La magra votación de Cabildo Abierto ha sido determinante en la derrota de la Coalición Republicana. Fueron 200 mil votos menos, justamente los que perdió Cabildo, y esa pérdida terminó condenando al fracaso la postulación de Álvaro Delgado.
El Gral. Guido Manini Ríos fue atacado desde antes de asumir por una Fiscalía totalmente flechada en su contra, cuando el fiscal Morosoli Díaz anunció que iba a formalizarlo (procesarlo) con prisión por un inexistente delito de “omisión de denuncia” del que eran los principales responsables las jerarquías, o sea Tabaré Vázquez, su secretario Dr. Toma y el ministro de Defensa, a quienes ni siquiera citó. Esa infundada y politizada amenaza tuvo por objeto deteriorar la imagen de un nuevo líder político, al hacerlo ampararse en los fueros parlamentarios para evitar la salvajada y luego sufrir el reproche que le tenían reservado los frentistas.
Ya dentro de la Coalición Republicana, y sin perjuicio de su apoyo permanente al cumplimiento del Compromiso por el País, su idea de marcar un perfilismo fue mal recibida, lo convirtió en el socio díscolo y molesto cuyas iniciativas nunca eran acompañadas. Máxime porque el presidente Lacalle Pou impuso siempre un estilo presidencialista, que siendo impropio para un verdadero gobierno de coalición, fue acatado dócilmente por los otros partidos coaligados.
Así sus proyectos eran rechazados y se vetaron totalmente, como en el caso de la leve reforma de la forestación o parcialmente con otros que habían sido aceptados con desgano.
Con el Instituto de Colonización tuvo que lidiar, por la persistencia de un exdirector frentista, para dejar en claro que nunca fue colono, porque jamás tuvo jurídicamente el estatus de tal, como finalmente determinó la opinión de un catedrático en Derecho Agrario consultado al efecto.
Otras iniciativas interesantes y de interés social, como la de Deuda Justa, no obtuvieron el apoyo oficial, aunque sirvieron para que las agencias usureras y el propio Banco Central se ufanaran en ofrecer algunas soluciones a un grupo de deudores de insignificantes sumas, y todavía arrogándose el papel de benefactores por bajar en algún punto sus lucrativos intereses de usura y así mantener su innoble negocio de voraces prestamistas.
A pesar de todo, Cabildo Abierto recolectó más de 300 mil firmas en solitario, pero en realidad, se perdió un argumento electoral que bien explotado pudo ser de una superlativa importancia para la Coalición Republicana.
Debemos concluir que el Frente Amplio apuntó bien atacando siempre a Cabildo, con la ayuda que se le prestó desde adentro de la Coalición. Supo ver lo que no vieron ni blancos ni colorados: que su gran enemigo era el general Manini Ríos y había que desacreditarlo de cualquier modo, aun utilizando la mentira, o una Fiscalía de Corte flechada, con la que hay que terminar y ¡cuidado con quien se designe ahora!
El Partido Colorado mejoró algo, con más ruido que nueces, pero su remontada no alcanzó para compensar la pérdida de Cabildo Abierto. En todo caso, acompañó sin chistar al presidente Lacalle en el ninguneo, el rechazo y el desprecio de iniciativas valiosas y sensatas que presentó el general Manini.
Con sagacidad, y también por temor a su crecimiento, lo vieron los frenteamplistas y así fue el resultado.
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