Recordando que se va a cumplir un año y medio desde el nombramiento como Doctora Honoris Causa por parte de la Universidad de la República a Hebe Rosa, y para conocer mejor la actualidad de esta manifestación artística, entrevistamos a la bailarina, coreógrafa, docente y performer Carolina Besuievsky.
¿Qué significó para ti que el 23 de junio de 2023 Hebe Rosa recibiera el título Doctora Honoris Causa por parte de la Universidad de la República, siendo la primera persona de la danza en recibirlo?
Estuve presente en ese momento de la entrega y fue una verdadera emoción presenciar el reconocimiento de parte de una institución como la Udelar a una persona como Hebe Rosa, que siempre fue una artista independiente de la danza moderna, que pudo transmitir la chispa de su pasión a mucha gente por mucho tiempo. Fue una fiesta, no solo porque estaban las nuevas generaciones de estudiantes de la Universidad y otras Instituciones de formación artística; sino también porque estuvieron presentes y aplaudiendo con mucho cariño artistas que han pasado por su escuela y por el ballet de cámara en los diversos momentos. Fue un hermoso encuentro entre colegas y compañeras con las cuales hemos compartido más de 12 o 13 años en la escuela, en producciones y en el ballet de cámara construido por Hebe Rosa.
Ella fue docente de docentes. Fue protagonista y fundadora en una época en que no había oferta de educación formal de la danza.
Muchas docentes que han dado mucho a la formación tanto independiente como en instituciones públicas de teatro y danza, así como también del interior del país, se formaron con Hebe Rosa. Durante los años 70, 80 y 90 en Montevideo solo había escuelas de danza moderna y contemporánea independientes y privadas. Su escuela ofrecía una formación que era muy integral, ya que brindaba cursos de técnica moderna, de ballet y espacios de improvisación y creación.
Al otorgarle la distinción se mencionó que forjó rasgos significativos de la danza moderna y contemporánea en Uruguay. ¿Fue una pionera en tal sentido?
Pienso que sí. Hebe Rosa fue una de las pioneras de la danza uruguaya. No estaba sola en eso, pero sembró terreno para mucha gente. Su interés por la integración de varias disciplinas artísticas en sus composiciones marcó un estilo.
Ahora hablemos de ti. Bailas desde los cinco años. ¿Cómo fue ese devenir de movimiento, juego y acción, incluida la gimnasia olímpica? ¿Los niños y niñas deberían experimentarlo en lugar de ver tantas pantallas?
Siempre me atrajo todo lo que implica movimiento, juego y acción. Hacía gimnasia olímpica, deporte y danza. Todo lo relacionado con el cuerpo humano, el juego y el trabajo en equipo me atraía y me sigue atrayendo. Creo que las pantallas en alguna medida hacen que la conexión y las experiencias físicas pasen primero por los ojos y el pensamiento. Eso hace perder jerarquía a otros niveles de conocimiento y de percepción que vienen desde lo sensible del cuerpo y que no está bueno olvidar, y que además son fundamentales en el crecimiento infantil en la construcción de identidad, de relación y de capacidad de escucha e intercambio.
¿Por qué la improvisación es fundamental en tu trabajo?
La improvisación escénica es una práctica que viene desarrollándose desde hace mucho tiempo y en cada época ha tenido una significación particular de acuerdo con el momento sociocultural histórico. En los últimos 26 años he focalizado mi trabajo en la composición e improvisación escénica como camino para la creación, como metodología didáctica y como herramienta de conocimiento en los procesos de investigación artística. Hoy me interesa situar la improvisación escénica como herramienta de conocimiento y práctica en equipos interdisciplinarios en procesos de creación. Esta metodología exige estar presente desde lo más esencial del ser humano, que es la escucha y lo concreto de la situación, dar la posibilidad de crear en conexión con el contexto.
Fundaste Babinka, Contradanza, etcétera, ¿por qué tienes predilección por los colectivos? ¿Tus metodologías abordan la creación desde espacios multidisciplinarios?
Cocreé y cogestioné cinco espacios de formación y creación en danza contemporánea en Montevideo: Babinka (1983-1987), dos espacios con el grupo Contradanza (desde 1988 a 1998) y La Pista (del 2001 al 2006). Actualmente cogestiono Fantástico 1490, ubicado en la Ciudad Vieja, un espacio de creación e investigación independiente en prácticas escénicas y visuales junto con un colectivo de artistas. Integro proyectos de creación con cineastas, músicos, artistas visuales, arquitectas, actores, actrices, matemáticos y escritoras. Trabajar en las fronteras de las disciplinas me resulta de gran interés porque siempre es un territorio de intercambio y en permanente movimiento. El acto de creación siempre es un acto colectivo, no es únicamente personal, sucede en un contexto y en un tiempo particular y siempre hay una relación. Mi herramienta de trabajo es la improvisación escénica. Práctica que tiene que ver, no solo con la libertad de posibilidades creativas, sino con la inteligencia que se construye cuando trabajamos junto a otros. Nos afectamos por algo con lo cual establecemos relación, y es la sustancia que sucede en esa relación la que va a determinar el acto creativo.
Como docente te desempeñaste en distintos ámbitos, entre ellos la EMAD, Sodre, IPA. ¿Qué debiste adaptar o aplicar según cada uno de esos espacios?
He podido vivenciar como docente el cambio entre la formación artística independiente a la docencia en arte Institucionalizada. Hoy sigo con proyectos independientes, pero mi trabajo se centra fundamentalmente en Instituciones Públicas de Formación artística, en algunas desde hace más de 10 y 15 años (EMAD, Enfas contemporáneo/tango) y en otras por contratos cortos (IPA y Udelar). Cada Institución tiene sus objetivos específicos y la información se transforma según los perfiles y dinámicas específicas de cada Institución. Eso me impulsó a seguir estudiando y me ha hecho flexibilizar e interpelar modos de transmitir información para habilitar la creación. En mi quehacer como docente en la mayoría de mis cursos es la de vincular la formación técnica con la creación y la investigación artística. Pongo mucho el foco en trabajos colaborativos entre grupos heterogéneos e interdisciplinares.
Trabajaste como coreógrafa en contacto con artistas del exterior y también como docente en el interior del país ¿Qué experiencias asimilas en cada instancia con desafíos tan diversos?
En el interior del país, trabajé sobre todo en la Escuela de Danza de Melo por más de 15 años consecutivos, junto con María Elvira Corbo realizamos muchas producciones artísticas con varias generaciones de bailarinas que pasaron por su escuela. Además, tuve la posibilidad de dar talleres y seminarios de especialización con grupos heterogéneos de artistas de varios departamentos del país. Fue siempre una experiencia muy interesante y de mucho aprendizaje; durante varios años se ha venido trabajando mucho y pienso que eso ahora ha cambiado para bien; aunque todavía cuesta un poco, pero hay mucha más conexión entre los artistas del interior entre sí, y observo que hay más cruces interdisciplinarios también.
En el exterior he trabajado en varios formatos, talleres, coproducciones, festivales, rodajes, y residencias. Fue y es muy importante el cruce con artistas de otros países. Para mí fue la columna vertebral de mi quehacer actual. Por suerte he viajado bastante por países latinoamericanos, europeos o ciudades de Estados Unidos a través de mi trabajo como bailarina, docente o artista creadora. Cada realidad, momento y contexto me brindaron mucha cosa. Es la experiencia de encuentros en territorios no habituales lo que fundamentalmente mueve. En el 2019 fui invitada a dar dos talleres a Nueva Delhi (India) y realmente encontré otra forma de relacionar el cuerpo y la creación: el grupo bien interesante. Cómo transmitir una información desde experiencias bastante diferentes a nivel relacionar fue un desafío que interpeló las prácticas que habitualmente hago como docente.
Tienes un título de psicóloga especializada en psicología social. ¿Aplicas algo de esta especialización en el trabajo corporal de investigación, de creación o de improvisación?
Mi formación en psicología social y grupal me ha proporcionado herramientas conceptuales y prácticas para el trabajo docente y de creación en equipos multidisciplinarios. En ese marco, fueron de particular importancia los conceptos provenientes de la Concepción Operativa de Grupos, un cuerpo teórico desarrollado en el Río de la Plata, que incorporó, a partir de la obra de Enrique Pichón-Rivière, la producción de conocimiento grupal al quehacer artístico como eje fundamental en sus dispositivos de enseñanza-aprendizaje. El panorama de la danza y la formación en danza está en constante cambio y ha evolucionado mucho con el surgimiento de varias Instituciones de formación artística. Al vincularse las prácticas de creación con la producción académica y al poder extender los límites de lo que entendemos por danza, se van creando nuevos horizontes que nos permiten actualizar los posibles sentidos del quehacer artístico a través del cuerpo, el movimiento y el espacio más conectado con el contexto social, con la vida cotidiana y con otros campos disciplinarios.
TE PUEDE INTERESAR: