobación y su candidato haya perdido?
Ahí hay dos cuestiones a considerar. La primera es que la aprobación al presidente es una cuestión personal y no necesariamente trasladable. Esto significa que no puede trasladar su capital político en forma automática a otra persona. Eso ha sido una constante en el Uruguay. En general los “delfines” de los presidentes no terminan siendo ganadores. En segundo lugar, segundo dentro de esa aprobación al presidente hay una parte que son votantes del Frente Amplio. Aprueban la gestión del presidente, pero eso no significa que siquiera piensen en votarlo. No consideran que su gestión sea mala, pero no congenian ideológicamente o de manera político-partidaria con el presidente. Entonces, la aprobación en sí es una cuestión personal y que no necesariamente se traduce en términos políticos partidarios. Otro punto es que si bien la aprobación al presidente está en términos relativamente altos (arriba del 50%), eso no es homogéneo cuando se evalúa al gobierno en distintas áreas. Hay una evaluación negativa en términos de salarios y de seguridad pública. Eso también tiene un peso relevante al momento de decidir el voto.
Esos temas de salario y seguridad pública, ¿pesaron a la hora de optar entre Delgado y Orsi?
En el tema seguridad pública, lo que más rondaba en la opinión pública es que ni Álvaro Delgado ni Yamandú Orsi eran buenas opciones para solucionar este problema. En este sentido, la idea que tiene la población es que de esta coyuntura en materia de seguridad se sale a partir de un diálogo o de alguna otra instancia, más allá del partido que gobierne. El tema de seguridad dejó de ser un tema político partidario, entre otras cosas porque hay una desilusión importante con lo que fue este gobierno. En 2019 una de las de las banderas más relevantes era la seguridad pública y la esperanza depositada por parte de la ciudadanía que votó a la Coalición en que se pudiera mejorar. Entonces, se juntan, por un lado, la idea de que la situación no es fácil de solucionar y que se necesita un acuerdo significativo y, por otro lado, la desilusión con este gobierno. O sea, el acuerdo necesario y la desilusión van de la mano. Con respecto al salario, hay una idea mayoritaria de que Orsi, por lo menos, planteaba alguna idea un poco más de redistribución y con un enfoque de alguna forma ligado a un aumento o una mejora de los salarios más sumergidos. En más de una oportunidad el candidato del Frente Amplio apuntó a ambos temas en sus discursos. Y eso de alguna forma permeó en parte del electorado.
¿Cuál fue para usted la sorpresa de este balotaje?
La distancia entre Yamandú Orsi y Álvaro Delgado es la sorpresa. En principio aparecía como algo más disputado y terminó siendo con una ventaja considerable a favor de Orsi.
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