El gobierno anterior se atrasó en US$ 35 millones y el actual lleva un retraso de US$ 15 millones. Se debe entender la importancia de la investigación y lo que esta devuelve por cada dólar invertido.
Alejando Henry es productor tambero con establecimiento en la zona de Gaetán, al sur del departamento de Lavalleja. Además de la producción de leche, trabaja la recría y el engorde del ganado macho. También integra la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) y la Junta Directiva del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) en representación de los productores a través de la CNFR, Fucrea y Cooperativas Agrarias Federadas. “Yo soy asociado a la CNFR a través de una sociedad de fomento y a CAF pertenezco por ser remitente de Conaprole y Central Lanera. No integro Fucrea, pero soy delegado porque la delegatura es compartida”, explicó.
Como director de INIA, su rol es aportar la visión de los productores sobre la investigación para que se ponga atención en los aspectos de interés o necesidad del sector productivo en el sentido más amplio, porque INIA atiende todas las áreas.
INIA se creó hace más de 30 años con una gobernanza innovadora en el mundo y una financiación público-privada, con los productores y el Poder Ejecutivo que aportaban en partes iguales, lo que cambió en los últimos años. La participación de los productores y sus aportes “hace que exista un equilibrio en la investigación, evitando que se dispare en asuntos que no tengan la aplicación que los productores necesitamos”.
Resumir los principales temas sobre los que trabaja INIA es difícil dada la variedad de temas que aborda, considerando que cada sector es clave y el país necesita de ellos de igual manera. De todas formas, Henry mencionó algunos.
La plataforma de salud animal desarrolla investigaciones “del primer mundo y ataca problemáticas que no estaban enfocadas desde el punto de vista científico, aunque sí del control y la minimización del riesgo. Hoy ese enfoque cambió y se ataca la enfermedad en su génesis”. Agregó que “se está gestando un trabajo de investigación basal que veremos en el futuro en productos tecnológicos aplicables directamente por los productores”.
“Ya hay trabajos de relevancia de enfermedades. Por ejemplo, pensábamos que algunos abortos eran causados por determinada enfermedad, pero hoy descubrimos que el problema era causado por otras enfermedades o la relevancia era otra y no la que se pensaba. Todo esto genera una línea de trabajo” con el fin de crear herramientas, como las vacunas.
Otra área de acción es la producción de forrajeras, variedades de cultivos y otras especies agrícolas “donde los materiales de INIA dentro del mercado son muy importantes, incluso las variedades públicas en las que no hay que pagar regalías. INIA también tiene una incidencia determinante en algunos cultivos como el arroz”.
En citricultura detalló que “se generaron variedades nuevas y se controlan enfermedades” como en el caso de HLB (Huanglongbing), que “es una bacteria que apareció hace poco, para la cual INIA ya tenía una respuesta biológica a través de un parásito del vector. Tener la respuesta antes que la enfermedad permitió dar una respuesta inmediata”.
Respecto a la hortifruticultura “INIA aporta variedades de boniatos, cebollas, tomates, frutales nativos y no nativos; y en forestación contribuye con la identificación y el control de parásitos en árboles”, entre otros.
También hay temas en agenda, “entre ellos el riego, para hacer un buen uso del agua, porque regar es más que echar agua; o el avanzar en el estudio del germoplasma del campo natural para la generación de variedades como ya se ha realizado y se tiene cercanía de ampliar variedades en este sentido. Todas esas cosas nos destacan como país”, enfatizó, sin dejar de mencionar “la importancia de la sostenibilidad de los sistemas para saber cómo incide el ser humano en la naturaleza”.
Crisis financiera en INIA
Pero hay un tema que “preocupa mucho” y es “la crisis financiera muy importante” por la que está pasando INIA “con retrasos en los aportes del Estado, lo que llevó a descuidar el mantenimiento de las regionales y de las inversiones en ciencia y tecnología, algo en lo que no podemos rezagarnos”.
Es “un tema preocupante y vamos a elaborar un mensaje claro al Parlamento para cuando se discuta el presupuesto”, anunció, porque “los productores estamos contentos con lo que aportamos y nos gustaría que el Estado tuviera el mismo convencimiento sobre la trascendencia”.
Sobre los atrasos dijo que “la administración anterior (2015-2020) retrasó el aporte del Estado en US$ 35 millones, la actual al cierre de diciembre está llegando a US$ 15 millones, además de que puso un tope que ha bajado el aporte del Estado a un 30% de lo que ponemos los productores”; o sea que la disminución del Estado se da en doble sentido, la baja del aporte y el retraso mencionado.
Para recuperar esos US$ 15 millones el Ministerio de Economía se comprometió a liberar fondos desde enero de 2025, aun así “la preocupación es muy grande porque con este presupuesto, como está planteado, el Instituto está muy amenazado”, insistió.
Por otra parte, consideró que “invertir en ciencia y tecnología es altamente redituable, cada dólar devuelve muchos más a toda la sociedad, trascendiendo al sector agropecuario a través de las cadenas vinculadas a cada producto que se elabora”. Próximamente tendremos datos objetivos en este sentido gracias a un trabajo de impacto financiado por el BID.
Los tambos aún sufren los efectos de la seca
Henry también comentó sobre el tambo en el que trabaja, con 120 vacas en ordeñe y con la aspiración de llegar a 160. El emprendimiento se desarrolla en 180 hectáreas y remite a Conaprole.
“Lo que hacemos de agricultura está destinado al ganado lechero, los tamberos somos agricultores a la fuerza porque tenemos que producir alimentos y si queremos una producción de buena calidad necesitamos una rotación agrícola. Hay que pensar en la importancia del maíz en nuestro esquema” para ensilaje y para grano, expresó.
Recordó la seca de los años 2021, 2022 y 2023: “Los dos primeros fueron años muy malos, y 2023 resultó terrible” por el daño que causó, “generando complicaciones de todo tipo, como endeudamiento e inversiones no previstas, todo lo que se traduce en mayor gasto”. Como paliativos “hubo programas de diferentes instituciones; todas las medidas que ayuden son bienvenidas, pero no estuvieron ni cerca de solucionar el problema de fondo que se instala con mucha rigurosidad”. “Por lo menos nos va a llevar un par de años recuperarnos del endeudamiento causado por la seca”, afirmó.
En su tambo Henry contó con fibra estoqueada: “Teníamos fibra en fardo, lo que fue una ayuda, pero no impidió que debiéramos comprar, cosa que en mi caso nunca me había pasado porque siempre se producía en el campo; pero estuvimos más de un año comprado concentrado fuera del tambo. A eso se agrega que habíamos incurrido en costos al plantar maíz y cebada, que terminaron en pérdidas totales. Todo lo que plantamos se perdió”.
Hoy la situación es diferente, “los cultivos de verano están muy buenos, los maíces de primera están próximos a ser picados para silo, y los cultivos para grano también excelentes”.
Respecto al precio, dijo que acompaña el optimismo con “una pequeña suba en primavera”, considerando “que en dólares no era mal precio, pero se sufrió el atraso del valor del dólar” a pesar de que “el tambero no es tan perjudicado como otros sectores”. Asimismo, señaló que el dólar bajo “le complica a Conaprole para transferirnos mejores precios” porque la cooperativa cobra sus exportaciones en esa moneda. “Si el movimiento que ha tenido el dólar no se detiene, todo el sector será beneficiado, ya que para todo lo productivo un dólar bajo nos torna muy poco competitivos y el dinero rinde muy poco para afrontar todos los gastos que tenemos en pesos”.
Conflictos en el sector lechero
Consultado sobre los conflictos que afectan a la lechería, dijo que no ha tenido problemas para que la leche sea retirada del tambo. “Nadie desea los conflictos, pero en el caso de Conaprole siempre se han tenido las máximas precauciones para que la leche se levante. Hay una conciencia muy fuerte de lo que significa un producto tan perecedero como la leche, que no admite 12 horas de espera. En los 38 años que soy tambero nunca dejaron de levantar la leche por un conflicto”, aseguró.
Tampoco en situaciones extremas causadas por la naturaleza, como las inundaciones que “impiden el paso del camión por el camino corto y los choferes recorren muchísimos kilómetros más por las rutas altas hasta llegar al tambo, retirar el producto y regresar. Realizar ese esfuerzo es ser consciente de lo importante que es el retiro diario, porque la vaca debe ser ordeñada siempre, de lo contrario, a las 24 horas empezarían a enfermarse y de forma grave”.
La lechería tiene “problemas más estructurales, como el acceso a la tierra y los costos”, pero “hay iniciativas como el campo que posee la Sociedad de Productores de Leche de San Ramón, donde se producen 700 hectáreas de maíz para casi cien productores”, causando “impactos muy buenos porque liberan áreas en sus tambos”.
El problema de la tierra “es grave”. “El 50% del área lechera es arrendada, lo que encarece y genera inestabilidad en la toma de decisiones de largo plazo”.
Importancia del productor familiar
Sobre la CNFR dijo que representa a más de cien sociedades de fomento asociadas. Henry reflexionó que “la agricultura familiar está pasando por un momento complejo por la falta de competitividad, y quienes más lo sienten son los productores chicos y los familiares”; y a los “desafío de la competitividad hay que agregarles los climáticos”.
Concluyó señalando que “las sociedades de fomento no se enfocan solo en la granja, que es importante, también las hay con enfoques en la ganadería y ahí tenemos la ganadería familiar, que tiene un efecto muy importante en la producción, del orden del 30%; también en todo lo que significa el afincamiento en el medio rural”.
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