Para el empresario, el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea anunciado días atrás en la cumbre de presidentes en Montevideo no traerá consigo grandes ventajas para la industria láctea nacional. Las cuotas para proveer de productos al viejo continente que le corresponderán al país no son muy grandes, teniendo en cuenta los volúmenes que coloca en diferentes mercados actualmente. No obstante, Zavala lo consideró como una buena carta de presentación para buscar destinos más alentadores.
¿Cómo ve el histórico acuerdo que cerraron el Mercosur y la Unión Europea para crear una zona de libre comercio entre ambos bloques?
Fue un paso importante que se dio ahora. No en vano vino la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a firmar el acuerdo. El último empujón fuerte fue hace algunos años y ya en aquel momento los lácteos parecían uno de los perdedores. En ese momento la industria láctea era de los sectores más complicados, no tanto por lo que Europa pudiera venir a vender a Uruguay, sino porque empezaban a tener entrada “gratis” en Brasil. De alguna manera, el país vecino es nuestro respaldo cuando las cosas se complican. Argentina y Uruguay son los que abastecen a ese mercado, que es muy importante. Hay años en que no le vendemos nada, pero cuando lo hacemos, le vendemos mucho. Estamos hablando de que ahora entre Argentina y Uruguay le estamos vendiendo 10, 12 y hasta 15 mil toneladas por mes. Seguramente ahora, con la devaluación del real y alguna mayor producción interna de ellos, vamos a vender menos.
¿Qué pasa con la leche en polvo, que es el principal producto de exportación de la industria local?
El acuerdo prevé 10 mil toneladas de leche en polvo, que en definitiva es el producto más sensible que nosotros tenemos. Y es poco si tenemos en cuenta que le estamos vendiendo 10 mil toneladas todos los meses a Brasil. O sea que no es algo que asuste demasiado. En aquellos años el acuerdo preveía 5 mil toneladas anuales de fórmulas infantiles. En ese momento Conaprole estaba instalando su planta. Actualmente tenemos la expectativa de que Conaprole pueda vender fórmulas infantiles al mundo y en particular a Brasil. Ahí nos preocupaba, porque es uno de los principales productos de exportación de Europa. Hoy no creo que sea una preocupación que el mercado de fórmulas infantiles de origen europeo pueda ingresar a Brasil. Para hacerse una idea del volumen que produce, Europa es el principal abastecedor de fórmulas infantiles en China, incluso superando a Nueva Zelanda. Pero también este acuerdo puede implicar alguna ventaja. Hoy han cambiado las cosas y Europa es un gran comprador de manteca y por ahí nosotros le podemos vender ese producto a un buen precio o mejor de lo que lo estamos vendiendo.
¿Entonces este acuerdo no tiene mayores ventajas para la lechería local?
Con la información que tenemos hoy, en general, el acuerdo es neutro para el sector lácteo uruguayo, hasta diría que un poquito negativo. Pero tiene una ventaja por el hecho de que cuando firmás un acuerdo de libre comercio con Europa estás diciendo “yo tengo la capacidad de estar en este nivel” y empiezan a aparecer otros actores que también quieren un acuerdo de este tipo. En ese contexto, ya entramos en el juego de que podemos firmar con otros países, como Corea del Sur, que es un destino que desde hace mucho tiempo está a estudio en el Mercosur. Corea fue muy importante para los quesos uruguayos. Cuando Corea no tenía acuerdo de libre comercio con Estados Unidos era un gran comprador de muzzarella uruguaya. Pero su tratado con Estados Unidos fue una de las causas de la caída de plantas queseras uruguayas, fundamentalmente Pili, que quedó medio renga, solo con el mercado de Venezuela y ya sabemos lo que pasó después.
¿Eso quiere decir que tiene pocas expectativas de los negocios que puedan surgir?
No es un acuerdo que nos vaya a matar, pero tampoco es como lo que pasará con el negocio de la carne, que aumenta de 6 mil toneladas de repente a 20 mil o 25 mil toneladas de cuota Hilton. O para el arroz, que podés empezar a entrar con ese producto en Europa. Eso para nosotros seguro que no es.
¿Cómo vio este proceso de negociación?
Al Mercosur le cuesta negociar, cuando uno tira para un lado, el otro tira para el otro. Nueva Zelanda, por ejemplo, tiene acuerdo de libre comercio prácticamente con todo el mundo. Firmó con la Unión Europea en un rato. Los que queremos estar en el mercado mundial tenemos que jugar con sus reglas y no podemos vivir mirándonos el ombligo. Por ejemplo, en lácteos sería muy importante que se hubiera avanzado con China. En el último año no le vendimos nada a China, de pasar a ser el segundo abastecedor detrás de Nueva Zelanda con más de 90% y nosotros 3% abajo. Habíamos pasado por encima a Australia. Nueva Zelanda, con el pleno funcionamiento de su tratado de libre comercio, pasó a pagar cero aranceles y nosotros quedamos afuera. Con los valores actuales, los neozelandeses venden la leche en polvo a US$ 4000 y nosotros tenemos que venderla a US$ 4400. Quedamos fuera del mercado. Sería muy importante que Uruguay tuviera una presencia más activa.
¿Qué balance puede hacer sobre el año productivo?
Fue un año surtido. Arrancamos saliendo de la sequía con la producción de leche mejorando y llegamos al otoño con aquel desmadre de agua, eso nos trajo a tierra y ya no pudimos levantar más cabeza. Vamos a terminar el año con más o menos una caída del 4% de producción. Es duro, la verdad. No nos olvidemos de que en agosto del año pasado fue aquella caída brutal de la leche de 4 pesos de un día para el otro. Si bien hemos ido recuperando, estamos a finales de 2024 y todavía no recuperamos esa pérdida. La primavera ha funcionado de otra manera, lloviendo. Estamos con pastoreo. Si bien no recuperamos la producción, por lo menos los costos han bajado bastante.
¿Como es la situación financiera de los tamberos?
Las finanzas de las empresas sí que están complicadas. Recién ahora podemos empezar a decir que los números empiezan a dar. Pero hay un grupo importante de productores que no están bien. Pasamos esta primavera sin pena ni gloria, cuando la primavera es la estación en la que nosotros hacemos caja. Hay un número importante de productores que están con saldo deudor con Conaprole. Tenemos lamentablemente anuncios de cierre de tambos, a pesar de que hoy uno prende la radio y escucha al presidente de Conaprole diciendo que las perspectivas de la lechería son buenas y el sector lechero es el que hoy está rindiendo mejor. Eso no le está llegando todavía al bolsillo del productor. Las cuentas están muy cortitas.
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