“Es la inundación más grande que hemos tenido”, indicó a La Mañana Felipe Lago. De acuerdo con las permanentes recorridas que hizo tras el episodio, las precipitaciones habían afectado unas 40 hectáreas de arroz y 400 de soja de su producción.
Un fuerte aguacero que comenzó a las 5 de la mañana de este lunes y se extendió por varias horas, afectó caminos rurales y dejó bajo agua cultivos de arroz y de soja. Uno de ellos pertenece a Felipe Lago, quien desde este martes se encuentra desarrollando el desagote de las chacras para procurar tener el menor daño posible en su producción.
El productor explicó que esa acumulación de agua está relacionada con las crecidas de los arroyos Zapata y Sarandí y del río Tacuarí. Agregó que la peor parte se da un día después de las precipitaciones que es cuando crece, por ejemplo, el arroyo Zapata que tiene aguas que bajan de zonas más altas.
“Todavía tenemos arroz inundado y la soja ayer [lunes] estaba toda bajo agua”, señaló Lago, quien sostuvo que solo las plantas de soja más altas apenas se podían ver entre las aguas. En cuanto al arroz que fue tapado por el agua hay incertidumbre sobre qué sucederá, teniendo presente que estaba empezando a florecer.
Lago enfatizó que la situación más complicada es la de la soja, cuyas pérdidas para las plantas más maduras podrían rondar entre el 5% y 10% mientras que entre las más nuevas la cifra podría aumentar hasta el 15%. Pero “esperemos que no se lleguen a esos números”.
De acuerdo con su experiencia los excesos de lluvias en esta época del año han traído aparejado grandes pérdidas de cultivos. “Llegamos a tener chacras donde se murieron el 70%” de los cultivos, señaló el productor consultado. Agregó que esta situación es menos perjudicial que cuando llueven 300 milímetros en una semana debido a que en períodos tan largos con agua es cuando “la planta se empieza a pudrir”.
En el momento en que La Mañana mantenía contacto con el productor se le colocaba, a uno de los tractores, el rodado de lenteja para comenzar el desagote principal de las chacras. Hubo que esperar varias horas para que bajaran las aguas y se tuviera un panorama más claro de la zona, “porque si hay 100% de agua en las chacras es imposible entrar debido a que no se ve dónde están las partes más bajas”.
Por delante resta continuar con las tareas para volver a restaurar las taipas que fueron abiertas por la fuerza del agua y “que no llueva por varios días” para tener una mejor perspectiva sobre el estado de los cultivos.
La situación más complicada es la de la soja, cuyas pérdidas para las plantas más maduras podrían rondar entre el 5% y 10%, mientras que entre las más nuevas la cifra podría aumentar hasta el 15%
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