La Mañana fue recibida en el despacho del Anexo del Congreso de la Nación Argentina por el senador electo por La Libertad Avanza en representación de la provincia de Formosa Francisco Paoltroni, quien pertenece actualmente al bloque Libertad, Trabajo y Progreso. En una amena charla, conversamos sobre las recientes elecciones en Uruguay, los vínculos entre nuestros países y el proyecto que ha propuesto de integración logística de Sudamérica. Además, se refirió a su debut como legislador, su ingreso al gobierno electo hace un año, las diferencias que lo llevaron a la desvinculación, su mirada sobre la conducción de Milei y el vínculo con la oposición.
Esta es su primera experiencia en la actividad política, ¿en qué sector se desarrolló anteriormente?
Yo vengo del mundo pyme en el sector agropecuario. Nací en el centro de la provincia de Buenos Aires, hijo de pequeños productores, ganadería y agricultura, las dos. Hacíamos un esquema de pasar toda la agricultura a la carne. Hacíamos trigo, maíz, sorgo, de todo. En nuestro esquema de pasar toda la producción agrícola a la carne, cuando cierra las exportaciones Néstor Kirchner en el 2006, como pequeños productores nos dejaron totalmente fuera de la cancha. Así fue como terminé en el norte argentino, comercializando hacienda. Tenemos una pyme que es consignataria de hacienda, hacemos remates ganaderos, otra pyme industrial con la que producimos alimentos balanceados, y otros emprendimientos del sector productivo del campo. Este es un poco mi origen.
La experiencia política la empecé ya con un primer golpe, porque me nombraron presidente provisional del Senado, me anuncia el presidente por un tweet y a los seis días me bajan. Ya de ahí empecé por no entender nada de cómo funcionaba la política, porque no había hecho nada malo y por alguna razón me bajaron de ese lugar. Empecé con ese golpe, pero de vuelta, tercera generación de pequeños productores agrícolas en la Argentina, más ‘cagados a palo’ que eso no debe haber. Así que los golpes los aguanto y los resisto, vengan del rubro que vengan.
¿Cómo fue su llegada a La Libertad Avanza y su posterior desvinculación?
Yo nací políticamente en paralelo con Javier Milei. No nos conocíamos, él salió diputado en Buenos Aires y yo salí con un partido nuevo en Formosa. Hicimos toda una campaña de gobernador, sacamos el 10% porque sigue estando Gildo Insfrán [vice gobernador y gobernador de la provincia de Formosa desde 1987]. De cero, nuestra premisa era llevar candidatos que nunca hubieran tenido un cargo electo, como una verdadera fuerza de renovación política. Sacamos el 10%, y luego firmamos la alianza con Javier Milei. Y ahí sí, gracias a la popularidad de Javier, nos dio ese empujón que nos faltaba y logramos la primera minoría. Luego la historia es conocida. Cuando trajeron a este juez Ariel Lijo, eso para mí fue un límite absoluto porque es el que salvó de la condena a Gildo Insfrán y perjudicó a mi provincia y a todos los formoseños. Mi lealtad es a ellos y a las ideas de lo que dijimos que veníamos a hacer. Obviamente esto no nos gustó, nos cayó a todo el mundo mal. Me echaron del bloque y sigo apoyando a todo lo que dijimos que íbamos a apoyar, o sea el voto más predecible del Senado. Si pensaron que porque me echaron me iba a volver kirchnerista, bueno, lamento desilusionarlos, no va a ocurrir.
Ud. ha tenido expresiones de que no es buena la confrontación en ningún plano, ni en el internacional, ni con la oposición, ni en la interna con la vicepresidente Victoria Villaruel. ¿Le parece que la política no va por ahí?
Creo que hay que fijar el objetivo. Desde que nací y me metí en la política, me fijé un norte. Todo lo que no me sirve para lograr ese objetivo me quita energía, me quita tiempo, me aleja del objetivo, y no, esto no es por acá, definitivamente. Y obviamente con la vicepresidenta Villaruel, con los dichos innecesarios e injustos del presidente… ¿Para qué? ¿De qué te suma esto? Lo digo, lo expreso permanentemente y me castigaron por ser un libre pensador. Es muy contradictorio, ¿no? El líder de la libertad mundial castiga al libre pensador.
También fue crítico a la postura del gobierno de confrontación con la expresidenta Cristina Kirchner con una dialéctica de “ellos y nosotros”.
Creo que eso encarna un gran riesgo. Polarizar con Cristina es una experiencia que puede salir muy mal, como le salió a Macri. Si la economía no se termina de recuperar lo suficiente, esa amenaza está latente. Ya lo vivimos, ya hemos fracasado al tomar ese camino, y a su vez cuando de pronto el gobierno también da rasgos de fundamentalismo, de autoritarismo. Entonces, te la bajan a Villarruel y a [la excanciller Diana] Mondino y te la suben a [la diputada Lilia] Lemoine. Hay un sector de la ciudadanía que se va a divorciar de eso e insisto: si no te sale todo bien en la economía, el riesgo es que vuelvas a Cristina. Lo tenés a la vuelta de la esquina. Yo nunca me arriesgaría a ese escenario. Por eso estamos trabajando para formar un espacio nacional que sea una alternativa política que acompañe a las ideas de la libertad, pero con institucionalidad, con desarrollo estratégico. Que todos los que estén dentro de ese espacio sepan que no van a ser castigados por opinar libremente.
Hablemos de su provincia. ¿Cuál es la agenda, que quisiera lograr en este periodo?
Formosa debe tener un desenlace político-jurídico. Está esperando un fallo de la Corte Suprema de Justicia que declare la inconstitucionalidad de las reelecciones indefinidas. Gildo Insfrán hace 40 años que está en el poder. Se ha adueñado de la provincia y de todos los formoseños, producto de que modificaron la Constitución provincial. Entonces, la Corte Suprema aún nunca falló, está pronta a fallar para ponerle límites a esa reelección, por no respetar el espíritu republicano que es la alternancia en el poder. Otra es un pedido mío directo de intervención federal, porque se han violado justamente los principios republicanos y hay todo tipo de delitos. Delitos de violación de los derechos, de lesa humanidad, se ha empobrecido la provincia, no hay propiedad privada, no hay empleo. Todos los peores indicadores del país los tiene mi provincia, pero no porque sea una provincia improductiva, sino porque le han cerrado las puertas a la inversión privada. Nada puede prosperar, porque está todo bajo el zapato de un solo hombre. Es una tiranía, esperemos que la Corte emita un fallo histórico que sirva también para las intendencias de todo el país, que sirva para los sindicatos, un fallo ejemplar contra las reelecciones indefinidas. Y también que el presidente intervenga en la provincia, como han hecho otros presidentes en la historia. Cuando se rompe la institucionalidad de la provincia, como está rota en Formosa, el presidente tiene la potestad de hacerlo. Y yo, como representante de la provincia, puedo pedir esa intervención. La vamos a hacer el lunes próximo, que el Congreso ya está en receso y decide el Ejecutivo Nacional.
Ud. ha presentado un proyecto denominado Ferrocarriles de Sudamérica que busca una integración desde la unión logística continental. ¿De qué se trata?
El proyecto Ferrocarriles de Sudamérica es ni más ni menos que la integración física de esta gran región del mundo, que es la única en la que no han proliferado los ferrocarriles de carga. Es la gran herramienta que necesitamos para ser competitivos y tener un transporte económico eficiente, menos contaminante y que le dé grandes oportunidades a nuestro vasto territorio desde la mirada sudamericana. Cuando uno analiza lo que ha pasado en el mundo en estos últimos 20 años, el 80% de lo que produce Sudamérica tiene como destino final los puertos de Asia-Pacífico. Nosotros seguimos mirando todo y nuestra salida sigue siendo todo al Atlántico, entonces necesitamos esa integración que, por ejemplo, países como Estados Unidos y todos los países de Norteamérica la lograron muy tempranamente. Eso les ha ayudado al desarrollo de sus economías. Poder conectar el Atlántico y el Pacífico a través de los ferrocarriles en Sudamérica, sin duda que es una gran oportunidad para todos los países que componemos este subcontinente.
Alberto Methol Ferré, uno de los intelectuales hispanoamericanos más fecundos por su producción y más originales por su pensamiento, ha desarrollado esta idea del relacionamiento mundial en clave de bloques y cuál debería ser nuestro papel en ese sentido. Esta integración sudamericana, ¿tiene también un anclaje histórico el formar esa unidad con miras a un estado continental?
Esa unidad la tenés implícita en el idioma, en la cultura y en el territorio. Si vos lográs este sueño de San Martín y Bolívar como los grandes héroes y libertadores del subcontinente y lo analizás como región, no hay nada más superavitario que el subcontinente de Sudamérica. Petróleo, gas, ganadería, agricultura, minería, pesca. Somos superavitarios en absolutamente todos los rubros que se te ocurran. Hablamos prácticamente todos el mismo idioma, todos descendemos de la península ibérica. Misma religión prácticamente, no tenemos problemas religiosos, no tenemos problemas étnicos, raciales, no tenemos problemas territoriales. Entonces, si vos lográs la integración física con los ferrocarriles, va a ser tal el progreso y el avance económico que automáticamente eso te empuja al paso siguiente, que es una unión aduanera. Te empuja hacia una corte común, un parlamento común y una moneda común. En mi visión, debemos llegar a tener una moneda nuestra, porque tendríamos realmente la calidad de superpotencia. No habría una superpotencia mayor que el subcontinente unido como lo venimos siendo, pero no hemos logrado todavía esa integración.
Por esta visión, entiendo que Ud. también es pro-Mercosur. ¿Cómo lo ve de cara a la próxima Cumbre del 5 y 6 de diciembre en Montevideo?
Sí, yo creo que el camino es la integración. Pero en la medida que se te sumen más socios y se decida cambiarle el nombre, no nos tenemos que oponer a nada de eso. El objetivo final es que todos formen parte de este gran proyecto y no que terminen quedándose afuera, porque esa contención regional va a permitir en el futuro que no te proliferen las Venezuela, que no te proliferen las Nicaragua, que no te proliferen las Cuba, que esa es la amenaza real del siglo XXI. Bueno, creo que eso es lo que nos une y eso es lo que va a traer desarrollo y progreso para nuestra gente y para nuestros pueblos.
Como productores de materias primas, ¿deberíamos apuntar hacia un proceso de industrialización y agregar un eslabón más a eso en lo que somos tan eficientes?
Nuestra región tiene esta potencialidad natural. Nadie puede competir con nosotros en generar proteínas de alto valor biológico a nivel mundial. Nosotros tenemos calidad y cantidad, y somos naturalmente buenos en eso. No es algo malo, eso no es una desventaja. Mil kilos de lomo uruguayo valen más que mil kilos de un auto Mercedes Benz salido de fábrica de Alemania. Hay un prejuicio histórico sobre el sector primario. Generar proteínas de alto valor biológico es el agregado de mayor valor que podés lograr. Entonces, el gran desafío es darle más competitividad, darle servicio y conexión aérea para tener transporte de cargas como hace Chile para llegar con frutas frescas a los mercados asiáticos. Bueno, hagamos lo mismo con cortes de enfriado en diferentes países, veníamos súper atrasados desde Argentina con los tratados internacionales en este sentido. La idea del ferrocarril es que podamos salir con contenedores de cada pueblo del interior profundo, poner un contenedor nuevo en el ferrocarril y que funcione con hidrógeno. Que en la Argentina podamos triplicar la matriz energética producto de las energías renovables. Todo el día y el año entero tiene una capacidad monstruosa de generar energías renovables. Que dejemos de ser solo consumidores para ser productores de esa energía. Que empezamos a crecer y a crecer, ahí está nuestro mayor potencial.
En ese sentido, ¿cómo hacer valer nuestra producción y enfrentar, por ejemplo, las trabas que nos imponen con la nueva agenda verde?
Por eso a futuro el camino es los Estados Unidos de Sudamérica. Imaginate qué poder de negociación vas a tener si somos 600 millones de habitantes y nos sobra de todo. “Muchachos, hagan fila”, les vamos a decir.
¿Cómo ve este cambio de gobierno que acaba de producirse en Uruguay? ¿Cómo le parece que se podrán dar las relaciones con el gobierno de Javier Milei?
Soy bastante crítico de las expresiones que ha tenido el presidente con socios, con países socios, con países amigos. Sin duda porque vengo del mundo pyme y sé lo que cuesta ganarse un cliente y sostenerlo. Sobre todo, si esos clientes están primeros en la lista, vos lo que hacés es mandarle una tarjeta de fin de año, no lo estás insultando porque es de River y vos sos de Boca. No coincido en esa visión de anteponer las cuestiones ideológicas, en la que a su vez hay cosas contradictorias. Si querés, hacelo dentro de tu país porque vos sos el líder. Pero bueno, no debería afectar en absoluto. Repito, creo que Argentina tiene que aprender de Paraguay, de Chile, de cómo han logrado disminuir la pobreza, de cómo han logrado tener crecimiento sobre todo estos últimos 20 años que han sido fabulosos para la región y Argentina los vio pasar, tristemente.
La semana pasada tuvimos una entrevista con la analista internacional de La Nación Inés Capdevila y ella decía que Milei se sentía llamado a un rol mesiánico, de llevar y propagar por el mundo su ideología. En su opinión, ¿esto no sería desaconsejable para la Argentina al relacionarse con el mundo o con Uruguay, siendo de otro signo el gobierno?
No, no creo en absoluto que eso nos sirva a los argentinos. También se ve cómo se va contradiciendo, de los chinos decía barbaridades y después “no, no son tan malos los chinos, de hecho, lo único que quieren es que nos hagamos problemas”. Creo que es poco serio decir y desdecirse, y creo que no ayuda al objetivo que dijimos de hacer esta Argentina distinta. Pero es una opinión personal.
¿Cómo ve el panorama si Donald Trump efectivizara sus promesas electorales?
Lo que viene proponiendo Donald Trump es totalmente contrario a lo que propone el presidente Milei. Quiere empezar a arancelar toda la economía, es todo contradictorio a lo que viene proponiendo Javier Milei para nuestro país. Yo creo que ese nivel de arancelamiento que propone Trump puede traer más oportunidades para Sudamérica.
¿Y en cuanto a las políticas migratorias?
El gran desafío que tenemos es garantizar el sistema republicano en todos los países de Sudamérica. Venezuela sigue siendo un tremendo problema para todos los países que están en Sudamérica porque todos tuvimos que absorber ocho millones de venezolanos excluidos. Pero a su vez es una amenaza que crece y late, porque este sistema de las nuevas dictaduras se podría proponer a otros países. Pasa a estar cada vez más cerca. Esto no puede ocurrir en Bolivia. El riesgo es para todos, no solo para el pueblo venezolano. Pensemos en Sudamérica como una gran parte.
Formosa y el ferrocarril de Sudamérica
El senador formoseño Francisco Paoltroni se refirió a su provincia y describió a La Mañana lo que simboliza su bandera y aprovechó a defender su proyecto de Ferrocarriles de Sudamérica: “Cualquiera podría decir que Formosa es una provincia del norte, pero en realidad Formosa es el centro de Sudamérica”, explicó el legislador. Sobre la bandera de la provincia, explicó: “Un celeste es el Océano Atlántico, otro celeste es el Océano Pacífico, todo lo blanco es el Cono Sur, y el eje de Capricornio, que justamente pasa por Formosa. Las estrellitas son los nueve departamentos de la provincia”. Y precisamente, utilizando el diseño de la bandera formosina, Paoltroni ilustró su proyecto Ferrocarriles de Sudamérica: “Y aquí planteamos el principal corredor ferroviario, que es el corredor de Capricornio con la salida al Pacífico, para ir ya a una nueva familia de buques de aguas profundas y no tener que dar la vuelta por el canal de Panamá. Unir todo, unir todas las redes de Sudamérica, unís todas las redes que tienen cada país, las interconectás, y que los trenes empiecen a circular de un país hacia el otro como en Europa. Tenés todos los puertos brasileños, y acá tenés todos los puertos occidentales. Obviamente, van a tener que recibir muchas más inversiones. Pero solo en la Argentina, para que hacerse una idea, se agregan 100 millones de toneladas de commodities agrícolas y 60 millones de toneladas de commodities mineros. ¿Por dónde lo vamos a mover? ¿Con qué lo vamos a llevar? ¿Qué lo vas a hacer, con camiones? ¿Triple de ruta? ¿Triple de costo? ¿Triple de muertos en las rutas? No. Es con ferrocarriles”, afirmó.
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