Las recientes elecciones en Nacional dejaron varias conclusiones y haré un esfuerzo por explicarlas a los efectos de ver si coinciden conmigo.
Como se sabe, finalmente la dupla Ricardo Vairo-Flavio Perchman se impuso.
Por un lado, las elecciones en Nacional marcan un mandato de tres años con chance de reelección. El último presidente elegido había sido José Fuentes, quien falleció en el ejercicio de su presidencia, por lo que debió asumir el vicepresidente, Alejandro Balbi.
Por otro lado, el estatuto marca que quien gane las elecciones se queda automáticamente con 6 de los 11 cargos en la directiva, o sea que alcanza con ganar por un voto para tener mayoría automática. El espíritu de la ley es asegurar la gobernabilidad. Algo similar a lo que sucede a nivel de intendencias, en donde quien gana las elecciones tiene como mínimo la mitad de los ediles.
Por el contrario, en Peñarol, por ejemplo, la representatividad es proporcional. Fue así como, en las últimas elecciones de diciembre del año 2023, Nacho Ruglio empató 5 a 5 con Evaristo González y quedó Edgardo Novick con un cargo. La elección en votos la ganó por escaso margen Ruglio, fue reelecto y enseguida buscó alianza con Novick, a quien transformó en el secretario general, asegurando gobernabilidad a costa de un acuerdo con una lista opositora.
Esto no es necesario en Nacional por lo que ya dijimos. El sistema de Peñarol se parece más al sistema parlamentario de las elecciones de octubre, con la diferencia de que no hay balotaje.
Si bien mucho se ha hablado de que hoy por hoy nuestros grandes rondan los 100 mil socios cada uno, la realidad es que al menos en Nacional los pagantes son 60 mil. De ellos los que pueden votar superan por poco los 30 mil. Para ello hay que cumplir tres condiciones básicas: ser mayor de edad para poder votar, tener cinco años de antigüedad en los registros sociales y estar al día con la cuota.
De los 30 mil, votaron casi 13 mil, lo que significó un record histórico. Hay que decir que la cantidad de socios en estos tiempos supera por mucho lo que sucedía en el siglo XX. Ni siendo campeones del mundo nuestros grandes llegaban a los 30 mil socios en total, y la mayor parte del tiempo entre los años 60 y el año 2000 rondaban apenas los 15 mil socios. Por ello en elecciones con lucha electoral pocas veces se llegaba a tres mil votos.
Yendo a lo sucedido este sábado la elección tuvo algunas particularidades:
1) Dos de las tres fórmulas presidenciables tenían a sus líderes genuinos en el segundo lugar. Mientras José Decurnex buscaba ser elegido acompañado por Tatiana Villaverde, en las otras listas Perchman y el economista Eduardo Ache se refugiaron en el segundo lugar y dejaron la candidatura a la presidencia a Vairo y Gomensoro.
2) El sábado anterior se había votado en el interior del país con una urna por capital departamental. Se registraron 1600 votos y también hubo unos 500 votos epistolares desde el exterior.
3) En el Gran Parque Central se habilitaron 25 mesas con una particularidad que jamás habíamos visto: se podía votar en cualquier mesa. Eso dificultó el trabajo de boca de urna para poder proyectar comportamientos por fajas etarias o de tipo de socio, como ser vitalicio, honorario o simplemente activo. En otras elecciones eran insumos muy importantes para hacer proyecciones precisas.
4) Igualmente algunos datos se sospechaban y se fueron confirmando con el escrutinio final. Los votantes de mayor edad se inclinaron por el oficialismo, los más jóvenes por Vairo y Perchman, mientras que Gomensoro y Ache votaron mejor en el interior.
5) El clásico de elecciones lo ganó por poco margen Peñarol. En 2023 en Peñarol votaron 13.051 personas mientras en Nacional 2024 votaron 12.770 personas. Parejo, pero para consumo de los más fanáticos sirve de chicana en las discusiones de boliche.
6) Sobre el mediodía la Corte Electoral hizo desalojar a los periodistas que circulaban relativamente cerca de las mesas de votación. La verdad que en elecciones nacionales es más fácil estar cerca del voto de Lacalle Pou o Yamandú Orsi que el sábado en Nacional con los candidatos. También en octubre y noviembre los periodistas asistimos y relatamos en vivo a la apertura de las urnas y los sobres. En Nacional fue imposible acceder a eso y todo se hizo lento y largo más allá de la paridad. Eran apenas 13 mil votos, un papelón. Recién se supo sobre la medianoche quién ganaba. No hay justificación.
7) La lista ganadora tuvo 5123 votos contra 4904 de Decurnex y 2660 de Gomensoro.
8) El reparto de cargos determinó un claro 6, 3, 2 con dos hechos que dieron cierto dramatismo a la definición. Los votos en Montevideo fueron 10.500 y la ventaja de Vairo era de 192 votos quedando por escrutar 2100 del interior y exterior. Era poca la diferencia a favor de Vairo como para dar por terminado todo. Finalmente, la victoria de la lista 8 fue por 219 votos que significaron casi 2%. El otro hecho emocionante fue el conteo para ver si la lista 1971 conseguía uno o dos cargos, siendo que la duda se centraba nada menos en si Ache entraba o no. Finalmente entró.
9) Los porcentajes fueron 41% para el ganador, 39% para la segunda opción y 20 % para la tercera.
10) Las declaraciones previas y posteriores de los candidatos a presidente y vice dejaron claro en el caso de la lista 8, que fue la ganadora, quién será el líder. En algún punto se asemeja a los países que tienen presidente y primer ministro. Ricardo Vairo logra otra presidencia en su vida exitosa. Fue presidente de la Federación Uruguaya de Básquetbol, ahora presidía la Consubasket (la Conmebol del baloncesto) y finalmente abandona esto para encarar la presidencia de Nacional. Vairo presidirá el club que es mucho más que fútbol con muchos deportes, muchas categorías y muchas actividades, además de decenas de miles asociados que exigen una dedicación casi full time. Pero el hincha marca su voto por la pelotita de futbol, por el triunfo en cada campeonato que se juega. En ese tema el primer ministro será Flavio Perchman. Todos sabemos que el oficialismo perdió con el fracaso en el Uruguayo y la Copa Uruguay en una semana, cuando todo estaba pronto para que se votara.
11) Flavio es un personaje interesante y polémico. Hasta hace pocos días fue contratista y representante de muchos futbolistas importantes. Abandonó su empresa y dejó a cargo a su hijo. Para muchos no es algo aceptable, pero la masa social lo apoyó porque creo que la necesidad de triunfos hace que la tribuna más fervorosa reclame el apoyo de contratistas con contactos, a falta de dinero, para conseguir jugadores que ayuden a lograr los objetivos soñados. Hace algunas décadas, Paco Casal dijo que quería ser presidente de Peñarol y como representaba a los mejores jugadores los hinchas carboneros nunca vieron con malos ojos que eso pudiera hacerse realidad.
12) Nacional tiene entre sus 11 directivos a los tres candidatos a presidentes. Sería inteligente que un articulador como Vairo puede conseguir que Decurnex y Gomensoro aporten lo suyo. También están Balbi y Ache, pero todo indica que sus futuros están en cargos en AUF, Conmebol o FIFA. Creo los tres expresidentes son activos que Nacional debería cuidar ya que tienen muchos contactos internacionales importantes.
13) Quedó claro que criticar y demonizar a Tenfield no da votos. Ache hizo de su enfrentamiento encarnizado contra la empresa desde hace más de 20 años uno de sus argumentos para ser votado. A duras menos llegó al 20% y por muy poco no quedó fuera de los 11 directivos. Algo parecido pasó en Peñarol en la elección del año pasado. Los opositores usaron la frase de Ruglio, sacada de contexto, que decía “soy hincha de Tenfield” y no lograron evitar la reelección del presidente aurinegro con más votos que la primera vez, aumentando de 4 a 5 los cargos en directiva.
Insisto, no paga, no trae votos criticar a Tenfield. Es un discurso que ha quedado caduco y la gente se está dando cuenta de que no es cierto que todo pase por los derechos de TV. En el mundo los derechos significan un promedio de 30% del presupuesto de los clubes. En Uruguay, salvo los grandes, los demás pretenden que los derechos sean el 100% de sus ingresos ya que carecen de socios y venta de entradas suficientes para otra cosa. Ni hablar de merchandising. Pero en Nacional y Peñarol el discurso anti-Tenfield ya no convence a nadie.
Veremos que sucede en 2025 pero da la sensación de que habrá una gran lucha deportiva entre los grandes que será apasionante. Lo demás es puro cuento.
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