La polución de las ciudades, el estrés constante en un mundo dentro del cual la globalización entrenó una dinamización constante que hoy no para de evolucionar, son unos fenómenos y problemáticas que se mantienen dentro de los espacios urbanos contemporáneos. Esos factores motivaron claramente una parte de las poblaciones citadinas a acabar con la vida cotidiana citadina tradicional, y a veces con el modo de vida que procuró una parte de los ciudadanos.
El mundo rural, en donde la tasa de demografía seguía bajando desde numerosos años, empezó entonces a estar percibido como el lugar ideal para instalarse, lejos de un mundo urbano del cual una parte de la población francesa empezó a cansarse. ¿Cómo el fenómeno de neorruralismo logró a expenderse y a influir un parte de la población francesa a partir del principio de los años 70? Por medio de esta investigación se tratará en primer lugar de los comienzos de este fenómeno y de las razones que lo animaron, antes de abordar las consecuencias sobre las cuales se bifurcó. Por último, se precisará que los poderes públicos intentan hoy dinamizar y preservar esos nuevos espacios ejecutando unas políticas concretas.
Los espacios rurales franceses, todavía preservados de la polución urbana, ofrecen hoy varias ventajas medioambientales y económicas. Este atributo, puede precisamente explicar la decisión de un parte de los habitantes de los espacios urbanos, de decidir de mudarse a un lugar más alejado de la ciudad central. Esta decisión toma sus fuentes dentro de unos factores de orden sociológicos, que animaron unos ciudadanos a alejarse del lugar dentro del cual siempre vivieron.
Antes de todo, hay que precisar que el fenómeno de neorruralismo es un evento complejo. Contrariamente a lo que se puede pensar, no se resume en una simple decisión de un ciudadano de instalarse en el mundo rural. Algunos años tras del principio de este fenómeno, unos investigadores ya empezaron a distinguir una diversidad de los perfiles de población neorrural, con dos categorías principales.
Primeramente, se constató que un parte de la población urbana, que decidió por cualquier razón de instalarse en los espacios rurales, dejó únicamente de manera parcial su lugar de vida urbana inicial. En este caso, la deslocalización del lugar de vida no impactó profesionalmente a esas poblaciones neorrurales, cuyo éxodo tomó únicamente en cuenta el factor del alojamiento y no el del trabajo.
A lo largo del tiempo, se podía observar la llegada de una otra categoría de población a las convicciones idénticas a la primera generación, pero que añadieron también su profesión al proyecto. Por fin, se encontraron dos perfiles dentro de las poblaciones neorrurales.
Primeramente, los que dejaron los centros urbanos para instalarse en los campos sin que este cambio comprometiera su trabajo. Decidieron seguir trabajando en los espacios urbanos, mientras que su nuevo lugar de residencia era situado en los espacios rurales. Por otra parte, los que siguieron el mismo proceso, pero que decidieron deslocalizar su sitio de residencia hasta un espacio rural, con el objeto de recomenzar un nuevo proyecto profesional en el lugar al que migraron.
El primer caso mencionado hace referencia a los ciudadanos que decidieron huir del fenómeno de metropolización. En efecto, este último los motivó a mudarse hacia los espacios rurales sin cambiar de lugar de trabajo. Generalmente, esta categoría de ciudadano quería conservar y aplicar su modo de vida tradicional en el lugar a donde se situará su nueva residencia. Dentro de este caso, la movilidad hacia un espacio rural tuvo pocos impactos sobre el modo de vida de los nuevos habitantes, que conservaron una manera de pensar y de vivir casi igual a la que tuvieron cuando vivieron en un centro urbano. Esta tendencia puede explicarse por la conexión que siguieron conservando con el mundo urbano, por unas razones profesionales y a veces lucrativas. Al contrario, el segundo caso caracterizó más a un tipo de individuo que decidió mudarse a un espacio rural y que sabía instintivamente que tendría que adaptarse al modo de vida rural, social y profesionalmente, porque será confrontado a la ruralidad en el caso del trabajo y también en el de su vida privada.
Leo Graf, diplomado en Historia, licenciado en Geografía y Ordenamiento Territorial, máster de Formación en Geografía y Ordenamiento Territorial, especialidad en Turismo, Innovación y Transición del Instituto de Urbanismo y de Geografía Alpina (Grenoble, región Auvernia Ródano Alpes, Isère, Francia).
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