En los últimos tres años, el crecimiento del endeudamiento pasó del 4% a casi el 15% de promedio anual, dijo el Ec. Milton Ramallo: “No podemos esperar a estar en una etapa terminal para tomar medidas”.
El sector ganadero representa la mayor parte del crédito agropecuario, con una cifra de unos US$ 1200 millones, un total muy alto. Para entender su magnitud, basta considerar que en el arroz la deuda es de unos US$ 100 millones, dijo a La Mañana el Ec. Milton Ramallo, asesor de la Federación Rural.
El entrevistado precisó que cuando habla del productor rural se refiere al que vive del campo, que tiene su actividad principal en el campo o no tiene otro ingreso que la producción.
Productivamente, 2024 cerró “muy bien en varios rubros”, y en el caso de la ganadería los precios “se mantuvieron firmes”, comenzando 2025 con la misma firmeza, agregó. Sin embargo, la Federación Rural observó que “desde hace un par de años” el tema del endeudamiento ha dado señales de alerta que “comenzamos a ver de cerca cuando empezó el problema del dólar, porque el atraso cambiario fue un golpe fuerte. Veníamos de una sequía muy grande que llevó a asumir muchos créditos para hacer frente a los gastos que permitieran mantener el funcionamiento de los establecimientos, se asumieron corrimientos y créditos que se debieron pagar más adelante. Fueron medidas que sirvieron de respiro con la esperanza de pasar la sequía y mejorar los ingresos”.
“Después vino el problema del dólar con la baja que empezó a principios de 2022 y pasó de $ 44 a $ 39, donde se planchó por más de dos años. Ese desfase entre el dólar y el peso generó muchos problemas porque el productor seguía recibiendo lo mismo por su producción y en algún momento menos. La producción era la misma y no le daba para cubrir los gastos en pesos”, explicó Ramallo.
“A partir de ahí comenzó un crecimiento sostenido en el tiempo de la deuda. En los últimos tres años ese crecimiento fue del 14,8%, promedio anual; pero antes de estos tres últimos ejercicios el crecimiento era del 4%”.
El dólar “recién aumentó en los últimos seis meses, fue un período muy largo, dos años, con la inflación en dólares del 25 o 30%, y era muy difícil afrontar todos los costos de funcionamientos, que son en pesos: salarios, combustibles, energía eléctrica, impuestos. El impacto del peso en la matriz productiva de los costos es muy alto para lo que es cada establecimiento”.
Lo preocupante es que el ganadero “no es un sector que pueda realizar grandes inversiones en tecnología, como sí puede hacerse en los cultivos, donde se puede invertir fuerte en maquinaria, en herramientas tecnológicas para lograr mejoras a futuro. En la ganadería no es así, son períodos biológicos largos que hacen necesario mantener en el tiempo el funcionamiento y la inversión en el capital de trabajo para lograr resultados al final de esos períodos biológicos”, agregó.
Un contexto que empujó al endeudamiento
Consultado sobre cómo revertir el endeudamiento, Ramallo dijo que “no hay datos” sobre el vínculo del endeudamiento con “el dólar, el funcionamiento o la sequía”, pero “sí se puede hacer la lectura y decir que ese era el contexto del sector, en el cual la única forma de continuar el funcionamiento era por el endeudamiento. No había otra forma de paliar la sequía y atender el tema del dólar si no se incurría en el endeudamiento”.
La evolución del endeudamiento en el sector ganadero fue la siguiente: “En 2020 el endeudamiento era de US$ 700 millones; en 2021 subió a US$ 800 millones, una suba que no llamó la atención porque podía ser parte del crecimiento del rubro. Se mantuvo en US$ 800 millones hasta mediados de 2022, que fue la etapa en que el dólar dio un retroceso y el productor lo sintió”.
“Hay que entender que una cosa es una medida temporal, que puede ser un retroceso del dólar de seis meses, que es algo que todos esperaban, y otra cosa es que dure dos años, lo que nadie esperaba”, apuntó el economista. Esa permanencia del problema “desató una serie de situaciones complicadas” porque hubo que hacer frente “a gastos con ingresos insuficientes”.
Desde mediados de 2022 a hoy, el endeudamiento subió de forma continua hasta casi US$ 1200 millones, “es decir, un incremento del 50%; crecimiento que es el mismo 14,8% anualizado. Es un crecimiento vertiginoso y a un volumen que llama la atención”.
Con los cultivos, el sector agrícola tiene una realidad “distinta”, porque “una buena cosecha permite alivianar el peso de la deuda que se tenga, pero en ganadería, la misma estabilidad hace difícil bajar esos niveles y estar cerca de los US$ 1200 millones en los últimos años es una alerta que hay que mirar de cerca. No podemos esperar a estar en una etapa terminal para tomar medidas”, advirtió.
Morosidad baja, pero que se duplicó
Respecto a la morosidad, Ramallo dijo que “sigue baja, pero con un crecimiento importante: del 1% el año pasado pasó al 2%, o sea el doble. En las cifras es insignificante, pero si el crecimiento se repite el año que viene, llega a un 3% y la tendencia continúa, puede ser otra alerta de una situación cada vez más compleja”.
¿Hasta qué punto una mora puede ser tolerable? Nuestro entrevistado dijo que en los distintos sectores del agro hay diferentes niveles de atraso “y el del ganadero es bajo” frente a los que tienen tasas de 5% u 8%, pero la agricultura tiene ciclos productivos distintos y manejan otros volúmenes de deuda, por lo que el impacto de la morosidad es diferente.
Otro factor es la concentración: “En el sector ganadero el endeudamiento está más distribuido en función de la cantidad de productores que existen, mientras que en otras áreas productivas hay mayor concentración”.
Cómo se sale del aumento del endeudamiento y la mora
El costo de funcionamiento del sector rural “siempre es un tema complejo” y se ha discutido la posibilidad de tomar medidas en el combustible, la energía y otras variables”. Además, la deuda tan alta “puede ser una muestra de que los costos hacen que cada vez sea más duro que el productor pueda seguir adelante sin tener que asumir un endeudamiento”.
Para encontrar una solución, “las diferentes partes de la cadena productiva deben dialogar y ponerse de acuerdo en las medidas que se van a tomar, porque esto es como un goteo que aumenta cada año que pasa”, reflexionó Ramallo.
Otro punto de análisis mencionado es que “hay rubros que tienen un endeudamiento mayor al que se ve en el sistema bancario porque se asumen compromisos entre privados, con proveedores, y eso amplía el problema, que cuando se detecta y se quiere actuar sobre él se constata que en realidad nos enfrentamos a una dificultad mucho más grande”.
Ramallo insistió en que “como país tenemos que asumir que estamos en esa situación, debemos tomar conciencia y empezar a tomar las medidas correspondientes, sin esperar a que el sistema productivo colapse para después ver qué hacemos”.
La realidad es que el endeudamiento “es la medida que se toma cuando no se logran alternativas de funcionamiento, salvo asumiendo créditos. Cuando una empresa toma un endeudamiento lo hace porque tiene la expectativa de que más adelante mejorará su ingreso. Si esa mejora esperada no se logra, el endeudamiento sigue, se prolonga en el tiempo o aumenta”.
Atraso cambiario, ¿es viable solucionarlo?
También es un tema preocupante del sector productivo el atraso cambiario, ya mencionado por el Ec. Ramallo.
Sobre ello dijo que se debe observar qué hace el nuevo gobierno que asumirá en marzo. “Lo que se escucha antes o después de ser gobierno no es lo mismo, así que hay que esperar para conocer los lineamientos y el funcionamiento, esa es la expectativa y la incertidumbre para ver cuáles van a ser las nuevas reglas de juego”.
“El ciclo productivo no va a cambiar y los costos van a seguir estando ahí”, así que mientras “se habla de muchos temas a la vez, el sector debe prestar atención a los lineamientos nuevos, y cuando se designen y asuman las nuevas autoridades se deberá plantear la realidad del sector y decirles que necesitamos hacer algo para continuar con el país en marcha”.
Por el momento, el censo agropecuario mostró que “seguimos con la misma tendencia de tener cada vez menos productores y esa disminución refleja lo que estamos hablando: que es muy difícil seguir adelante si no tengo escala y si no crezco en tamaño”.
Ese crecimiento del tamaño es un tema recurrente, “se dice que los productores chicos cada vez son menos, y si son menos es porque los costos cada vez son mayores. Cuando se amplía el tamaño en cualquier rubro, la mayor capacidad licúa o diluye los costos fijos, por tanto, si lo que se necesita es tener cada vez más tamaño para diluir costos, el tema es que hay problemas de costos y no de funcionamiento”, sostuvo.
“No es que el chico sea improductivo o que el grande sea mejor que el chico, el tema es que al chico la estructura de costos no le permite moverse ni evolucionar, y termina siendo absorbido por los más grandes, que tienen mayor capacidad y tecnología”.
En definitiva, “todas las consecuencias conducen a las mismas causas: lo duro que es producir en Uruguay”, concluyó.
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