El pueblo de Yapeyú, fundado en 1627, comenzó a organizar el espacio circundante inmediatamente después de un período de estabilización del asentamiento que duró hasta mediados del siglo XVII. Durante ese período fue estéril el esfuerzo de los misioneros por orientar el esfuerzo productivo hacia la agricultura. El origen de la explotación ganadera fue una vaquería formada con ganado cimarrón capturado entre los ríos Paraná y Uruguay posteriormente –en 1634– también se adquirieron reses en Corrientes. Estos animales fueron utilizados para conformar una vaquería propia hacia el Sur del centro urbano entre el arroyo Guabirabí y el río Miriñay.
Poco a poco los yapeyuanos se especializaron en la cría de ganado y comenzaron a formar estancias. Estas no constituían, precisamente, un establecimiento ganadero. Se trataba de la adaptación de un sitio limitado por elementos naturales como ríos o formaciones rocosas. En 1657 se fundó la estancia-reducción de San Andrés. Se trataba de la primera fundación de un asentamiento misional de indios yaros y en el mismo lugar se dispuso dejarles alrededor de 500 cabezas de ganado que los nómadas deberían cuidar. Pero un año después se produjo la disolución de la precaria fundación; la zona se mantendría como “la vaquería de Yapeyú”.
Esta vaquería se aumentaría con ganado cimarrón proveniente de la mesopotamia. Por un legado la Compañía de Jesús tenía derecho a la apropiación de este ganado y así lo hizo hasta casi el fin del siglo XVII. El último avance yapeyuano en los territorios de la Banda Occidental fue hasta el río Miriñay. Junto a él se consolidó la estancia de San Pedro y esta actuó como un portón de entrada al espacio misional yapeyuano. Hubo una segunda etapa de crecimiento localizada en la Banda Oriental. En 1657 se fundó una estancia, aparentemente, en la rinconada del Ibicuy. Su desarrollo estuvo íntimamente vinculado con la Vaquería del Mar. Hacia 1694 se iniciaría una tercera etapa también en esta banda. Por las disputas con las ciudades españolas, con los portugueses y en menor grado con otros europeos, se debió dejar de lado el uso de la Vaquería del Mar.
Entonces se utilizó como vaquería el espacio charrúa (bohan y guenoa) entre el Queguay y el río Negro. La estancia que estaba en la rinconada del Ibicuy se trasladó a la rinconada del Cuareim y se fundaron otras estancias y puestos de menor importancia a los cuales nos referiremos más adelante. La cuarta etapa comprende el período durante el cual tomó más importancia el espacio comprendido entre los ríos Queguay y Negro. este se utilizó para manejar –a salvo de los buscadores de cueros– el ganado cimarrón.
Después de la expulsión de los misioneros de la Compañía de Jesús se desplegó una quinta etapa de crecimiento hacia el Sur. Tuvo como gestor al teniente de gobernador Juan de San Martín, quien extendió hasta el arroyo Yeruá el límite de los territorios de Yapeyú en la Banda Occidental. También se perderían tierras. El pueblo de Asunción de Mbororé se había mudado en 1651 junto a Yapeyú por prevención de un ataque de los bandeirantes. En 1657 sus cacicazgos decidieron vivir separadamente y se les entregaron tierras yapeyuanas en la Banda Occidental hacia el Norte entre el río Aguapey y el arroyo Mbocarí. En la Banda Oriental también se les dieron tierras yapeyuanas al Norte del río Ibicuy, exceptuándose un área limitada por los arroyos Parirití y Tembetarí.
El pueblo de Yapeyú se había formado con cacicazgos de ambas orillas. La idea original de los jesuitas había sido fundar dos reducciones ubicadas una enfrente de la otra. Por eso hubo un primitivo pueblo de Candelaria en la desembocadura del Ibicuití. Al cambiar de idea, Candelaria se fundó nuevamente más al Norte pero algunos de sus cacicazgos pasaron a Yapeyú. El territorio que les correspondía a estos indios no fue inmediatamente utilizado. En un principio la amenaza de los bandeirantes produjo un uso restrictivo de las tierras. Después del combate del Mbororé (1641) los yapeyuanos realizaron algunas incursiones, pero hasta 1657 no se intentó ningún usufructo continuo. Recién en 1700, en medio de las guerras contra algunos grupos nómadas, se comenzó a mencionar oficialmente la extensión de la propiedad yapeyuana. Se definió como lindero Este el río Uruguay y Sur el río Queguay. No se especificó el límite del Norte ni el del Oeste.
Norberto Levinton, arquitecto y doctor en historia, es un erudito en la temática de las Misiones Guaraní-Jesuíticas y un profundo conocedor de los acervos documentales que conservan la historia de esta etapa crucial del pasado regional. Es autor de una voluminosa bibliografía sobre el tema.
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