La profesora Dora Graziano Marotta considera que en materia educativa el mayor cambio observado en los últimos años es una confusión de roles bajo el temor de que educar con límites es no respetar la autonomía del estudiante.
En diálogo con La Mañana, la consejera de ANEP señaló que “es imprescindible enseñar a decodificar la información que nos invade y a veces condiciona nuestras decisiones”.
¿Cómo evalúa lo llevado adelante por la ANEP durante este año que culmina?
Durante esta administración tratamos de sustentarnos en dos pilares fundamentales del sistema educativo: lo pedagógico y la gestión. Ambos pilares, teniendo como centralidad al estudiante, promoviendo un mejor aprendizaje, valores y una educación con visión prospectiva. Se ha hecho mucho y lo mucho que se ha hecho no se ha difundido lo suficiente y no se ha valorado en sus justos términos. Ha sido fruto de un enfoque sistémico y coordinado de toda la ANEP que incluye al Codicen; Dirección General de Educación Inicial, la de Educación Secundaria, de Técnico Profesional y el Consejo de Formación Docente.
Es la primera vez que, en función de una visión de conjunto, Codicen y los cuatro subsistemas implementan acciones sin fragmentación y con una integración de técnicos y profesionales con eje en la continuidad del proceso de aprendizaje, la flexibilidad y un egreso acorde a la sincronía de los tiempos que corren. Como en todo proceso, lo que se ha hecho no tiene culminación en la presente administración. Se inició una ruta que se deberá continuar. Se han concretado muchas cosas y el monitoreo continuo permitirá detectar las fortalezas y debilidades para ratificar o reajustar lo realizado según los resultados obtenidos, así como incluir lo que se estime pertinente.
En el período de una administración siempre van a quedar temas en el “debe”. El tiempo y diversas circunstancias impiden plasmar en hechos lo que se hubiera deseado concretar. Estoy satisfecha, pero en la educación nunca podemos estar conformes porque ello significaría inacción y la educación no puede permanecer estática en un mundo en donde el cambio es lo único permanente.
¿Cuáles son los cambios principales que se han podido observar en materia de educación y cuál sería la prioridad para los próximos años?
Los cambios fundamentales son la transformación educativa, que abarca mucho más que una transformación curricular. Se puso en marcha, por ejemplo, por primera vez en ANEP, un Plan Educativo Cultural. Hemos cumplido con nuestro objetivo de que la transformación curricular en su totalidad y a partir del 2025 se implementará en todos los grados de la educación obligatoria desde Educación Inicial (cuatro años) hasta la Educación Media Superior. Esta tarea comenzó en el 2020, en plena pandemia, donde Uruguay se destacó mundialmente por mantener la vinculación con los estudiantes en una tarea conjunta con Ceibal. Se sistematizó en todos los subsistemas la enseñanza por competencias. No existe una dicotomía entre contenidos de conocimientos y competencias desde que no pueden desarrollarse habilidades competenciales sin conocimiento.
Algo importante a destacar dentro de la transformación son los Centros María Espínola. Para los próximos años sería fundamental continuar con el proceso de transformación iniciado y monitorear los resultados para enfatizar las fortalezas y realizar acciones para subsanar las debilidades. En este sentido se creó un Observatorio sobre la Transformación Curricular. UTU amplió de manera notoria su oferta de cursos terciarios, brindando posibilidades laborales variadas a sus estudiantes. Nos enorgullece la participación de estudiantes uruguayos en eventos internacionales con una actuación destacada en la NASA, Olimpiadas Internacionales de Matemática y Astronomía, Química, Robótica.
Respecto a las prioridades para los próximos años, es necesario continuar con la transformación educativa, fortaleciendo y ajustando rumbos en función de un monitoreo continuo y priorizar como ejes transversales entre otros la educación en valores, jerarquizar y estimular la formación docente. También sensibilizar a toda la sociedad sobre el cumplimiento del principio de laicidad en al ámbito educativo e insistir en el trabajo por la inequidad y asistencia escolar. En lo personal, sustentamos una visión humanista de la educación en donde la familia es el primer ámbito educativo. Es imprescindible enseñar a decodificar la información que nos invade y a veces condiciona nuestras decisiones.
Una problemática es el aumento de las faltas de alumnos, tanto en educación primaria como secundaria. ¿A qué atribuye este hecho y cómo se podría revertir?
Resulta evidente que el estudiante que no asiste ve afectado su aprendizaje y ello tiene consecuencias en su vida a futuro. El art. 70 de la Constitución establece la obligatoriedad de la Enseñanza Primaria y Media. La Ley 18.437 dice que la Educación es un derecho humano fundamental y en su art. 7 establece su obligatoriedad a partir de los cuatro años. Cuando no se cumplen estos preceptos o se cumplen parcialmente, es necesario tomar acciones. En este sentido, ANEP ha analizado esta situación que preocupa, pero al mismo tiempo se han realizado acciones al respecto. Evidentemente, los resultados no son inmediatos y se trata de un tema multicausal. El sistema educativo realiza su trabajo, pero es una parte de una responsabilidad que va más allá de lo estrictamente Institucional.
Para enfrentar estas situaciones la Dirección General de Educación Inicial y Primaria estableció un plan de acción denominado “Asiste” para mejorar la asistencia. Entre las acciones para atender esta problemática ha habido una campaña de concientización de las familias. Partiendo de que es una problemática multicausal, la única forma de revertirla es a través de una fuerte sensibilización a nivel familiar y social sobre la trascendencia de la educación. Solo así los estudiantes de hoy podrán tener una vida plena logrando su bienestar lejos de caminos inciertos.
¿Qué consideración le merecen los resultados de las pruebas a estudiantes para docentes, en las que se observan serias carencias?
El informe reveló que una parte significativa de los estudiantes tiene bajos niveles de lectura y escritura al inicio de su formación. La consideración que ameritan los resultados, a mi criterio, es que son el efecto de múltiples causas, entre ellas una formación previa con debilidades. Frente a esto y al derecho de todos los estudiantes a continuar la educación terciaria y cumplir con sus aspiraciones se han implementado las medidas para que todos tengan la oportunidad de continuar sus estudios.
Se continúan observando grandes diferencias en los resultados entre los alumnos socialmente menos favorecidos y el resto. ¿Considera que es necesaria una gestión diferente en los centros de contexto crítico?
El tema de la inequidad estuvo presente desde el comienzo de esta administración y no es un problema nuevo. En nuestro Plan de Desarrollo Educativo 2024 se estableció como política “reducir la inequidad interna del sistema educativo y mejorar los aprendizajes de los estudiantes con foco en los sectores de mayor vulnerabilidad educativa y social”. Se aplicaron diferentes acciones al respecto, como el plan Avanza 2024, de educación media básica para jóvenes y adultos (con modalidades presencial y virtual) y el programa Anep en Acción Casavalle. Este es un polo educativo con distintas líneas de intervención y con una estrategia de trabajo compartido entre los distintos centros educativos.
La tasa de egreso en educación media de alumnos de entre 21 y 23 años ubica a Uruguay solamente por encima de Haití y Honduras en Latinoamérica. ¿Qué medidas se deberían tomar para intentar corregir estos números?
Si bien la tasa de egreso para alumnos entre 21 y 23 años ha aumentado, aunque no de manera significativa, es necesario seguir trabajando al respecto. Durante esta administración, Secundaria universalizó las tutorías a efectos de dar más apoyo a los estudiantes y así lograr mejores resultados. Queremos señalar que se aumentó la promoción en ciclo básico y bachillerato, disminuyó la desvinculación y aumentó la tasa de egreso de estudiantes de bachillerato. Creemos que la transformación educativa contribuirá en un plazo mediato a mejores resultados. Es necesario tener presente, y lo recalcamos, que los cambios en educación no se manifiestan de inmediato. Tenemos la convicción de que hemos iniciado un buen camino y esperamos que se obtengan los frutos anhelados. Para concretar esta aspiración, es imprescindible un compromiso del sistema educativo y de la sociedad toda. Vivimos en un contexto sistémico y la responsabilidad debe ser compartida entre todos los que promovemos y deseamos un lugar privilegiado de nuestros resultados educativos a nivel mundial.
¿Cómo observa el futuro del sistema educativo uruguayo, dada su vasta experiencia en él, hacia dónde considera que va?
El futuro será la impronta que la nueva administración le dé a lo realizado en el presente. Frente a esto, hay dos escenarios: uno posible y uno deseado. Mi escenario deseado es continuar con un proceso de mejora continua con base en las fortalezas y debilidades detectadas. Los cambios a nivel del estudiantado han sido muchos porque el mundo y la sociedad han cambiado. No se puede calificar de bueno o malo, cada momento histórico se enmarca en su propio contexto sociocultural. Pienso, no obstante, que el mayor cambio ha sido un desequilibrio entre derechos y deberes y una confusión de roles bajo el temor de que educar con límites es no respetar la autonomía del estudiante.
El estudiante es estudiante, el docente es docente, y el hogar debe seguir siendo el primer ámbito de contención y referencia. Lo importante es no perder de vista los valores que debemos transmitir para que la convivencia se impregne en la mente y el corazón de los educandos y así contribuir a una humanidad más humana.
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